A finales del año pasado, la FAO presentó su informe anual (Investing in Agriculture for a better future ) sobre el estado de la alimentación y la agricultura en el mundo.
En esta oportunidad, la entidad internacional centró su análisis en la importancia que tiene la inversión para el desarrollo de la agricultura.
Adicionalmente, y de cara a los importantes retos que el sector tiene hacia el futuro, se destaca lo fundamental y necesario que resulta para los distintos países crear un clima favorable para impulsar la inversión privada en el campo.
El informe considera que la inversión en agricultura constituye una de las estrategias más efectivas para reducir la pobreza y el hambre y para promover la sostenibilidad ambiental.
Al revisar exhaustivamente la información disponible a nivel mundial sobre la inversión (privada, pública y la correspondiente a la cooperación internacional) en el sector agropecuario, se encuentra que, de lejos, la principal fuente de la misma es la realizada por los productores directamente en sus predios.
Este resultado lleva a la FAO a plantear que los productores agropecuarios, sin distingo de tamaño, son esenciales para cualquier estrategia que busque incrementar la inversión en la agricultura. Sin embargo, para que ello se haga realidad, los gobiernos tienen que crear un entorno adecuado para que fluya la inversión privada hacia el sector.
Diversos factores de orden político o normativo, como los altos niveles de corrupción o la precariedad en los derechos de propiedad, o de orden económico, como las medidas comerciales arbitrarias o los altos niveles impositivos en el sector, llevan a que los niveles de apoyo gubernamental al sector sean poco eficientes y eficaces, al tiempo que generan desconfianza y desánimo por parte de los agricultores para invertir en las actividades agropecuarias.
Por tal razón, en su informe, la FAO hace énfasis en lo importante que resulta para los gobiernos dedicar sus mejores esfuerzos para establecer las reglas de juego y desarrollar las capacidades técnicas y humanas necesarias para asegurar y mantener un ambiente que estimule y soporte la inversión sectorial.
La creación de este ambiente, aunque indispensable, no es suficiente para asegurar que los pequeños productores sigan una ruta de inversión que mantenga niveles de producción adecuados. Tampoco es garantía de que las grandes inversiones privadas estén acordes con los objetivos socialmente deseables.
Esto debe llevar a que los gobiernos establezcan políticas e instituciones que les permitan a los pequeños productores superar las barreras que les impiden alcanzar niveles de ahorro y de acceso a activos y a servicios productivos que les aseguren mayores flujos de inversión. Estos flujos deberán revertir en mayores niveles de progreso y bienestar para los hogares de los pequeños productores.
Según la FAO, a los gobiernos también les corresponde dirigir la inversión estatal hacia la provisión de aquellos bienes públicos que aseguran altos retornos económicos y sociales. Es el caso de la investigación agrícola, las vías rurales y la educación en el campo. Finalmente, es claro que los subsidios y los apoyos estatales no constituyen el mejor uso de los recursos públicos.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
