Desde que se levanta, Felipe piensa en el planeta. Hace ya varios años que cortó su relación con los productos químicos y que se vuelve casi loco cuando sale a la calle y ve tanta basura. "Yo limpiando y todo el mundo ensuciando".
Felipe Guerra es un hombre totalmente ecológico. Sin dudarlo. Todo comenzó hace unos diez años, cuando le ayudó a su hermana, que estudió Ecología, a hacer un trabajo de la universidad sobre el reciclaje. Y fue tanto el encarrete, que ahora su vida gira en torno a cuidar el planeta y hacer proyectos para trabajar con los demás, incluso sino le va tan bien.
Lo hace consciente y con conocimiento de causa. Desde cursos por internet, hasta estudiar Permacultura en Estados Unidos. Explica el concepto: "Es el diseño de hábitat para la sostenibilidad, el cuidado de la tierra y de la gente".
Y aunque su idea con su vida y con su proyecto Nutriclaje es hacer pedagogía y enseñar, entre otras cosas, la cultura de la no basura, en su casa todo se aplica.
Para los dientes, el limoncillo o la ceniza, que hasta se los blanquea. "Hay que investigar mucho y preguntarle a los que saben, a los ancianos, cómo lo hacían hace años. Es educarme para salirme del ciclo vicioso".
Para el desayuno, lo que la finca le pueda dar. Por eso gallinas y patos, sin contar el recorrido: ha sembrado piña, pepino, tomate, uchuva, papayo, remolacha, albahaca y la lista la va diciendo mientras muestra las pequeñas maticas que empiezan a crecer. Eso porque a su nuevo hogar llegó hace seis meses. Todo lo recicla o lo usa, tanto que aspira a hacer su propio champú. "Esta camisa era muy linda y ya se me gastó. Ahora me sirve para hacer trapitos".
El agua viene de la cascada, así que es natural, y la limpia con un filtro de piedra. Y la que sale del lavaplatos y el baño, va para el humedal. "Mirá la belleza de banano que crece aquí", señala el lugar adonde llegan los desechos del baño.
Todo va en un ciclo y cada rincón es un lugar para cuidar el planeta y una consigna de volver todo tierra, porque dice él, de allí viene todo.
Se le escuchan con constancia palabras como compostaje, reciclaje y hacer cosas naturales.
Su consejo para cuidar la Tierra empieza por "bajarle al estilo de vida y pensar qué estoy haciendo para cuidar el planeta. Puedo montar en bicicleta, tener el carro en gas, captar el agua lluvia, por lo menos para los baños. Solo yo soy responsable de mis actos".
Felipe habla mientras va filtrando el café, que acabó de secar, de pelar, de tostar y de moler. Le echa panela. Eso al tiempo que su amigo Juan Esteban, con quien vive, muele el maíz para las arepas.
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