Es como si Pamela hubiese sido elegida para difundir un mensaje de amor venido del más allá. Los 20 años de la muerte de Andrés Escobar Saldarriaga y la actuación de la Selección Colombia en el Mundial de Brasil-2014 tocaron su corazón, y decidió romper el silencio.
Ella, quien llevaba cinco años de noviazgo con el inmolado futbolista en el momento de su asesinato, que continúa creciendo como profesional (odontóloga), que venció una grave enfermedad, que se volvió a enamorar y asegura sentirse "una mujer superada", había eludido los medios de comunicación porque una vez, luego de abrirle su casa a un canal internacional de televisión, porque le iban a hacer un homenaje a Andrés, se sintió traicionada.
Y es que al verse en ese documental en el que hicieron un paralelo entre los dos Escobar, Andrés y Pablo, del que nunca la hablaron y en el que ella apareció porque tras muchos ruegos le dijeron que si aceptaba dar una entrevista ellos harían una donación para la Fundación Fútbol con Corazón que, asegura, tampoco cumplieron, se sintió "aporreada y llena de desconfianza".
Sentada en su consultorio, cuya imagen corporativa está basada en un diamante, Pamela Cascardo Ramírez dice con voz suave que su intención es unirse al homenaje al Caballero de las Canchas, y compartir con la gente todo lo positivo que le quedó de él. "Todos los días lo siento y recuerdo todo lo que me enseñó".
No le gusta hablar de ese trágico 2 de julio de 1994, pues asegura que esa parte ya salió de su alma y de su corazón. Pero siente tristeza porque, añade, "aquí se cometen muchas injusticias; si pasó con una persona que adoraban en el país, qué sucederá con los que no tienen recursos ni para pagar un abogado y tienen que quedarse con ese dolor".
De Andrés, en principio, resalta la generosidad. Lo comprobó después de su muerte cuando recibió múltiples mensajes de entidades de beneficencia a las que el "2" apoyó sin contarle a nadie. "Él me enseñó que uno no debe dar lo que le sobre, sino lo que le nace del corazón, algo que valore y no sea fácil de entregar. Andrés sí aplicó bien eso que dice que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha".
Pamela, a quien el país "bautizó" la Novia de Andrés, y cuyo título lleva con honor, confiesa que la vida le cambió mucho, pero que ese dolor le enseñó a ser fuerte y a enfrentar las batallas de la vida con grandeza, "con esa grandeza que él siempre mostró".
Sus ojos negros brillan mientras sonríe al sentirse privilegiada por haber compartido con un ser transparente, detallista y alegre. "Mientras más me acuerdo de lo que me enseñó, más feliz me pongo -relata la mujer de 46 años-. Cuando uno ha sido víctima de la violencia hay algo que queda en la mente y el corazón que es difícil de sacar, pero hoy, 20 años después, puedo decir que me siento sana".
La inspiró la Selección
Hace dos décadas, Pamela no tenía contacto tan directo con el fútbol. Escasamente había visto por televisión uno que otro partido de los equipos que dirigió su excuñado Santiago Escobar, como respaldo a una familia a la que le guarda mucho cariño y con la que sigue en contacto.
Pero este año, dice, sintió una atracción especial por el entusiasmo que despertaba en la gente la Selección Colombia en los centros comerciales y en toda la ciudad. Algo parecido a lo que se experimentó previo al Mundial de 1994, cuando los aficionados se volcaron a apoyar al conjunto que estuvo en Estados Unidos. "Me dije, tengo que ver eso, es algo que ya viví, y me llevé una grata sorpresa".
Para esta paisa el conjunto que acaba de regresar de Brasil y que cumplió la mejor campaña del balompié nacional en la historia de los mundiales tiene una magia especial. "Esta Selección de ahora es lo que Andrés era: sin egoísmo, positiva, con convicción y lucha. Me dejó una impresión bonita porque juega en equipo, tiene jugadores que comparten todo, hay unión, es un grupo como debe ser".
Añade que el fútbol colombiano debe seguir este camino, cultivar el juego con amor, que no se haga solo en busca de una compensación económica y para despertar pasiones, sino que mueva a toda una nación en la que los niños y jóvenes hagan deporte, y se deje de lado la violencia.
Este grupo de gladiadores llenos de talento la sensibilizó para coincidir con Sachi Escobar en que Andrés estaría feliz al ver el plantel que ahora orienta el argentino José Pekerman.
La actitud, la alegría, la entrega en lo que hace y calidad de James Rodríguez, y el futuro que proyecta, le hacen rememorar al ídolo que tuvo al lado y que a pesar de tanto tiempo de ausencia sigue aportando valores entre las nuevas generaciones.
Descubriendo la Unidad
Pamela nunca visitó la tumba de Andrés en Campos de Paz. No es amiga de llevar flores a estos sitios, pues dice que el amor se lleva en el corazón, en los buenos recuerdos.
Tampoco conocía la unidad deportiva de Belén, que lleva el nombre de Andrés Escobar, pero la semana pasada una fuerza especial la llevó hasta allí. Le dijo a un amigo que la acompañara y después de un rato se quedó sola allí. Recorrió el lugar y quedó maravillada con la cantidad de personas disfrutando del deporte gratuitamente. Se reencontró con el monumento que ella solo había visto cuando el escultor le estaba dando forma y le pidió asesoría para mejorar los rasgos de la cara.
Y se fue pensando que allí, en Belén, se podría construir un pequeño museo de Andrés, y destinar en obras sociales el dinero que recolecte de los visitantes. Especialmente para ayudar a niños de escasos recursos económicos que necesiten tratamientos de salud.
También estuvo en la Iglesia de Calasanz, a donde iba con Andrés en la Semana Santa, y en la que está el osario con los restos del futbolista que la violencia le arrebató al país. El hombre que con su ejemplo le enseñó a luchar por los ideales, a sobreponerse a las adversidades, a tener disciplina, a rehacer su vida y a luchar por un mejor país.
Y la inspiración para transmitir su mensaje, que es legado, fueron los homenajes al ídolo y el juego de la Selección. Seguramente Andrés estará feliz.
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