Situaciones extremas requieren medidas similares. Es el caso de la violencia en el fútbol que ya se desbordó y se les salió de las manos a las autoridades, hinchas y clubes profesionales.
Ayer, la Alcaldía de Bogotá suspendió el clásico entre Millonarios y Nacional, luego del asesinato de Carlos Andrés Medellín y Carlos Rodríguez, dos hinchas del equipo antioqueño.
Este hecho motivó una profunda reflexión de todos los entes de la sociedad colombiana, en un intento desesperado por reconstruir el tejido social de este deporte. Y es que son 10 muertos en los últimos 9 meses por problemas entre barras.
El alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria Correa, apoyó la decisión de su homólogo capitalino Gustavo Petro y dijo que si en esta ciudad se presenta otro hecho similar al de Bogotá o a los que sucedieron en el pasado clásico entre verdes y rojos, no le temblará la mano para tomar sanciones drásticas. "De seguirse presentando acciones violentas en el fútbol, actuaremos con la suspensión, el cierre de tribunas o el cierre definitivo del estadio".
Según el mandatario, esta problemática se convirtió en una enfermedad: "haremos lo necesario para evitar que esa epidemia de violencia acabe con un homenaje a la vida que tiene que ser el fútbol".
En Medellín se presentaron desmanes en el último clásico regional. Esto originó que el Comité Local de Seguridad, Convivencia y Comodidad para el Fútbol prolongara dos fechas de cierre para las tribunas norte y sur en los partidos del DIM, y la Dimayor sancionó a la institución roja con dos fechas a puerta cerrada, medida que se ha presentado en varias ocasiones para ambos clubes.
En esos desmanes no se llegó al asesinato de hinchas. De ahí que las autoridades locales sostengan que lo sucedido en Bogotá reviste una mayor gravedad y por ende, la decisión de la Alcaldía de esa ciudad fue la acertada.
El secretario de Gobierno de Medellín, Jorge Mejía reconoció la gravedad de lo que sucede en el área metropolitana, pero reiteró que la situación en la capital aún no se presenta acá.
Otro que se mostró sorprendido por la magnitud de la problemática fue el técnico de Nacional, Juan Carlos Osorio, quien canceló el viaje a Bogotá y aguardó a los futbolistas que regresaron. "Es lamentable. Ningún espectáculo y menos el fútbol da pie para que haya este tipo de violencia".
Osorio, como otras voces del fútbol y la sociedad, pidió mayor firmeza para evitar que se sigan repitiendo estos actos. "Ojalá haya medidas extremas para erradicar este problema".
El mayor Andrés Segura, de la Policía Metropolitana, encargado de los dispositivos de seguridad en partidos de riesgo en el Atanasio, plantea cuatro soluciones. Dice que hay que arrancar en los colegios y universidades haciendo un trabajo enfocado en la reconciliación. También que se deben tener las herramientas para infiltrar a la Policía dentro de las barras y así poder identificar a los que lideran este tipo de hechos lamentables.
Agrega que hay necesidad de que los clubes se vinculen en iniciativas sociales: "que jugadores de Medellín y Nacional vayan juntos a esos barrios y que la gente vea que entre ellos hay hermandad". Por último, dice que hay que establecer un veto de por vida a los revoltosos para que no entren a ningún estadio del país.
La concejal Aura Marleny Arcila hizo un llamado para que los clubes y el Estado tengan un mayor compromiso. "Hay que personalizar la boletería y para eso se necesita tecnología, aprovechar el código de barras de la cédula para verificar que la persona a quién se le vendió la boleta sea la misma que entra".
El director de la Policía Nacional, general Rodolfo Palomino, ofreció una recompensa de 15 millones de pesos para dar con los responsables de los últimos hechos.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
