El viaje del Papa Benedicto XVI al Reino Unido marca un hito importante en las relaciones entre Inglaterra y el Vaticano, ya que la Reina Isabel II le ha dado el rango de visita de Estado, a pesar de no tratarse de una gira política, sino de carácter pastoral. Es la primera visita de un Pontífice Romano considerada en esta categoría de Estado, desde que Enrique VIII rompiera con la Iglesia católica en 1534. Es importante resaltar que el Papa no dudó en realizar su visita, no obstante las manifestaciones que algunos pocos realizaron contra su presencia en la Gran Bretaña. Benedicto XVI consideró que el Reino Unido tiene una gran experiencia en la lucha contra la miseria, la pobreza, la enfermedad y las drogas, y a favor de la paz en el mundo, y que las dos iglesias, la Católica y la Anglicana "son el instrumento de Cristo para propagar el Evangelio y que la prioridad es Cristo, razón para no verse como competencia".
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