En la Funeraria Gaviria, al norte de Bogotá, reposan momentáneamente los restos mortales del presentador Fernando González Pacheco, quien en la noche del pasado martes murió víctima de una afección respiratoria.
Cientos de curiosos se reunieron alrededor del centro de velación para darle el último adiós a quien fuera un ícono de la televisión colombiana, pese a que no nació en este país.
Pacheco, querido por todos, es velado en medio de una profunda tranquilidad. Su cuerpo sin vida reposa en la sala 5 rodeado de algunos familiares y compañeros de trabajo. Allí no hay llantos ni lamentos, pareciera que los asistentes entendieran que eso es lo que necesitaba el artista, descansar después de cinco años de batallar contra una penosa enfermedad cardiorespiratoria.
Al lugar llegó un amigo personal, Mario Ruiz, hijo del reconocido actor Álvaro Ruiz, uno de las personas más cercanas a don Fernando, el cual conoció durante los inicios de la televisión colombiana hasta su fallecimiento en el 2001.
Para el actor, su padre y Pacheco por fin descansan juntos, haciendo de las suyas en el paraíso: "yo creo que ahora están abrazados en el cielo, mirándonos y mandándonos todo su amor".
A Mario y a Pacheco los unió más que una amistad, incluso llegaron a ser familiares políticos.
"Fuimos muy cercanos, primero por la amistad que tenía con mi padre, pero luego nos empezaron a unir muchas más cosas, Santa Fe por ejemplo, y me acuerdo que él tenía una prima de Liliana, su esposa, quien fue novia mía y vivía con ellos, por lo que lo hizo mi suegro por un tiempo", contó nostálgico Ruiz.
En la funeraria también se notó la presencia del presentador Jota Mario Valencia, compañero de labores en diversas oportunidades, quien no escondió su profunda tristeza por esta partida, que representa una pérdida enorme para la pantalla chica, debido a sus grandes aportes.
A esta despedida se unió el reconocido payaso Tuerquita, Alberto Moya, quien compartió con Pacheco grandes momentos en el programa Animalandia, proyecto infantil insignia de la televisión nacional.
Por este centro se vio también en los pasillos a una voz muy importante de la radio colombiana, Alberto Piedrahíta Pacheco, El Padrino, quien tuvo la oportunidad de compartir momentos muy especiales con el colombo-español y quien no dudó en expresar su profunda admiración por él.
"Un hombre que nació para la radio y la televisión, todo un profesional que cautivó a niños y grandes, su recuerdo quedará en todos nosotros, nunca habrá alguien como él", dijo.
La familia del fallecido artista quiso manejar su funeral con total hermetismo, al no permitir acceso a la prensa a la sala de velación y al abstenerse al dar declaraciones.
Sólo unos pocos tuvieron la oportunidad de estar cerca de Fernando González, a quien últimamente se le veía en una silla de ruedas, con un tanque de oxígeno, luego de ser uno de los personajes más alegres y vivos del país. Su sala de velación fue todo lo contrario, pequeña, en silencio, sobria e inundada con decenas de flores, muestra de todo el cariño que siente un país que lo adoptó como su hijo.
El cuerpo sin vida de Pacheco permanecerá en la Funeraria Gaviria hasta este jueves en la mañana, cuando sea trasladado a la iglesia del Gimnasio Moderno, donde sobre las 11:00 a.m. se dará inició a la eucaristía de despedida, para luego ser llevado al cementerio de Jardines de Paz, al norte de la capital, donde será cremado.
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