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78 teléfonos públicos fueron vigilados para capturar a "Tuto"

  • FOTO CORTESÍA
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11 de junio de 2014
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El máximo cabecilla delincuencial del municipio de Itagüí sabía que para las autoridades era un trofeo de altísimo valor. Por eso, “Tuto” desconfiaba de todo el mundo, a veces prefería andar solo y jamás empleaba un celular para llamar a su gente.

Un grupo especial de la Dirección Antinarcóticos viajó de Bogotá a Medellín, a principios de este año, y comenzó a seguirle la pista. Muchas personas hablaban del terror que este hombre les provocaba, aunque nadie se atrevía a denunciarlo, pues afirmaban que tenía redes de corrupción en los organismos judiciales, funcionarios que le avisaban cuando alguien lo delataba.

El caso, según fuentes oficiales, comenzó a destrabarse cuando un antiguo socio de “Tuto”, preso en la cárcel y con resentimiento hacia el cabecilla, empezó a dar pistas sobre sus movimientos y hombres de confianza.

Y entonces no valieron los rezos de magia negra que el perseguido solía hacerse, para que los investigadores identificaran su manera de comunicarse: llamadas desde teléfonos públicos de moneda, la misma táctica que empleaba el último gran capo del narcotráfico colombiano, Daniel “el Loco” Barrera, capturado en Venezuela.

Los policías detectaron que hacía llamadas desde El Poblado, Castilla, el Centro y hasta del municipio de Rionegro.

En total fueron 78 teléfonos de moneda referenciados, sobre los cuales comenzó a hacerse un monitoreo, pues “Tuto” no tardaba más de 5 minutos en la bocina, y cuando se armaba el operativo de captura, ya él iba lejos.
 
Ascenso en el crimen
De acuerdo con los archivos policiales, este personaje al parecer se inició en el mundo delincuencial como cabecilla del combo “la Raya”, que opera en el barrio San Fernando de Itagüí y la comuna de Guayabal. En esa actividad ilegal lo secundaron sus hermanos, alias “el Burro”, “Monopepe” y “Eduardo”.

La estructura se dedica al cobro de vacunas extorsivas, el tráfico de drogas, desplazamiento forzado, amenazas, sicariato y desapariciones, entre otras conductas delictivas. 

“Tuto” se desmovilizó del bloque Héroes de Granada de las autodefensas y la muerte o captura de sus jefes, entre ellos “el Cebollero”, “don Pepe” y “el Tigre”, permitió su ascenso en la línea de sucesión de la “Odín La Unión” (Organización Delincuencial Integrada al Narcotráfico) y la “Odín Belén”, extendiendo sus redes a todo Itagüí, Caldas, La Estrella y Belén.

De igual manera, según el dosier policial, hoy por hoy era uno de los hombres fuertes de la organización mafiosa “la Oficina”, participando de las decisiones que rigen el bajo mundo del Valle de Aburrá, como el sonado pacto con “los Urabeños” para repartirse los negocios clandestinos y reducir las confrontaciones de combos en el área.
 
La última llamada
A eso de las 9:00 de la noche del martes, se activó uno de los teléfonos públicos que Antinarcóticos tenía referenciados. “Tuto” estaba haciendo una llamada en la esquina de la calle 96 con la carrera 68, del barrio Castilla.

Esta vez el operativo fue veloz. Los investigadores vestidos de civil se acercaron y lo sorprendieron en compañía de una muchacha. El cabecilla pensó que lo iban a matar, hasta que vio que los desconocidos se ponían chaquetas verde fosforescente y se identificaron como policías.

Quiso engañarlos y presentó una cédula adulterada, a nombre de Wilson Cardona Bustamante. Luego exclamó: “¿Ustedes vienen de Bogotá? ¡Ahhh, ya perdí!”. Mientras le apretaban las esposas, dos motocicletas de alto cilindraje KMX660 y un automóvil Aveo, que presuntamente lo escoltaban a la distancia, emprendieron la huida.

En la reseña judicial, confesó su verdadero nombre, Didier de Jesús Ríos López, y contó que a veces se movía solo, empleando taxis o buses de servicio público.

Le notificaron que en su contra había una orden de captura por homicidio y concierto para delinquir agravado, y que ahora le sumarían el cargo de falsedad en documento público.

Las autoridades le documentaron 13 asesinatos en los que al parecer habría participado, aunque la información de las víctimas apunta a que fueron más de 70, perpetrados en su mayoría durante la guerra interna de “la Oficina”, que desangró a Itagüí y al área metropolitana entre 2008 y 2011.

En los calabozos de la Sijín, “Tuto” tuvo la oportunidad de hacer otra llamada. Esta vez no era para sus mujeres o lugartenientes, sino a su abogado, para que lo acompañe en el estrado del Palacio de Justicia.

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