Las bicicletas GW están hechas para ganadores y el catálogo de pedalistas que las han utilizado demuestra que ese lema, más que un eslogan de marca, es una realidad. La empresa paisa es la creadora de los marcos con los que Mariana Pajón ha acumulado sus podios olímpicos y mundiales y de los caballitos de carbono o aluminio que también llevaron al triunfo a Carlos Ramírez y Carlos Oquendo.
Esos éxitos son más que un patrocinio de una marca a un ciclista, sino que son la base mediante la que la compañía crea bicicletas en una triada con el deportista y la academia, con la UPB, para desarrollar un producto a la medida de los campeones. “La sinergia con los deportistas y las universidades nos ha llevado a donde estamos ahora”, cuenta el gerente Jorge Hernán Aristizábal, hijo del fundador.
GW no anda sola. Esa firma es una de las tres líneas de negocio de HA Bicicletas, la compañía que comenzó en 1958 cuando el estudiante de Contaduría, Hernán Aristizábal, empezó a importar repuestos y llantas desde Checoslovaquia hasta Medellín.
El negocio iba bien hasta que en 1963 la crisis cambiaria llevó al Gobierno de la época a prohibir las importaciones. Cerrar el emprendimiento no era una opción y Aristizábal optó por fabricar los aparatos con manufactura local.
Se hacían llamar Bicicletas Arbar y ese rótulo fue la base del conocimiento para empezar en el mercado con partes para bicicletas, luego con marcos, accesorios y ahora ese espectro se amplió a la ropa deportiva. El catálogo tiene un diseño in house hecho en Colombia y algunos de los productos para hacerlos realidad son importados desde Asia.