El Engenhao, estadio olímpico de Río de Janeiro, se emocionó con la salida del hijo del viento, Usain Bolt. Mientras él alzaba sus brazos, el público se fundía en un abrazo ensordecedor.
Después, mientras practicaba, se le vio con una sonrisa. En el momento de acomodación, puso el dedo índice derecho en señal de silencio. Y el Engenhao, obediente, se calló para ver volar al astro de Jamaica.
Y fue el momento en el que sonó la pistola, y 10.037 después cruzó la meta y se clasificó a las semifinales, como primero de su serie.
Sin embargo, Bolt, de 29 años -cumplirá los 30 el último día de los Juegos (21 de agosto)-, parecía contrariado luego de la prueba, el inicio de la preparación para defender su corona, principalmente frente a Justin Gatlin.
Él está enfocado en conquistar los oros en 100, 200 metros y como parte del equipo de relevo 4x100 metros para apuntarse su triplete histórico tras los éxitos en Pekín 2008 y Londres 2012.
“No fue el mejor comienzo, me siento un poco lento. Creo que es por el hecho de que es en la mañana. No estoy acostumbrado a correr tan temprano en la mañana”, dijo Bolt a periodistas cuando la ciudad carioca estaba bañada por un fuerte sol.
“Ojalá mañana me sienta mucho mejor “, agregó, en alusión a la participación en semifinales y la final del domingo, que tendrán lugar en la tarde y la noche.
Y piensa en lo que sería su gran rival, Justin Gatlin, de 34 años, quien logró el mejor tiempo de las eliminatorias de la mañana del sábado con marca de 10.01 segundos. El estadounidense, campeón olímpico de los 100 metros en los Juegos de Atenas 2004, busca convertirse en el hombre más viejo en ganar un medalla en el hectómetro y el primero en hacerlo después de haber cumplido dos sanciones por dopaje positivo.
El marfileño Ben Youssef Metie se anotó con 10,03 el segundo mejor registro de las preliminares, superando a la esperanza estadounidense Trayvon Bromell (10.1).
Las semifinales se prevén sobre las 7:00 p.m. de hoy y las finales, que acaparan la atención del mundo, sobre las 8:25 p.m.