Las razones por las que Tulio Zuloaga no volvió cantar, tras el boom de la Cachucha bacana
El hoy influencer gastronómico tuvo una exitosa, pero corta carrera, en la música en la década de los 90.
Tulio Zuloaga, tras el éxito que significó el Burger Master, se tomó un pequeño descanso, y este lunes retoma todas sus actividades. FOTO: Esneyder Gutiérrez
En la década de los 90, en pleno boom de Carlos Vives y los álbumes Los Clásicos de la Provincia y el Rock de mi pueblo, apareció Tulio Zuloaga como una de las grandes figuras de la música colombiana.
Temas como Cachucha bacana, que fue todo un hit, Compae Migue, Las Tapas, La múcura y Las Cartas, entre otras, le dieron reconocimiento. Su carrera, pese a ese éxito inicial y a los buenos augurios, fue efímera. Un tema legal lo alejó definitivamente de la industria.
Como pocas veces lo ha hecho, Tulio habló con EL COLOMBIANO acerca de lo que realmente pasó con su carrera en la música.
“Yo firmé el contrato con una casa disquera, yo tenía 21 años o 22 años, quería ser cantante, ser famoso, y del tema legal no sabía nada, pedí asesoría y me dijeron que pidiera el 10 % y un adelanto. Cuando a mí me llegan con el contrato lo único que busqué fue el famoso 10 % y no estaba ahí, entonces esa persona me dijo que no importaba, que firmara, que luego arreglábamos eso”, relata Tulio, quien detalla que lo que “firmé fue un contrato en el que le cedí todos mis derechos, mi voz, mi nombre, mi música y mis regalías a esa casa disquera. Tú me veías famoso, pero yo estaba quebrado, la fama con hambre es muy grave”.
Ese primer disco había vendido más de un millón de copias y él solo había recibido cuatro millones de pesos por la grabación.
Un empresario mexicano, cercano a la estrella Luis Miguel, quiso comprar ese contrato y apoyar a Tulio, pero tampoco se lo vendieron ni permitieron renegociarlo.
Fue entonces cuando su esposa quedó en embarazo y Tulio le comunicó a la disquera que no iba a volver a cantar, “pero ellos pensaron que eso era una pataleta de artistas y que tarde o temprano iba a regresar a grabar, pero no lo hice”.
Detalla que en el contrato estipulaba que cada año tenía que grabar un disco y si lo no lo hacía, este se renovaba automáticamente, “entonces dije no hay nada que hacer, no vuelvo a cantar” .
Hoy Tulio no canta ni en la ducha de su casa ni en las reuniones familiares. “Esta es la historia de lo que yo llamo un sueño robado”.
Pese a que sus canciones están en las plataformas de streaming, él no recibe un solo peso de regalías.
“Muchos años después me dieron la carta de libertad, cuando las compañías disqueras comenzaron a quebrarse, por primera vez me liberaron del todo, ya podía volver a usar mi nombre”, recordó.
No sabe que hubiera pasado con su vida si hubiera seguido cantando, a lo mejor sería un artista consagrado, como lo fue Vives, pero no siente remordimiento, al contrario, se siente feliz por los cambios que ha tenido en su vida.
Aunque se reconoce como un “fracasólogo”, tras sus malas experiencias en la música y en el sector de los carros, nadie duda de su éxito como influenciador gastronómico y gestor y cerebro de los exitosos burger, pizza y sushi master.