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Así comenzó el romance entre Roberto Gómez Bolaños y Florinda Meza, mientras él estaba casado y ella comprometida

Tras pocos días del estreno de la serie biográfica “Chespirito: Sin querer queriendo”, el relato sobre la vida de Roberto Gómez Bolaños ha despertado una tormenta de controversias por una supuesta infidelidad con su compañera en el programa. Ella se ha defendido y dice que el guion es tendencioso.

  • Florinda Meza fue compañera de vida de Gómez Bolaños durante más de tres décadas y su defensora más visible desde su fallecimiento en 2014. FOTO: COLPRENSA
    Florinda Meza fue compañera de vida de Gómez Bolaños durante más de tres décadas y su defensora más visible desde su fallecimiento en 2014. FOTO: COLPRENSA
hace 5 horas
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Antes de convertirse en “Chespirito”, Roberto Gómez Bolaño fue un joven de complexión delgada, apasionado por el deporte. Destacó en fútbol y boxeo, y fue campeón nacional en la categoría Peso Paja del campeonato amateur de Guantes de Oro. Durante su adolescencia formó parte de un grupo juvenil conocido como “Los Aracuanes” y comenzó a desarrollar la personalidad carismática que lo haría inolvidable.

Se casó con Graciela Fernández a los 22 años, y con ella tuvo seis hijos. Al mismo tiempo, descubría su verdadera vocación en una agencia publicitaria. Había abandonado la carrera de ingeniería mecánica —a pesar de haber construido un tren a escala que funcionaba a vapor junto a su tío, quien era ingeniero mecánico y electricista, cuando vivían en Guadalajara— y se concentraba en la escritura, un talento que pronto lo llevaría a la televisión.

En contexto: ¿Por qué Sin querer queriendo, la serie de Chespirito, empieza en Colombia?

En 1968, a los 39 años, firmó su primer contrato con Televisión Independiente de México. Allí nacieron El Chapulín Colorado y El Chavo del 8, dos personajes que cambiarían la historia del entretenimiento en Latinoamérica. Su éxito fue tan rotundo que incluso ídolos como Diego Armando Maradona confesaron su devoción por él.

Pero mientras su carrera despegaba, su vida personal se volvía más compleja. Justamente, por estos días, la figura de Gómez Bolaños vuelve a ocupar el centro del debate público. Pero esta vez, no por el ingenio de sus personajes ni por la risa que marcó a generaciones enteras en América Latina. La serie de Max, que narra su vida bajo el título Chespirito: Sin querer queriendo, llevó a la pantalla detalles desconocidos sobre cómo se convirtió en un reconocido comediante, actor y productor, pero también se centra en su historia familiar, su matrimonio, sus seis hijos y su posterior relación de tres décadas con Florinda Meza.

Florinda Meza no fue simplemente una actriz más del elenco. Antes de ser Doña Florinda, había sido contratada por Lalo Alatorre y se destacaba por su talento versátil: actuaba, cantaba, escribía, producía y mostraba una disciplina poco común. Gómez Bolaños quedó impresionado desde el primer momento.

En uno de los tantos viajes de trabajo con el elenco, el del famoso capítulo de Acapulco, ocurrió el giro. Tras una presentación, el grupo decidió relajarse en el bar del hotel en el que estaban grabando. Los últimos en quedarse fueron ellos dos. Ese fue el inicio de una relación que se mantendría durante más de 30 años, pese a los obstáculos, según la serie.

Gómez Bolaños reconoció en su libro que su matrimonio con Graciela estaba roto, que la distancia era profunda y que él era el principal responsable. Años de infidelidades y distanciamiento habían abierto una grieta insalvable. Cuando decidió separarse, dejó todos los bienes compartidos a su exesposa, y apostó por su nueva vida junto a Meza.

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Su relación no fue fácil de aceptar para todos. La diferencia de edad, el pasado matrimonial de él, y el hecho de que ambos ya habían tenido vínculos con otros compañeros del elenco —Florinda incluso estuvo comprometida con el director Enrique Segoviano y tuvo un breve romance con Carlos Villagrán, “Quico”— hicieron que el inicio de su noviazgo fuera observado con lupa.

Un video de 1974, grabado en el aeropuerto de Ciudad de México, muestra a Gómez Bolaños, Meza, Graciela y Villagrán juntos, antes de una gira. El triángulo amoroso estaba presente, aunque todavía no oficializado. Fue en 1976, durante un tour en Chile, cuando finalmente se dieron su primer beso. Ese momento, según relataron, lo recordarían cada 12 de octubre.

La presión mediática, los señalamientos del público, y las tensiones dentro del elenco marcaron esos primeros años. Incluso la salida de Villagrán y Ramón Valdés de la serie fue atribuida, en parte, al ambiente enrarecido.

Ambos arrastraban heridas de la infancia. Roberto perdió a su padre a los seis años y fue criado por su madre, que moriría de cáncer cuando él comenzaba a cosechar fama. Florinda, por su parte, fue abandonada por sus padres y criada por sus abuelos. Cuando ellos murieron, la desolación fue total.

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Aunque deseaban tener hijos, no pudieron: él se había hecho la vasectomía antes de conocerla. Tras casi tres décadas de convivencia, se casaron oficialmente en 2004. Diez años después, el 28 de noviembre de 2014, Roberto falleció. Tenía 85 años.

Florinda lo acompañó hasta el final. Pasaron juntos su último aniversario, el mismo 12 de octubre, en el que había comenzado su historia de amor.

Con el estreno de la serie biográfica, las diferencias han salido a la luz. Meza ha sido enfática en señalar que el guion toma licencias inaceptables. Por ejemplo, una escena muestra a Chespirito trepando una barda para entrar a Televisa, cuando en realidad ya era un guionista consolidado antes de pisar los estudios. Según ella, la producción elaborada por Paulina y Roberto Gómez Fernández —dos de los hijos del humorista— sacrifican la verdad en pos de una trama efectista.

“La serie puede parecer romántica, porque lo pinta como un luchador al estilo Hollywood... pero no es su historia. Es marketing con cara de homenaje”, dijo tajante Meza, apuntando que el romance que vivieron fue retratado de manera superficial, ignorando los matices, los conflictos y la intensidad emocional con la que se construyó.

Además, se muestra a Florinda como una figura conflictiva, cuando, según ella, fue una compañera comprometida y un soporte esencial en la vida del comediante. Florinda también desmintió los rumores sobre herencias millonarias. Aseguró que el dinero fue repartido por él en vida, y que lo poco que quedó fue para pagar las deudas médicas, debido a la falta de seguro.

Incluso desmintió las especulaciones de que había rehecho su vida. Una foto con un fan argentino en 2017 provocó rumores de un nuevo amor, pero ella lo desmintió.

Florinda Meza, quien no autorizó el uso de su nombre ni su historia para la serie, se sintió traicionada por los hijos de su esposo. “Asegura que los hijos de su esposo quieren manchar su imagen y que lo están logrando”, afirmó una fuente cercana a la actriz. En declaraciones anteriores al estreno, Meza expresó su deseo de que la serie no convirtiera a nadie en villano, sino que mostrara a las personas como seres humanos reales.

De acuerdo con testimonios publicados por TVNotas, un familiar cercano aseguró que Florinda Meza sufrió una fuerte descompensación emocional al tener acceso anticipado al guion de la serie. Tras lo sucedido, se habría refugiado en el aislamiento, cancelando compromisos públicos y evitando todo tipo de contacto con la prensa.

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