Con sus 1.67 metros de estatura y 69 kilos de peso, Alejandro Arias se ve cada más fuerte y seguro a los 16 años.
Al campeón mundial juvenil de clavados, coronado en septiembre en Penza, Rusia, se le nota más firme al enfrentar los trampolines y las plataformas.
Su horario de entrenamiento es cada vez más extendido, al punto de que hoy son ocho horas y media diarias de labores, entre física, gimnasia y piscina.
Su tarea, además de ganar preseas en el Interclubes Nacional que se cumple en Medellín, es trabajar con su técnico Wilson Molina para tratar de recortarles ventaja a los mayores Sebastián Morales y Sebastián Villa, que son sus referentes.
Los Panamericanos de Toronto y el Suramericano de Bolivia serán parte de sus metas de 2015, además del Mundial de clavados de Kazán, Rusia, para el que aspira conseguir la casilla en la categoría abierta.
“Todo cambió en mi vida con el título mundial que conseguí. Incluso gente que no conozco me saluda. Hago más física, porque necesito mayor fuerza, ya que tengo una nueva serie de saltos, con más dificultad, que me pondrá a la par de los mayores”, cuenta el hijo del técnico Neber Arias. Alejandro crece en tamaño, en músculos, en fuerza al igual que en sueños, porque también quiere luchar por un cupo a los Olímpicos de Río .