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Apesar del triunfo 0-1 de este domingo ante el Tolima en Ibagué, el Medellín llegó a 28 puntos (46,6 % de rendimiento), quedó en el noveno lugar de la Liga Águila-1 y le dijo adiós a la posibilidad de clasificar a los cuadrangulares semifinales.
Por tercera vez desde 2014 (11 torneos), el equipo rojo fracasó en la primera fase, luego de los sucedido en el Apertura de ese año cuando terminó la ronda de todos contra todos en la casilla 11 con 21 puntos, y en el Finalización de 2017, fue noveno con 27 unidades.
Antes del duelo en el estadio Manuel Murillo Toro había una remota probabilidad de ingresar al grupo de los 8, en el que nunca estuvo durante el semestre. Esa opción alentó al grupo que abrió el marcador a los 27 minutos con Germán Ezequiel Cano, tras la asistencia de Andrés Ricaurte, ante un rival que ingresó a la cancha tranquilo por haber asegurado la clasificación con antelación.
Y como ha sido tradicional en el Poderoso, sufrió el juego porque a los 14 minutos perdió por lesión a Diego Arias. Sin embargo, aguantó y logró la segunda victoria como visitante, muy poco para aspirar a estar en la fiesta. La anteriorfue contra Rionegro (0-1), mientras que en los juegos restantes apenas empató dos: Cúcuta (2-2) y Alianza (1-1). Ese rendimiento fuera del Atanasio, de apenas el 26,6 %, es fiel reflejo de una temporada para el olvido.
El camino a seguir
Ahora vienen tiempos de decisiones acertadas para enderezar el camino. Esas que tanta falta hicieron en este comienzo de año en todos los frentes: accionistas, dirigentes, cuerpo técnico y jugadores, con pocas exepciones (Germán Cano -ver protagonista-).
En primer lugar, el DIM merece un director técnico de trayectoria, un profesional acorde con la historia de la institución. El cambio debe ser inmediato, señala la mayoría de la fanaticada en redes sociales y que pese a los altibajos del equipo cumplió con buenas asistencias al estadio Atanasio Girardot.
“No hay liderazgo. El equipo subió, pero no caló entre los hinchas. Sigue siendo dependiente de Cano. Se requiere un técnico nuevo. Aquí quedó al descubierto el mal nivel de Octavio Zambrano”, dice Rubén Darío Barrientos, seguidor rojo de tiempo atrás.
Hay que iniciar un proceso que implique variantes en la nómina y consolidación de los jóvenes que dieron la mano en las últimas fechas. Porque, a decir verdad, las refuerzos no llenaron las expectativas.
La suerte del Medellín, que ayer les quitó un invicto de seis fechas como local a los pijaos y al que solo le faltaron dos puntos para evitar la eliminación, está echada. La ciudad y sus seguidores merecen un elenco de categoría.