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De película: Mariana Pajón confiesa cómo logró sus últimas hazañas

En Bolivarianos corrió lesionada de un pulgar y luego de haber quedado inconsciente tras caída en Europa.

  • Mariana Pajón sumó su séptima medalla de BMX en Juegos Bolivarianos. La de Valledupar fue una de las que más disfrutó tras los obstáculos que superó, por eso sus lágrimas.FOTO EFE
    Mariana Pajón sumó su séptima medalla de BMX en Juegos Bolivarianos. La de Valledupar fue una de las que más disfrutó tras los obstáculos que superó, por eso sus lágrimas.FOTO EFE
13 de julio de 2022
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Con lo que hace a sus 30 años de edad, los adjetivos para describir a la reina del bicicrós mundial, la antioqueña Mariana Pajón, abundan: valiente, disciplinada, audaz, inteligente, hábil, honesta, resistente, soñadora, poderosa, ganadora, inspiradora...

Múltiple campeona mundial y única deportista en Colombia con tres medallas olímpicas (dos oros y una plata), pocas veces, más allá de la carrera exitosa que ha escrito, a Mariana se le había visto tan conmovida, lo cual llamó aún más la atención.

Mientras lucía el oro de los recientes Juegos Bolivarianos en Valledupar, su mirada se perdió por un instante en el horizonte, recordando quizá el drama personal que vivió a comienzos de junio y que por poco la priva de competir en el certamen realizado en la capital del Cesar. Ante la ovación del público, las lágrimas de felicidad y tranquilidad por lo conseguido empezaron a rodar por su mejilla.

Y no era para menos. Durante uno de los entrenamientos en la Copa Mundo en Papendal el mes pasado, y en medio de la lluvia, la corredora y sus familiares pasaron un gran susto. Tras tomar un peralte su rueda delantera resbaló y tuvo una fuerte caída. Perdió el conocimiento por varios minutos producto de un golpe en la cabeza, su casco se partió en tres partes y, de paso, sufrió una lesión en el pulgar de la mano derecha.

En Bolivarianos debió correr con una abrazadera para proteger su dedo, y pese a que no tenía la fuerza suficiente para apoyarse en el manubrio y frenar, sus piernas y mentalidad triunfadora la llevaron a una nueva conquista.

Ocho días después, Pajón acudió a la Copa Nacional GW Shimano, en Ubaté, Cundinamarca, y volvió a ganar. Y a finales de julio estará en el Mundial de BMX en Nantes, Francia, ciudad que le trae buenos recuerdos pues fue donde participó en su primer evento de este tipo cuando tenía siete años y ganó bronce.

En charla con EL COLOMBIANO, Mariana expresa que no se traza metas a largo plazo, que va día a día, pues el deporte como la vida son inciertos. Eso sí, confiesa que cada vez que está en un partidor busca realizar su mejor actuación. No calma la sed de triunfo, más allá de que su retiro puede estar cerca.

Mariana, usted parece sin techo en el deporte, ¿cómo hace para seguir siendo tan competitiva pese a los obstáculos que se le presentan en el camino?

“No lo sé, es una sensación extraña (risa nerviosa). Lo sucedido con el dedo fue muy frustrante, y más porque ya había superado lesiones de meses anteriores. Llegué a Europa con la intención de correr bastante, estaba demasiado motivada pero me pasó de todo: primero tuve una inestabilidad cervical en los ligamentos en el cuello; después, tras una Copa Francia, me desgarré los discos de la espalda”.

Es decir, vivió esta vez una odisea en Europa...

“En serio que me la pasé más en una camilla haciendo fisioterapia, en revisiones y con médicos que corriendo. Igual retomé, sobre todo pensando en regresar a la tierrita y hacer un buen papel en Bolivarianos. Pero tres días antes de volar a Colombia me pasó lo del dedo en la Copa Mundo de Papendal. Estaba lloviendo y yo había cambiado una llanta a principio de semana porque las curvas de allá son de concreto y no de asfalto. En una de ellas se deslizó por completo la rueda de adelante, no pude poner las manos, me fui de cara, me golpeé la cabeza y, además, el pulgar se fue para atrás, se salió y luego volvió a entrar. No pasó nada grave en los huesos, pero los ligamentos del dedo sí se dañaron”.

¿Y en medio de esa adversidad cómo hizo para competir en Juegos?

“En Medellín, buscando recuperar la forma, encontré, gracias a la recomendación de los médicos Gabriel Uribe y Julián Cook, una persona muy linda llamada Leonor Puentes, especialista en rehabilitación de las manos. Llevamos la bicicleta hasta el consultorio de ella para buscar la manera de que me hiciera un aparato especial que tuviera la forma del manubrio y poder cogerlo, pues tenía ya el pulgar malo. Además con el índice se frena y con los otros tres se tiene agarre. Así logré llegar a Valledupar, donde comprobé que si se quiere, se puede”.

Fue sorprendente lo que hizo, y más tras el golpe en la cabeza que sufrió...

“Los golpes de la cabeza hay que cuidarlos mucho, es una lesión que no se ve. Solo uno es quien la siente, el dolor de cabeza es fuerte sobre todo en el lugar donde se recibió el impacto. Hasta se me puso el ojo morado y se da uno cuenta que algo mal estuvo ahí. Entonces hay que cuidarse porque nosotros no somos unas máquinas de hacer medallas, y hay un momento en el que hay que darle una pausa al cuerpo. De hecho no monté, para recuperarme bien de la cabeza, hasta que llegué a los Bolivarianos”.

Ha pasado unas diez veces por el quirófano. Al saber que su casco se partió esta vez tras esa caída, ¿no le dicen que está loca al volver a montar en una bici?

“Sí, hay muchas personas que me lo dicen, hay otros que tienen sus propias inseguridades. Uno ya no es el mismo joven que, pese a las caídas y a que la mano quedaba para el otro lado, se seguía corriendo”.

Se le siente reflexiva, pensando en la vida más allá del deporte...

“Ya se piensa un poco más, sé es más respetuoso con sí mismo, hay más conciencia de recuperarse bien, hacer las cosas mejor y pensar también en el futuro, pues el deporte es un tiempito y después viene estar bien para todo el mundo. Tu cuerpo es tu templo”.

¿A qué se refiere con eso último?

“Que aprendes a respetar los periodos de rehabilitación y a querer tu cuerpo, dejas el ego a un lado para recuperarte de la mejor manera, ya no solo para ganar una medalla, sino por uno mismo, por la familia. Eso lo empieza a uno a poner en la balanza, siendo más importante que cualquier otro título”.

Por eso valora aún más lo que viene logrando...

“Claro, así es. Ahora, cada vez que compito, es un día ganado, pese a que a veces triunfe o no vaya tan bien. De cualquiera de las dos formas estoy completamente agradecida de seguir pedaleando y hacer lo que me gusta. La gente no sabe, no se pone en el lugar de uno, pero cada carrera viene con un montón de retos gigantes, por eso le doy el mismo valor a una carrera local, en Bolivarianos u Olímpicos”.

Hablando de Juegos Olímpicos, ¿su gran meta es llegar a París-2024?

“Honestamente, voy carrera por carrera, como me vaya sintiendo y lo que me diga mi cuerpo, pues en cada golpe o en cada esfuerzo sufren las articulaciones, la espalda... y eso obviamente te lo va cobrando el tiempo. Soy muy realista de mi futuro, entonces no me pongo por ahora la presión de pensar tan lejos, pues faltan dos años y pueden pasar muchas cosas”.

Cuando habla de su futuro, ¿ve cerca o lejos su retiro?

“No tengo una fecha de caducidad en el BMX. Algunas veces he pensado en darme un tiempo, un respiro, a mi cuerpo y mente, debido a todo lo que uno alcanza a sentir en un ciclo olímpico. No sé si me lo daré, pero no me trasnocha, mi objetivo ahora es mi cuerpo, más allá de triunfos. Obvio que me levanto, lucho y quiero siempre dar lo mejor de mí, por eso sigo acá”.

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