Como el clima de la capital: frío. Así lució este domingo el fútbol de Nacional que cayó 1-0 ante Tigres y continúa con una campaña muy deficiente fuera de casa.
El técnico Juan Manuel Lillo sorprendió desde el principio con la titularidad de Esequiel Palomeque, Edwin Velasco, Raúl Loaiza y Edwin Valencia, quienes no eran titulares desde el pasado 20 de septiembre. Lo mismo sucedió con Gorka Elustondo, quien no era inicialista, desde el 24 del mismo mes.
Esa falta de competencia en estos futbolistas se notó y jugó en contra de Nacional, que de nuevo tuvo mayor posesión, pero sin profundidad ni opciones, lo que le facilitó la labor a Tigres que lo presionó desde el primer minuto.
Ninguno de los dos equipos abrió el marcador en la primera etapa y se fueron a los camerinos debiéndole fútbol al público que asistió al estadio El Campín, pero el que lucía más peligroso era el club felino que, sin tener el balón mucho tiempo, era rápido en la salida y le generaba riesgo al conjunto verdolaga.
En la segunda etapa salió con mayor ambición el elenco local, que pese a haber descendido ya, tiene una leve posibilidad de clasificarse entre los ocho y necesitaba de la victoria. Al minuto 53’ el árbitro del encuentro sancionó una mano en el área de Esequiel Palomeque, el penalti lo cobró Jorge Lozano y puso el 1-0 en el marcador.
Ese, el cuarto tanto de penalti que le anotan a Nacional en la Liga Águila-2, fue un campanazo para los dirigidos por Lillo que ahí sí mostraron mayor ambición para buscar el empate, pero sin claridad.
Al minuto 72 Dayro Moreno tuvo la más clara para igualar las acciones y remató a quemarropa probando los reflejos de Carlos Mosquera que evitó la caída de su valla.
Al final, la cara de impotencia y rabia del portero Franco Armani ilustra bien el momento de angustia que vive Nacional que no encuentra regularidad en su juego y que tendrá una prueba de fuego en la última fecha, cuando enfrente en el clásico a un Medellín necesitado.
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