Este año la Temporada Internacional de Zarzuela y Ópera Ciudad de Medellín comienza con unos de los montajes escénicos más desafiantes de la historia del bel canto. En efecto, Aída, de Giuseppe Verdi, es una obra de dimensiones colosales, que podrá ser vista y degustada por el público antioqueño los días 5, 6 y 8 de junio en el Teatro Metropolitano.
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La historia de Aída se remonta a finales del siglo XIX, cuando Verdi recibió el encargo de hacer una obra que uniera elementos de la cultura egipcia con los sonidos y el canto de la ópera. Mucho de ese esplendor se verá en el escenario del Metropolitano en funciones que unirán los talentos de artistas del Brasil, México, Guatemala, Venezuela, Estados Unidos, Ucrania, Rusia y Colombia.
EL COLOMBIANO conversó con Ana Isabel Lazo, la cantante lírica responsable de darle vida a Aída.
La soprano guatemalteca Ana Isabel Lazo, radicada en Italia desde 2009, debuta en Colombia con uno de los papeles más exigentes del repertorio operístico: Aída. El montaje tendrá más de un centenar de artistas en escena y la presencia de bailarines, coro y figurantes.
Lazo, quien se formó en el Conservatorio de Parma, cuenta que su carrera en la ópera comenzó tras un giro inesperado en su juventud: “Comencé como bailarina clásica, pero no tenía el cuerpo requerido para esa disciplina. Empecé a cantar en el coro del colegio, que hacía repertorio clásico, incluso de Mozart, y allí descubrí el canto lírico. Luego me fui a Italia a estudiarlo en serio”.
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La artista explica que interpretar a Aída le ha tomado más de dos años de preparación. Antes de abordar la música, profundizó en el libreto y la psicología del personaje. “Aída vive en una dualidad constante: es esclava y princesa, amante y patriota. La música de Verdi refleja más introspección que tormento; hay mucha melancolía en sus líneas”, afirma.
Aunque ha interpretado otras óperas del compositor italiano, esta es su primera vez con este rol. “Primero tienes que ver si el personaje se adapta a tu voz. Luego hay un trabajo técnico con un pianista especialista en estilo verdiano”, comenta.
Aída fue concebida como una grand opera, con una estructura monumental y escenas de ballet, algo poco frecuente en otras obras de Verdi. Ese carácter majestuoso se refleja en la complejidad del montaje y en la magnitud escénica.
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“El público verá un espectáculo que no se monta muy seguido, justamente por su tamaño. La cantidad de gente en escena es increíble: bailarines, figurantes, coro, orquesta. Eso la convierte en una experiencia única”, señala la cantante.
Sobre la exigencia vocal del papel, Lazo reconoce que Aída no da tregua: “Está presente en casi toda la obra, y el tercer acto es particularmente duro. Hay que aprender a dosificar la energía desde los ensayos y cuidar mucho el descanso físico y vocal. El canto es un ejercicio aeróbico, así que la hidratación y la alimentación son clave”.
Convencida de la necesidad de acercar a las nuevas generaciones a la ópera, la artista destaca que en este montaje participan muchos jóvenes: “Eso puede abrir la mente del público más joven a un mundo distinto y encantador. Es fundamental para que esta tradición siga viva”.