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La mujer que le enseña a los niños cómo es el cielo

El propósito de la médica Elsa Lucía Arango con su libro ¿Cómo es el Cielo? es dar herramientas para afrontar el duelo y entender la muerte.

  • La doctora Elsa Lucía Arango va a dictar dos talleres en Medellín: experiencias con el cielo (22 de septiembre) y sanando heridas invisibles (23 de septiembre), en el Jardín Botánico. FOTO cortesía
    La doctora Elsa Lucía Arango va a dictar dos talleres en Medellín: experiencias con el cielo (22 de septiembre) y sanando heridas invisibles (23 de septiembre), en el Jardín Botánico. FOTO cortesía
  • ilustración cortesía Ángela Peláez
    ilustración cortesía Ángela Peláez
30 de agosto de 2018
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libros tiene Elsa Lucía Arango: Experiencias con el Cielo, Mundos Invisibles y Cómo es el Cielo.

por Jonathan Montoya garcía

El cielo sí existe, asegura la médica Elsa Lucía Arango, es un lugar físico y no una metáfora, por eso, con ilustraciones y describiéndolo quiere contarles a los niños, y también a los adultos, cómo es, qué hay allí y a quiénes se van a encontrar en él.

EL COLOMBIANO habló con la doctora Arango, quien va a estar en el Salón Humboldt del Jardín Botánico de Medellín dictando dos talleres: experiencias con el cielo (22 de septiembre) y sanando heridas invisibles (23 de septiembre).

¿Por qué cree que el tema de la muerte se debe hablar con tanta franqueza en los hogares?

“Porque es en estos en los que surge el apoyo. La naturaleza ha hecho que los duelos se vivan en familia. Hace siglos se aceptaba la muerte, ahora se ve como un enemigo o un fracaso, con lo que no puedes lidiar. Si la familia de un niño no aprende a manejar esto, lo afectarán porque se les dan otras respuestas, y cuando él llegue a ser adulto va a guardar un trauma que le va a tergiversar su carácter”.

El cielo es protagonista en el libro, ¿lo menciona como metáfora o como un lugar al que se llega en realidad?

“Esa es de las cosas que quisiera que entendamos, yo pongo de ejemplo esto: cuando Pasteur habló de los microorganismos se burlaron de él y decían que no existían. No solo eran reales, sino que vivían antes que los humanos. El cielo es un lugar, no se habla de él solo en los libros sagrados, también lo han narrado miles de personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte, quienes han contado que su espíritu, su cuerpo aparentemente muerto, ha estado en un lugar y lo describen. Hay muchos estudios hechos por psiquiatras, científicos y médicos sobre esos relatos y todos hablan de lo mismo, de un espacio similar; describen paisajes, territorios, incluso ciudades. De tal forma que la conclusión de esos relatos es que la tierra es una construcción refleja del cielo, y que así como este se perfecciona nosotros también lo hacemos. ¿Cuál es la realidad más marcada que narran estas personas? La sensación de ser amados, de no tener culpa, de paz y alegría”.

En ese sentido, ¿consideraría que hay una nueva vida después de la muerte?

“Es una continuación de esta, solo que es una dimensión con una física distinta. No se puede decir que no sea física porque la gente narra que sentía cosas, que había tacto, olores, luces. Lo que no se ve es el cuerpo físico, pero sí el espiritual. Es la continuidad en carácter de los sentimientos que se han tenido en vida: los de bondad y felicidad, por ejemplo.

Si esto es difícil de explicárselo a un adulto, ¿cómo hacerlo con un niño?

“Es impresionante cómo lo entienden mucho más fácil. Es que ellos vinieron hace menos tiempo que nosotros, no tienen el atavismo del miedo a no ser que se los inculquen”.

Usted no asocia el libro a ninguna práctica religiosa, ¿por qué tomó esa decisión y qué ventajas le dio en la escritura?

“Si lo hubiéramos hecho con la religión católica no se aceptaría la reencarnación. Antes sí pasaba, los judíos en la época de Jesús la aceptaban, pero siglos después dos concilios la quitaron.

Para un niño es bueno saber que se va a volver a encontrar con sus padres, que estos no desaparecen; no es una fábula sino una creencia que le ayuda a manejar mejor los duelos. Es preferible adoptar creencias aceptadas por muchas religiones y que han sido validadas por las personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte, en las que se ha hablado que la reencarnación existe y que las personas tienen ciclos de vida continuos que van y vienen de la tierra al cielo”.

¿Cómo puede un adulto acompañar a un niño en un duelo?

“Permitirle que exprese sus sentimientos y que haga parte de ese duelo aunque crean que sería un trauma para él. Es preferible que tenga un dolor y una tristeza que procese con su familia a que se le oculte y lo viva él en silencio. La idea de que la persona no desaparece es importantísima, que pueda escribirle, dibujarle; hay que enseñarle que no veremos el cuerpo, pero que podemos conectarnos con quien está en el cielo” .

Más información sobre la boletería para los talleres de la doctora Elsa Lucía Arango en los teléfonos: 322 77 73, 3013670229 y 3014273830

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