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Caballo al viento, un regalo monumental de David Manzur para Antioquia

El artista, uno de los más grandes en la historia del país, donó a la Universidad de Antioquia Caballo al viento, una escultura monumental, muestra de su afecto a la institución y a la ciudad.

  • La exposición David Manzur: La leyenda de San Jorge y el Dragón estará en la galería Duque Arango hasta el 10 de Octubre. FOTO Manuel Saldarriaga.
    La exposición David Manzur: La leyenda de San Jorge y el Dragón estará en la galería Duque Arango hasta el 10 de Octubre. FOTO Manuel Saldarriaga.
  • David Manzur en la entrega de la obra Caballo al Viento en la Universidad de Antioquia. Foto Julio Herrera.
    David Manzur en la entrega de la obra Caballo al Viento en la Universidad de Antioquia. Foto Julio Herrera.
  • Caballo al viento, un regalo monumental de David Manzur para Antioquia
Sara Kapkin

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hace 8 horas
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David Manzur está por cumplir 96 años, pero dice que le queda casi media vida por vivir. Tiene muchas obras por hacer, muchas ideas por resolver. Le preocupa el tiempo, necesita que le rinda, pero aun así llegó a Medellín para entregar Caballo al viento, una escultura en hierro de gran formato, que donó a la Universidad de Antioquia y que desde este jueves hace parte del museo a cielo abierto de esa universidad. De paso, inauguró una exposición de su obra en la galería Duque Arango. EL COLOMBIANO habló con él.

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¿Cómo se sintió entregando de la obra a la Universidad?

“Estoy muy orgulloso de todo y la universidad es magnífica. Pero muchas fotografías, muchas miradas, mucha gente, esa ya no es mi vida. Mi vida es el silencio, el estudio, no esta manera de hacerme sentir... voy a acabar creyendo que es verdad”.

Ahora hay silencio, porque usted ha vivido épocas de gran violencia, la Segunda Guerra Mundial, la guerra civil española, el conflicto en Colombia...

“Yo, a los seis años, vi hundir un barco, murieron 90 personas y lo veía como un juego. La guerra mundial me sonaba como a un juguete, especialmente cuando bajamos a un refugio y buscábamos sardinas para comer porque la hambre era terrible. Todo eso deja una huella, y esa huella a veces se capitaliza en la obra, ese sentido de destrucción termina siendo sentido de belleza también”.

Una transformación...

“Y esa transformación es como un estilo. Ya ves que de niño todo esto no era angustia, sino un interrogante, todo lo sabía por cuchicheo... que Hitler, que Stalin, que Franco, lo hablaban como en secretos, no conmigo y era una vida que me invitaba a ser como aislado de todo”.

Cuénteme de Caballo al Viento, la obra que donó a la Universidad...

“Es el efecto minimal de un proceso de formas y esculturas que he venido haciendo, que están en metal, este trabajo es la consecuencia y la forma más simple de mostrar, por eso lo llamo la obra minimal”.

¿Y por qué quiso entregarle esto a la Universidad de Antioquia?

"Antioquia, Medellín, la universidad, es punto aparte, son muy afectos a mi sentimiento. Yo en España oí hablar de mis abuelos que eran antioqueños, oía hablar a mi madre de Antioquia. Además me acuerdo que antes de irme del país, a estudiar a la Art Student's League de Nueva York, me despedí de Colombia en el Museo de Antioquia, apenas estaba empezando. En Medellín en particular yo pasé mi juventud toda mi bohemia, mi alegría, nos llamaban Ovejas Negras Pero eso es pasado y yo por lo general al pasado le doy poca importancia, odio la nostalgia, porque la batalla es lo que viene y en eso estoy”.

<i>Caballo al viento</i>, un regalo monumental de David Manzur para Antioquia

Usted dice que la vida del artista es demasiado corta, ¿por qué?

“En la historia del arte, todo artista pensó mucho más de lo que daría una vida. Tal vez el que más alcanzó fue Miguel Ángel, que vivió 89 años, pero hizo proyectos para 400 años. Yo tengo ideas, ideas que no están resueltas, que no sé si son buenas o malas, pero también son para mucho tiempo. Ahora, yo no me comparo con Miguel Ángel, le tengo un respeto enorme. Yo con 96 años, voy para 100 y tengo tanto en la cabeza, y trabajo con cierta lentitud que voy a ver si logro los 120”.

¿Qué le queda por hacer?

“Cada cuadro es una historia, una memoria, un momento agradable o desagradable y el cerebro lo revuelve, lo prepara, y de pronto aparece un caballo roto en pedazos, un San Jorge negro o una ciudad destruida y ahí va quedando, son las consecuencias de un pensamiento que va modulando la idea conceptual de una obra de arte”.

¿Es una idea fija o cambia en el proceso de realización?

“Esa pregunta es muy difícil, en estos días me puse a hacer un boceto y resultó siendo completamente distinto a la idea. Mientras seguí el boceto fallaba, hasta que solté el boceto y se soltó la obra, es como cuando uno se propone que va a hacer un cuadro muy bueno, lo hace muy malo. Uno trabaja más mentalmente que físicamente, a veces estoy sentado en la cama, mirando al techo, agotado, viendo las modulaciones de un cuadro y he logrado prácticamente concebir algo, yo digo que es Dios que me manda la pincelada, y no falla cuando la trabajo, es muy curioso. Pero cuando voy mal me deprimo mucho, me siento como si verdaderamente me quedara sin trabajo, pero luego voy recapacito y tengo compasión, con humildad, yo me atengo a Balzac cuando decía que el arte es una larga paciencia, y esa larga paciencia es saber entender que uno se equivoca y rectificar la equivocación. Decía Balzac también que el arte que no asombra no es arte. Eso si no lo garantiza nada, es un milagro. Que el arte asombre es algo que baja también en el rayo divino, ocurre y no ocurre”.

El arte nace con uno...

“Hay gente que lo tiene y gente que no. Tú ves en un niño... cuando el niño pinta como niño no va a ser artista, pero cuando trata de pintar como un pintor sofisticado, promete, aunque es muy difícil predecir”.

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