Antes de comenzar la conversación con Cristina Costantini –la directora del documental Mañana fue bonito de Karol G– ella nos cuenta que está muy feliz porque esta producción es número uno en Estados Unidos y Colombia. “Significa mucho para mí. Nos acabamos de enterar de este número uno. Así que estoy muy emocionada”.
Pero en ese momento había pasado solo un día desde que se estrenó el documental. Según las cifras actualizadas de Netflix, a 11 de mayo, Mañana fue bonito ocupa el cuarto lugar en las películas de habla no inglesa en todo el mundo. Tiene 7,8 millones de vistas en el mundo del 8 al 11 de mayo y ocupa el lugar número uno en 12 países del mundo: Chile, Colombia, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Venezuela, República Dominicana, Ecuador, Panamá, Paraguay, El Salvador y Guatemala.
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La carrera de Cristina Costantini tiene ya un Emmy en su bolsillo gracias al documental Science Fair, ganador en 2019 en la categoría de Documental Destacado de Ciencia y Tecnología. Una historia estudiantil que muestra a nueve estudiantes de colegio de todas partes del mundo y sus experiencias, adversidades y rivalidades en una competencia para ser el mejor de la feria de ciencias. También ganó el premio del Festival de Sundance este año por Sally, un documental que narra el viaje de Sally Ride como la primera mujer estadounidense en el espacio que ocultaba una historia profundamente personal: “Su compañera de vida, Tam O’Shaughnessy, revela su romance secreto de 27 años y los sacrificios que lo acompañaron”. Lo de Karol G fue completamente diferente a lo que había hecho.
Cristina pasó por Medellín para el estreno del documental y luego se fue con Karol G al estreno en Estados Unidos, desde allí habló con EL COLOMBIANO sobre esta experiencia.
Esta es la primera vez que trabaja con una súperestrella de la música, ¿qué fue diferente en hacer un documental como este, en comparación con los que ha hecho antes?
“En todos los otros proyectos que he hecho, el sujeto del documental estaba completamente dedicado a lo que estábamos filmando. Éramos lo único que tenían entre manos en ese momento, así que podían darnos todo su tiempo, lo cual es complicado pero manejable en un documental.
Con Karol G fue muy distinto. Fue como hacer surf. Éramos como un pequeño molusco pegado al gran barco que es Karol G. Tuvimos que capturar lo que pudiéramos, cuando pudiéramos. Teníamos que estar listos en cualquier momento. Ella no podía reaccionar a nosotros porque tenía muchas otras cosas en marcha. Entonces, nos preguntábamos: ¿cómo nos volvemos invisibles?, ¿cómo no estorbamos?, ¿cómo estamos listos para grabar cuando se pueda?
Ese fue realmente el gran reto: coordinarnos. Muchas veces recibíamos una llamada la asistente de Karol, diciendo: ‘Está lista para grabar ahora’. Y para filmar se necesita mucho equipo, baterías, lentes, personas... todo coordinado. Así que tuvimos que aprender a estar listos en cualquier momento. Y esos momentos espontáneos fueron algunos de mis favoritos.
Además, no sabíamos si íbamos a estar todo el día con ella o solo 30 minutos. Teníamos que llevar suficiente material, baterías y lentes para lo que fuera que se presentara, porque queríamos que todo se viera cinematográfico. Dependiendo del tipo de plano, cambiábamos los lentes. ¿Vamos a grabar en el auto, de cerca? ¿O será algo desde lejos? Teníamos que ser móviles y mantener la calidad visual y de sonido.
Fue un reto estratégico, como un juego de planeación constante para ser lo más versátiles posible y capturar los momentos más íntimos del día. Fue muy divertido, el documental más loco que he hecho. Y sí, estar de gira fue una experiencia increíble”.
Siempre me gusta preguntar a los directores por su trabajo después del rodaje, porque me parece que organizar todo el material es una de las partes más complejas. ¿Cuánto tiempo les tomó organizar y decidir qué incluir y qué no?
“Estuvimos más de un año en edición. Fue muy difícil tomar decisiones. Pero nuestra brújula siempre fue esa primera conversación que tuve con Karol sobre lo que ella quería lograr con la película, y lo que yo también quería: no mostrar solo el glamour, las redes sociales, lo divertido que es ser una estrella pop.
Claro, hay una escena en la que abren una botella de champaña en el auto, pero fuera de eso, lo demás es ella siendo humana: con su familia, llorando, pasando momentos duros, enfrentando traumas y discusiones. Quería mostrar eso, porque lo glamuroso ya se ve en redes. Lo que a mí me interesa es cómo una persona logra sostener tanto cansancio y trabajo día tras día. Eso fue lo que nos guió para decidir qué dejar y qué no”.
¿Qué destaca de Colombia y de los colombianos mientras hacía este documental?
“Bueno, ¡la bandeja paisa es una locura deliciosa! Diría que la forma en que comen los colombianos es admirable. El desayuno más grande que he visto en mi vida, con chicharrón y todo. Me encanta la comida colombiana. Fue muy divertido estar rodeada todo el tiempo de colombianos comiendo comida colombiana”.
Después de vivir todo esto, ¿qué se lleva de este documental? ¿Hay algún mensaje que crea que se quedará con usted de por vida?
“Sí. En el día a día, cuando me siento un poco mal conmigo misma, o estoy trabajando muchas horas —como anoche, que llegué a casa a las 10:30 después de un evento y esta mañana ya estaba trabajando otra vez—, pienso en Karol. Y pienso que ella trabaja diez veces más duro de lo que yo he trabajado en mi vida. Así que, si ella puede, yo también puedo.
Creo que ese es el mensaje de la película: aquí hay una mujer que ha luchado muchísimo para estar donde está, y lo ha logrado con amor, amabilidad y autenticidad. Si ella pudo hacerlo, tal vez todos podamos también”.
¿Karol estuvo muy involucrada en las decisiones sobre qué incluir y qué no?
“Fue una gran colaboración, pero diría que, como su intención era hacer algo vulnerable, no hubo nadie encima mío diciéndome que esto debía ser una pieza de relaciones públicas.
Obviamente, hubo conversaciones sobre qué quería compartir. Fue un diálogo humano. Pero ella mantuvo cierta distancia del proceso de edición. No supo realmente qué estábamos haciendo hasta que vio el primer corte de la película. Y estoy muy agradecida de que le haya gustado ese primer corte y de que me permitiera hacer la película que yo quería hacer. Porque eso no siempre pasa, es algo muy raro”.
¿Qué siente con esta respuesta del público?
“Creo que es el primer documental no hablado en inglés que logra esto. Es un logro muy importante y habla del poder de Karol, del poder del pueblo latino.
Siento un orgullo enorme de que esto esté ocurriendo, especialmente en estos tiempos donde nuestros líderes nos dicen que nos ‘auto-deportemos’ y pueden mandar a nuestros amigos y familiares a donde quieran, incluso a prisión, con total impunidad. En estos tiempos, es importante mostrar nuestro poder de esta manera. Como cineasta, me llena de orgullo que la gente esté saliendo a ver esta historia. Significa mucho y nunca antes una de mis películas había sido número uno en Netflix, y que lo sea una película en español lo hace aún más significativo. Todo un regalo”.