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Informes de peritos en criminalística de la Fiscalía General de la Nación sobre la segunda necropsia realizada a los restos de Carlos Pizarro Leongómez confirmaron la trayectoria y la procedencia de los disparos que acabaron con la vida del líder del M19.
Los resultados advierten sobre la “ubicación de tres lesiones con orificios de un centímetro de diámetro en el cráneo, producto de proyectil de arma de fuego, sumado a un trauma confidente, debido a la alta velocidad de los mismos al momento del impacto”.
En el informe, los investigadores del ente acusador también hablan sobre la trayectoria de dos disparos confrontadas a las lesiones por ubicación. “Se sugiere una trayectoria de derecha a izquierda y de atrás hacia adelante”.
Este resultado ratifica la reconstrución de los hechos en los que se señala como el responsable a Gerardo Gutiérrez, que sería uno de sus escoltas, y viajaba en la silla de atrás.
Según testigos del hecho, ocurrido el 26 de abril de 1990, en pleno vuelo cuando viajaba de Bogotá a Barranquilla, este se levantó y se dirigió al baño de donde salió armado y asesinó a Pizarro Leongómez.
Cabe recordar que el cuerpo del exguerrillero fue exhumado en noviembre pasado por orden de la Unidad de Análisis y Contexto de la Fiscalía para establecer con certeza el origen de los disparos con el propósito de enrutar nuevas investigaciones; para ello ordenaron los exámenes de balística y esta segunda necropsia.
Según las investigaciones realizadas a lo largo de estos años la autoría intelectual del crimen fue atribuida al extinto jefe de las Autodefensa, Carlos Castaño Gil.