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Salvatore Mancuso figura aún con tierras a su nombre, pero en el limbo

Aunque el exjefe paramilitar dice haber entregado casi 500 bienes, este diario halló una matrícula inmobiliaria de un inmueble en Cordóba en el que aún aparece como propietario. Se trata de una finca sobre la cual aún hay incertidumbre judicial.

  • La Hacienda Nueva Esperanza es desde 2023 un centro de acopio lechero. Sin embargo, una de sus partes aún figura a nombre de Mancuso. FOTO Archivo particular
    La Hacienda Nueva Esperanza es desde 2023 un centro de acopio lechero. Sin embargo, una de sus partes aún figura a nombre de Mancuso. FOTO Archivo particular
10 de marzo de 2024
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Sin completar siquiera 15 días en Colombia, persiste el maremoto político y judicial tras el arribo de Salvatore Mancuso al país. Si bien el propio presidente Gustavo Petro ya le pidió reparar a sus víctimas –no tanto con bienes o dinero, sino potenciando su rol como gestor de paz–, no cesan los cuestionamientos ni la controversia alrededor de las propiedades del exjefe paramilitar.

A principios de mes, tras su llegada proveniente de Estados Unidos, el propio abogado de Mancuso, Jaime Paeres, destacó que el excomandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) había entregado 476 bienes a la Fiscalía para el Fondo de Reparación de Víctimas, así como $2.900 millones. Según la defensa, se entregaron propiedades de hasta 2.000 hectáreas y casas valoradas en más de $25.000 millones.

Sin embargo, una revisión hecha por EL COLOMBIANO en los registros de la Superintendencia de Notariado y Registro evidencia que la finca Mi Refugio en Tierralta, en Córdoba, permanece a nombre del exjefe paramilitar y no ha sido entregada a las autoridades, con todo y que contra ella pesan medidas judiciales. No es un terreno cualquiera.

De acuerdo con la matricula inmobiliaria, se trata de una finca de 58 hectáreas que hace parte de la Hacienda Nueva Esperanza, un lugar que fue nada menos que centro de entrenamiento militar e ideológico de las AUC a finales de la década de los noventa.

Desde entonces hasta 2022, el predio figura con 15 anotaciones, 13 de ellas desde que arrancó el proceso de entrega de tierras para víctimas en los departamentos de Córdoba y Antioquia. Sin embargo, aún pasados más de 15 años, lo cierto es que la finca sigue en el papel a nombre de Mancuso, mientras que las víctimas reclaman dilaciones a la hora de retomar el control de sus predios.

No obstante, no es el único lío. Si bien Mi Refugio figura a nombre de Mancuso, investigaciones indican que a través de quien sería su testaferro, Pedro Ignacio Ghisays –otrora un reconocido empresario del Chance en Córdoba–, el exjefe paramilitar se habría apoderado de tres fincas llamadas El Delirio, El Cansancio y El Consuelo.

Aunque se supone que son terrenos que debieron ser entregadas al Fondo para la Reparación de las Víctimas, al consultar las bases de datos de la Supernotariado y Registro, en los predios continúa como titular Ghisays. Todo ello, en medio de un sinfín de oficios y medidas cautelares.

En el caso del predio en cuestión, pesa una orden de embargo penal del Tribunal Superior de Barranquilla, desde el 17 de febrero de 2007, sin embargo, los papeles siguen a nombre de Mancuso.

EL COLOMBIANO se comunicó con el abogado Jaime Paeres en búsqueda de explicaciones. El jurista manifestó que los bienes fueron entregados, pero que ya es deber del Estado la respectiva administración y entrega de estos a las víctimas.

El periplo de la finca Mi Refugio

En 2007, un año antes de su extradición a Estados Unidos, Salvatore Mancuso se encontraba privado de su libertad en la cárcel de máxima de seguridad de Itagüí. Tres años antes, a finales de diciembre de 2004, se había desmovilizado de las Autodefensas tras dejar una estela de despojo, sangre y crimen.

En medio de su reclusión, “El Mono” adelantaba la confesión de sus crímenes de lesa humanidad relacionados con masacres, secuestros y extorsiones. En paralelo, negociaba con la Fiscalía una menor pena. En medio de ello, el ente investigador le pidió a su grupo de abogados representantes iniciar los cambios de títulos de sus tierras con testaferros.

Como si se tratase de una carrera, los abogados de Mancuso comenzaron a hacer todos los trámites burocráticos, entre ellos, firma de poderes en representación del exparamilitar, contacto con sus testaferros y pagos de cambios en escrituras en notaria.

Según consta en la escritura pública de la Notaría Tercera de Montería, se realizó la transferencia de las fincas Mi Refugio, Tierragrata y La Esperanza, que se encontraban a nombre de Pedro Ignacio Ghisays desde 2005. Quien representó a Mancuso fue el abogado Adolfo Castañeda.

Se trata de un jurista que trabajó para la Alcaldía de Daniel Quintero en Medellín, puntualmente en el Instituto Social de Vivienda y Hábitat de Medellín (Isvimed). No puede pasar por alto que fue una institución permeada por irregularidades en gastos y contratos. En todo caso, la labor del abogado Castañeda abarcó la “administración de la cartera hipotecaria”.

Retomando los líos la finca Mi Refugio, los registros indican que, según su matricula, fue adquirida como baldío en 2005 por parte de un hombre identificado como Rosemberg Guevara. Se hizo a la propiedad a través del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria Incora.

Sin embargo, en la escritura está consignada una versión diferente. Allí se señala que la tierra fue adquirida a dos campesinos oriundos de Montería por medio de “englobe de terreno” de las otras tierras. En todo caso, no se especifica de cuánto fue la compra.

Lo cierto es que, pasados seis meses de adquirir la finca por parte del Incora, el 5 de octubre de 2006 Guevara se la vendió a Ghisays por una irrisoria cifra de $8’700.000. Dos años y medio después, cuando Mancuso estaba recluido, el empresario le vendió la tierra, pero por un valor cuatro veces más alto de lo que la adquirió: $37’800.000.

Con todo, la finca terminó embargada por orden del Tribunal Superior de Barranquilla. Así permaneció hasta 2022, cuando comenzó a figurar en medio de un oficio con nuevas prohibiciones. Si bien sigue a nombre de Mancuso y hay medidas que impiden comerciar el predio, Mi Refugio aparece registrada en el programa de entrega de tierras del Gobierno. ¿Estará cumpliendo Mancuso con la entrega, como dice su abogado? El ahora gestor de paz está llamado a dar muestras en ese camino y el Gobierno a sanear las propiedades para que al fin lleguen a manos de las víctimas.

Petro habló de Mancuso y paz

No con dinero o bienes, sino con su labor de gestor de paz, el presidente Gustavo Petro le pidió al recién liberado exjefe del paramilitarismo Salvatore Mancuso, que indemnice a los miles de víctimas que dejó en el país. El planteamiento lo hizo el mandatario desde Turbo, en el Urabá antioqueño, en donde se reunió con miles de campesinos de escasos recursos. “Salvatore Mancuso acaba de regresar a Colombia; está en libertad, o a punto de estar en libertad. Le he pedido que sea gestor de paz y que actúe en función de la paz; que ayude a construir ahora, ya no las trincheras, ya no los fusiles que van a disparar sobre la gente, sino la paz”.

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