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¿Se va a tomar ese medicamento sin preguntarle al doctor?

Tenga en cuenta que el acetaminofén, el ibuprofeno, el diclofenaco, entre otros, pueden tener efectos negativos si los usa de forma inadecuada. Le explicamos.

  • Los medicamentos de venta libre están directamente relacionados con la automedicación, una práctica que puede ser peligrosa. Converse con su médico antes de tomar cualquier tipo de fármaco. La responsabilidad es clave para evitar riesgos en su salud. FOTO: SSTOCK.
    Los medicamentos de venta libre están directamente relacionados con la automedicación, una práctica que puede ser peligrosa. Converse con su médico antes de tomar cualquier tipo de fármaco. La responsabilidad es clave para evitar riesgos en su salud. FOTO: SSTOCK.
09 de agosto de 2021
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Es probable que en ocasiones usted mismo se haya encargado de aliviar sus molestias físicas: un dolor muscular, de cabeza o digestivo haciendo uso de medicamentos de venta libre, aquellos que puede conseguir en farmacias y droguerías sin la formulación de un médico.

“Imaginemos un mundo en el que cada vez que tuviéramos un dolor, un resfriado común o un ataque de rinitis, tuviéramos que acudir a consulta médica para acceder a los medicamentos. Eso haría colapsar los sistemas de salud y afectaría considerablemente la calidad de vida de todos”, explica Héctor Julián Pérez Madrid, toxicólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.

Sin embargo, es muy importante que los use de manera sensata y siempre teniendo el concepto previo de un profesional, sobre todo porque su uso está directamente relacionado con la automedicación, una práctica que puede resultar peligrosa.

Marie Claire Berrouet, toxicóloga y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad CES, advierte que tal como lo indica la Organización Mundial de la Salud, la automedicación tiene unos riesgos ante los cuales se debe ser responsable. “Cuando una persona toma un medicamento por su cuenta debe hacerlo de manera informada, conocer las características, las dosis y los efectos secundarios. No obstante, vemos que no es así, se toma, por ejemplo, acetaminofén sin saber que si se sufre del hígado se debe tener mayor cuidado o que como principio activo está presente en otros medicamentos como el Dólex o el Noxpirín”, lo que podría desencadenar, sin saberlo, una intoxicación por sobrepasar las dosis recomendadas.

Según un estudio publicado en 2017 por la revista Ciencia e Investigación Médica Estudiantil Latinoamericana, un 62 % de los latinoamericanos se había automedicado en los últimos tres meses al momento de la investigación.

Para Felipe Mejía, presidente de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor, esta cifra podría ser incluso mayor entre los pacientes con dolores crónicos. “Tomar medicamentos de fácil acceso como analgésicos y antiinflamatorios sin ninguna asesoría especializada resulta muy peligroso, entre otras cosas, porque el alivio temporal podría ocultar las enfermedades de base que lo ocasionan, lo que prolonga un diagnóstico preciso y cronifica el dolor”, comenta.

Depende del medicamento

La lista de medicamentos permitidos para venta libre varía según el país. Pese a esto, en general, cuenta Pérez, de los que más se tiende a abusar es de los analgésicos, especialmente el acetaminofén que es usado para tratar dolores leves a moderados, el malestar y la fiebre causada por infecciones o cuadros virales. “Si la persona mantiene una dosis de menos de 3 gramos al día (2 pastillas de 500 mg cada 8 horas), el medicamento es seguro, pero si se pasa de esta dosis empieza a volverse tóxico para el hígado”, comenta.

Añadido a esto, es importante que tenga presente que, como lo mencionó Berrouet, marcas de analgésicos comunes como Dólex, Dristán, Noxpirín, etc, contienen acetaminofén y, si no se percata de eso, podría tomar diferentes medicamentos que lo lleven a superar la dosis segura.

En esta misma vía se encuentran medicamentos como el Tramadol o la Codeína, que son usados para dolores moderados a severos. Con estos es importante tener especial cuidado porque causan somnolencia, pérdida del equilibrio y la coordinación. “Por eso no se debe conducir bajo los efectos de estos medicamentos y se debe tener especial atención con los adultos mayores, pues puede aumentar el riesgo de caídas”, afirma Pérez. En ese mismo sentido, agrega que usarlos de forma continua puede generar dependencia, además de que pierden efectividad, “y en altas dosis o combinados con otras sustancias como alcohol, pueden afectar la capacidad de respirar e incluso llevar a la muerte”. Por eso, recuerde que pese a que está permitida su venta sin fórmula, siempre será importante contar con la supervisión de un médico.

Por otro lado, se encuentran los antiinflamatorios no esteroideos como el Diclofenaco, Iboprofen, Naproxen, Meloxicam, etc. Estos son útiles para dolores e inflamaciones, pero “pueden afectar el funcionamiento de los riñones y producir gastritis, por eso lo ideal es que ninguno de estos medicamentos se use sin supervisión o por más de 5 días continuos a menos de que un médico se lo indique así y haga seguimiento de la función del riñón”, puntualiza Pérez.

Finalmente, se encuentran los antibióticos como la Gentamicina que pueden afectar los riñones y el oído, generando daños irreversibles. “Otros como la Doxiciclina, si se administran a niños pequeños pueden dañar los dientes dejando manchas permanentes, y otros están contraindicados en el embarazo porque pueden generar graves daños al feto”.

En este sentido, es fundamental que en lo que respecta a los antibióticos cuente con asesoría médica, pues además de que pueden desencadenar efectos adversos graves, estos medicamentos solo pueden ser administrados para infecciones bacterianas, algo que podrá constatar únicamente con la revisión de un profesional.

Finalmente, tenga en cuenta que si bien su uso inadecuado podrá no ameritar atención en urgencias (a menos de que se trate de una alergia) sus efectos negativos suelen ser tardíos y cuando aparecen pueden ser graves y difíciles de manejar.

Signos de alarma

El uso incorrecto de medicamentos (tanto de venta libre como de venta bajo fórmula médica) puede desencadenar efectos adversos o intoxicaciones. Así pues, si vive alguna de las siguientes situaciones o presenta alguno de los síntomas descritos a continuación, acuda de inmediato a un servicio de salud.

Si una persona toma más de 10 gramos de acetaminofén en un día debe ser llevada a urgencias, dice Pérez, incluso aunque no haya presentado síntomas. De igual modo, si se superan los 3 gramos y medio al día, por varios días consecutivos y se presenta vómito, malestar general, dolor en el hígado (parte superior derecha del abdomen, se pone amarilla la piel o los ojos, debe acudir a urgencias.

Para el caso del Tramadol o la Codeína, si se presenta somnolencia excesiva, dificultad para hablar o se tienen períodos en los que es difícil respirar por más de 10 segundos, es importante buscar atención urgente.

En cuanto a los antiinflamatorios, pueden presentar gastritis y en ocasiones sangrado intestinal (que puede ser evidente en el vómito o las heces negras (sangre digerida)). Así mismo, agrega Pérez, “el daño que causan en los riñones puede pasar desapercibido hasta que se hace un examen de la función del riñón cuando se presenta retención de líquidos, malestar general, alteración de la conciencia, disminución de la orina, etc. Es decir, cuando el daño está muy avanzado”.

La responsabilidad

La toxicóloga Berrouet, reitera que optar por la atención médica siempre será fundamental, sobre todo si se trata de dolores persistentes o que cambian con el tiempo. “Hay que entender que los síntomas obedecen a una causa y este tipo de medicamentos pueden llevar a retrasar el diagnóstico, por eso ante síntomas persistentes o nuevos, no hay que automedicarse sino buscar ayuda profesional”.

Así mismo, es clave que consulte con su médico los medicamentos de venta libre que puede tomar (cómo y en qué casos) y los que no, más aún si sufre de enfermedades crónicas como hipertensión o diabetes. Además, recuerde que los tiempos y las dosis máximas son distintas si se trata de un menor de edad o una persona de la tercera edad. “Hay que estar informado. Aquí los regentes de farmacia son fundamentales, pues por protocolo deben informar a las personas las dosis máximas que pueden tomar y cuáles son las contraindicaciones, para que quien lo compre sea consciente de los riesgos”, añade Pérez.

En ese mismo sentido, reitera que más allá de conocer las marcas, es importante revisar el compuesto activo para no tomar varias veces el mismo medicamento, pero con distintos nombres. “Para poblaciones de especial riesgo como los niños menores de 7 años, embarazadas y mayores de 70 años, debe tenerse mucha precaución y siempre contar con concepto médico”.

Que exista la posibilidad de acceder a este tipo de medicamentos hace parte de su bienestar y autocuidado, pero la responsabilidad es clave para que no lo convierta en una práctica peligrosa.

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