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30 años de la Constitución: el país que nació con la carta magna

El 4 de julio de 1991 se promulgó la nueva Carta. Cómo se llegó a dar este paso, cuál fue su impacto y qué sigue ahora. Análisis.

  • 30 años de la Constitución: el país que nació con la carta magna

Justo hoy hace tres décadas –como lo ha venido abordando EL COLOMBIANO desde hace un mes a través de otros seis reportajes–, entraron en vigor los 380 artículos que transformaron profundamente al Estado colombiano y que marcaron un hito en la historia política del país.

En efecto, tras cinco meses de deliberación –que comenzaron el 5 de febrero de 1991 y culminaron el 4 de julio del mismo año–, los 70 miembros de la Asamblea Nacional Constituyente promulgaron la nueva Constitución, un documento que no solo reemplazó la que regía desde 1886, sino que le abrió las puertas al país hacia la madurez democrática que aún se está consolidando.

Fueron 150 días de largos y duros debates surtidos en cinco comisiones, en las que se abordaron temas, entre otros, como la extradición –que terminó aboliéndose en ese momento por presión del narcotráfico (se revivió en 1997)–, derechos de minorías, creación de la tutela, de la Fiscalía y de la Corte Constitucional.

¿Cuál fue el camino?

Desde antes de las 11 de la mañana de ese martes 5 de febrero en el que oficialmente comenzó sesiones la Asamblea, se inició el recorrido de un camino complejo. El clima político y social, con el impacto del narcotráfico –que además mató a cuatro candidatos presidenciales (Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Luis Carlos Galán y Carlos Pizarro)– era convulso.

Aún así, y a pesar de que todo se gestó desde un movimiento que no surgió del ideario de dirigentes políticos, sino, principalmente, de agrupaciones estudiantiles y sociales, se logró impulsar el movimiento de la Séptima Papeleta, que en las elecciones legislativas del 11 de marzo de 1990 logró convencer a dos millones de personas para que apoyaran la convocatoria de la Asamblea Constituyente.

Dos meses después, y tras el aval de la Corte Suprema de Justicia, en las elecciones presidenciales del 27 de mayo, en las que se eligió al liberal César Gaviria, 4.991.887 colombianos votaron, además, a favor de elegir a quienes integraron la constituyente que transformó la Carta de 1886.

Fue el 9 diciembre de 1991, entonces, cuando los colombianos acudieron una vez más a las urnas, pero ahora para elegir a los constituyentes: 25 del Partido Liberal, 19 de la Alianza M-19, 11 del Movimiento de Salvación Nacional (dirigido por Álvaro Gómez Hurtado), 9 del Conservador, 2 representantes indígenas, 2 del Movimiento Unión Cristiana y 2 de la Unión Patriótica.

La senadora Emma Claudia Castellano, quien acompañó la labor del constituyente Arturo Mejía Borda (de la Unión Cristiana), resalta que la Asamblea sirvió para que “quedara consagrado que todos queremos un mejor país. Una Constitución que dice que somos iguales en un país multicultural”.

Lo que cambió

“Fue un trabajo de muchos colores y manos. Un espacio para un país que tenía desesperanza. Y llegamos a consensos extraordinarios sobre derechos fundamentales, en medio de un ambiente de discusión fuerte, pero fraterna”. De esta manera, Aída Avella, actual senadora de la Unión Patriótica y una de las cuatro mujeres constituyentes, resume el trabajo de esos 150 días.

Las cinco comisiones creadas para el debate temático fueron: la primera, para principios, derechos y reforma constitucional; la segunda, para autonomía regional; la tercera, para reformas al Gobierno y al Congreso; la cuarta, para administración de justicia; y la quinta para temas económicos, sociales y ecológicos.

Antonio Navarro Wolff –quien fue copresidente de la Asamblea junto a Álvaro Gómez Hurtado y Horacio Serpa (ambos ya fallecidos)– resume así el impacto de lo discutido: “La definición de Colombia como Estado social de derecho es el logro más importante de la Constitución de 1991”.

Y es que desde la promulgación de la de 1886, el colombiano se definía como un Estado unitario, centralista y confesional. Sin embargo, la nueva Carta Magna cambió el enfoque: ahora el foco está en el ciudadano, con un énfasis en sus derechos y deberes.

Para garantizarlos, se creó la acción de tutela. Hasta 2020, de acuerdo con cifras de la Corte Constitucional, se presentaron 8.030.372 de estos recursos. Y, aunque ha habido críticas porque su amplio uso ha congestionado el sistema judicial, expertos resaltan su importancia.

Es el caso de Kenneth Burbano Villamarín, director del Observatorio Constitucional de la Universidad Libre, quien asegura que ha permitido “acercar a los ciudadanos a una pronta y eficaz justicia, de tal suerte que las personas como titulares de derechos fundamentales puedan exigir su cumplimiento”.

Adicionalmente, la Carta trajo consigo la conformación de nuevas instituciones y el fortalecimiento de otras. Por ejemplo, dejó de existir una Sala Constitucional en la Corte Suprema para darle vida a la Corte Constitucional. También se creó la Fiscalía y, como entidad adscrita a la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo.

“Las instituciones creadas por la Constitución son claves en el diseño de un Estado neoconstitucional”, ratifica Liliana Estupiñán, doctora en Sociología Jurídica e Instituciones Políticas.

Presente y futuro

Por supuesto, en estos 30 años la Constitución no ha sido estática. En estas tres décadas se ha modificado, a través de reformas en el Congreso, en 56 ocasiones.

Entre las más representativas están la aprobación de la extradición, después de que, el 19 de junio de 1991, la Asamblea la eliminara; la aprobación de la reelección presidencial, en 2004 durante el mandato de Álvaro Uribe, y su posterior eliminación en 2015, en la administración de Juan Manuel Santos, quien también se benefició de la figura; y, la más reciente, la aprobación de la cadena perpetua a violadores y asesinos de niños, niñas y adolescentes.

Con ese alto número de reformas, incluso, se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que se realice una nueva Asamblea Constituyente, aunque son ideas que, hasta el momento, no se han materializado (ver Para saber más).

Pero, además, hay otros aspectos claves que dividen opiniones. En este punto, Hernán Olano, rector de la Institución Universitaria Colegios de Colombia, señala que la moción de censura a miembros del Gobierno fue un punto de inflexión para tener control político sobre el círculo del Jefe de Estado, a pesar de que, a la fecha, ninguna haya prosperado en el Congreso. Y David Suárez, docente de la Escuela de Derecho de Eafit, critica la falta de autonomía de entidades de control como la Fiscalía, la Contraloría y la Procuraduría, donde los poderes Ejecutivo y Legislativo tienen incidencia para elegir a sus cabezas.

En todo caso, y tras tres décadas de ese hito político y social, en las que, entre otras cosas, Colombia pasó de tener 33,7 millones de habitantes en 1991 a 50,3 millones en 2021, esa Constitución transformó al Estado y ahora rige los destinos del país. Esta debe, como coinciden todos los expertos consultados, defenderse para salvaguardar la democracia.

“Las aspiraciones sociales tienen sus mayores avances históricos”

El presidente Iván Duque reflexionó con EL COLOMBIANO sobre las tres décadas de la Carta Política que rige al país. Habló de sus aciertos, de sus retos y de lo que piensa de una nueva constituyente. A la Carta Marga de 1991 la calificó como “un símbolo de unidad nacional”.

Como presidente, ¿qué resalta de la Constitución en estos 30 años?

“Creo que la Constitución del 91 tiene un inmenso valor en la historia de Colombia y es que, a diferencia de las constituciones anteriores, esta no es una constitución producto de una guerra en la que el vencedor impone su voluntad al vencido. La Constitución del 91 tiene como majestad un símbolo de unidad nacional, con la participación de distintas fuerzas políticas, una presidencia tripartita, pero –sobre todo– la capacidad de interpretar una nación y proyectarla hacia el futuro en materia de derechos y en materia de deberes. Creo que la Constitución del 91 es un gran pacto nacional”.


¿En qué se ha fallado y qué hace falta para que se aplique plenamente?

“Las constituciones siempre son aspiracionales, y la Constitución del 91 es –sin lugar a dudas– demasiado aspiracional, pero así la entendemos. Por eso, muchos de sus mandatos no se iban a alcanzar ni en uno ni en dos ni en tres años, ni en una ni en dos ni en tres décadas, pero sí empezó a fijar un derrotero para que, progresivamente, lo logremos. Temas puntuales como la inversión social incremental, los derechos sociales, económicos y ambientales, la gratuidad educativa y muchos otros propósitos fueron desarrollándose progresivamente y hoy, puedo decirlo, muchas de las aspiraciones sociales de la Carta del 91 están teniendo sus mayores avances históricos”.

¿Qué opinión le merece una posible convocatoria a otra constituyente?

“La propia Constitución ha creado un sistema para reformarse, que tiene tres vehículos. Uno es el Congreso, a través de los actos legislativos y ya llevamos más de 50 reformas. Dos, está el vehículo de los referendos. Y tres, está el vehículo de la conformación de una constituyente. Soy creyente en las reformas a través de Congreso o las reformas refrendatarias; creo que una Constituyente es un proceso muy tortuoso y muchas veces puede llevar, inclusive, la certidumbre que debe brindar una Carta Política”.

70
personas hicieron parte de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991.
380
artículos tiene la Constitución Política que rige al Estado colombiano desde 1991.
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