“Solo recuerdo que esa noche llovió mucho y...”. Un silencio se apoderó de la conversación con Amanda Cárdenas, habitante del barrio González de Manizales. No era para menos. Pensar en el 19 de abril de 2017, fecha en la que 18 barrios de la ciudad se vieron afectados por una avalancha, era volver a sentir el vacío que dejó la muerte de sus padres. También resultó herida ella, junto a un cuñado y su hija, de 14 años de edad. Toma aire y retoma su trágico recuerdo, que hoy ajusta un año.
Las imágenes de la tragedia de Mocoa, con 20 semanas de diferencia, parecía que se apoderaban de las calles de la ciudad, que se movió en esos días entre de lodo, viviendas destruidas y averiadas, y que despertó otra lluvia, pero de solidaridad y ayudas humanitarias de quienes no sufrieron pérdidas, pero que veían como sus vecinos, amigos o simplemente coterráneos padecían las inclemencias del clima. La lluvia se apoderó de la realidad manizaleña y amaneció con una tragedia que dejó un lamentable saldo de 17 personas fallecidas, siendo la segunda tragedia de ese año en el país (Ver infografía).