A propósito de la polémica propuesta del Gobierno de convertir el Icetex en un banco, conviene recordar un episodio de su paso por la Alcaldía de Bogotá en el que Petro exponía una promesa parecida que nunca se materializó.
Hace pocos días estalló una crisis tras la advertencia de la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles de la Educación Superior (Acrees) por la falta de recursos asignados en el presupuesto nacional para la convocatoria de créditos Icetex del 2025.
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Congresistas como Catherine Juvinao también denunciaron que el Ministerio de Hacienda no ha girado $402.000 millones correspondientes a matrículas a las universidades desde agosto de este año.
Se lanzaron la culpa entre funcionarios y el ministro de Educación, Daniel Rojas, evidenció su desconocimiento del sector diciendo que el Icetex no hacía parte de su cartera, a pesar de que él es quien preside la junta directiva de esa entidad.
Lo cierto es que el Gobierno quiso pasar de la crisis a la transformación con una polémica propuesta: “El Icetex como entidad crediticia, debe ser banca de primer piso, con tasa de interés barata y con objetivos que tienen que ver con los estudios en el exterior, la investigación, los costos estudiantiles no cubiertos por el estado que incluyen el primer crédito para el cooperativismo estudiantil productivo, antes y después de terminar grados”, explicó el presidente Petro en la red social X.
El “Banco Muisca” que no fue
No es la primera vez que Petro intenta “democratizar el crédito”. El entonces alcalde propuso que el Distrito adquiriera total o parcialmente un banco o una entidad financiera que les prestara en condiciones favorables a comerciantes informales que no tuvieran posibilidades de acceder a créditos. Para ello expuso argumentos similiares a los que ha dicho en los últimos días en relación con la crisis del Icetex.
En 2018, el medio digital La Silla Vacía le puso la lupa a esta propuesta llamada como “Banco Muisca” y demostró que aunque el Concejo le aprobó la propuesta, nunca se hizo realidad porque las negociaciones para adquirir una entidad financiera no se concretaron.
Petro y su equipo tenían la expectativa de que sí comprarían el banco y por eso en el Plan de Desarrollo la promesa de darle créditos a 100 mil personas o empresas, y tan sólo cumplió con otorgar 2.457.
Una cifra irrisoria, según demostró entonces ese medio, porque su antecesor, el condenado por corrupción Samuel Moreno, había logrado 23.500.
Resultó que el Distrito contrató a la Corporación Minuto de Dios y la Cooperativa Financiera Confiar como intermediarios financieros. Esto ocasionó que la Alcaldía admitiera sus falencias en este tema por falta de planeación como por el programa de créditos que montaron.
Defendió la propuesta diciendo que era dirigida para vendedores ambulantes, discapacitados y comerciantes pequeños. Pero cuando llegó Enrique Peñalosa a la Alcaldía en 2015 encontró que sostener la propuesta, también cuestionada por la Contraloría, era muy riesgosa para los recursos públicos. ¿Se repetirá la historia?
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