En el Centro Cristiano de Alabanza El Shaddai todos sabían lo que ocurría y por más de 14 años fue normalizado. Su máximo líder, Francisco Jacomó, acosaba y abusaba sexualmente de mujeres y niñas de la comunidad religiosa a quienes atormentaba mental y psicológica y espiritualmente para infligir sus perversiones.
“Nadie hablaba del tema como abuso, se hablaba de disciplina, se hablaba de pruebas de Dios, se hablaba que eso era como lo que uno necesitaba para ser probado y para recibir el carácter de Cristo y era como si uno necesitara de eso malo en la vida para ser pulido y tallado”, recuerda Patricia Campos, una de las víctimas y denunciante de los abusos en entrevista con Las igualadas, portal que dio a conocer los hechos.
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Jacomó empleaba una estrategia de sometimiento psicológico sobre sus víctimas en un contexto de dominación hasta llevarlas a reconocerse inferiores sin posibilidad de escapar. Lo primero, era pedirles besos en la boca como las elegidas por Dios para complacer a su ungido, se apoyaba en mensajes bíblicos que él mismo inventaba o interpretaba a su favor. Con eso, según la Fiscalía, lograba quitar la connotación sexual del asunto, generando a su vez un ambiente de confianza.
“Se me acercó al oído, me dijo que mientras daba la presentación no había podido evitar mirarme la cola y que había tenido una erección”, contó otra víctima.
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De los besos en la boca pasaba a tocamientos indebidos en piernas, senos y cola. A sus víctimas convencía con plegarias para que no se sintieran mal hasta que finalmente lograba consumar el acto sexual.
“Me empezó a restregar su pene. Me cogía los senos con mucha fuerza, me besaba por todos lados con la lengua. Estaba como desesperado”, se lee en los testimonios del expediente.
Aunque por más de 14 años logró evadir su responsabilidad valiéndose de su dignidad religiosa presentando como prueba de Dios las depravaciones de su carne, el pastor fue llevado hasta las autoridades por algunas de sus víctimas luego de que estas reconocieran que no era voluntad divina, sino abusos lo que padecían.