Los disidentes del Frente Carlos Patiño de las Farc –los mismos que presionaron a campesinos para retener a 28 policías y un mayor del Ejército en el corregimiento de El Plateado (Cauca)– estarían instrumentalizando, de nuevo, a las comunidades para orquestar una asonada contra los integrantes de la Fuerza Pública.
En poder de inteligencia militar hay información de que los disidentes tienen confinadas a unas 1.000 personas en puntos cocaleros estratégicos para orquestar un nuevo ataque contra los uniformados que adelantan las operaciones para retomar el control del Cañón del Micay: una orden directa del presidente Gustavo Petro.
“Se ha identificado a los bandidos responsables de organizar a la población para adelantar asonadas contra las tropas, con el fin de forzar su retiro del territorio. Desde Huisito, Honduras y La Hacienda, alias Giovanny Armero lidera estas acciones criminales, y alias Edwar Ramírez actúa como el mensajero”, señalaron desde las Fuerzas Militares.
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El objetivo de los ilegales, indicaron las Fuerzas Militares, sería proteger los enclaves cocaleros y lograr reubicarse en el sector. Hasta ahora la fuerza oficial no entrega más detalles de este aparente plan.
El Cañón del Micay, particularmente, ha sido el escenario de una guerra por el control de los cultivos de uso ilícito entre las disidencias de las Farc y el ELN.
Ese es un lugar estratégico para las economías de guerra: allá se facilita el sembradío de la hoja de coca y, al tiempo, se asegura la exportación de la sustancia a través del océano Pacífico.