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Lo que no cuadra en las entrevistas que dio Wilmar Mejía de la DNI: relación con Petro, ascenso exprés y presunto nexo con ‘Calarcá’

Tras su extensa intervención en medios, en medio del escándalo por los archivos atribuidos a alias “Calarcá”, surgieron dudas sobre su formación, su rápido ascenso dentro de la DNI y su rol previo como informante civil.

  • Wilmar Mejía junto al presidente Gustavo Petro. Foto: tomada de redes sociales.
    Wilmar Mejía junto al presidente Gustavo Petro. Foto: tomada de redes sociales.
hace 3 horas
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De informante civil para el Gobierno a director de Inteligencia de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI). A Wilmar Mejía le ha ido bien en los últimos meses. Hasta hace poco era un desconocido, al menos para la opinión pública. Hoy es uno de los protagonistas de un escándalo mayor gestado desde la entraña del Gobierno Nacional.

Mejía es licenciado en educación física y con ese título llegó a ocupar uno de los cargos más sensibles del sistema de inteligencia del país. Más que su trayectoria como educador físico, fueron sus relaciones políticas las que lo impulsaron hasta la dirección de Inteligencia Estratégica en la DNI.

Había permanecido en silencio desde que estalló la controversia por los archivos extraídos de dispositivos electrónicos de disidentes al mando de alias “Calarcá”, documentos que lo mencionan y trazan posibles vínculos con ese grupo ilegal, junto al general Miguel Huertas.

Finalmente habló. Ocupó varias horas de micrófonos para entregar su versión y las dudas ahora son mayores. De sus largas intervenciones públicas quedó claro que es un curtido informante. Los archivos atribuidos a alias “Calarcá” lo sitúan en ese rol para las disidencias y, según él mismo admitió, también cumplió esa función para el propio Gobierno.

Las entrevistas con W y Blu Radio, evidenciaron que su acceso a ministros y el mismo presidente es absoluto, que pasó información en altas esferas antes de ser parte de la DNI y que tuvo cercanías hasta con el senador Carlos Andrés Trujillo, el hombre fuerte del partido conservador que ha sido mencionado en el caso de corrupción de la UNGRD.

Su ascenso profesional es el sueño cumplido de cualquier ciudadano común. Conoció al hoy presidente Gustavo Petro, según él, de manera fortuita en 2002. “Petro era congresista y yo, representante estudiantil. Logré llegar a ese cargo enfrentando las estructuras delincuenciales que operaban dentro de la Universidad. Finalmente coincidimos en un proceso que se realizó en Cartagena”, recordó.

Esa reunión fue el primer paso para que el hoy mandatario lo eligiera como su representante en el Consejo Superior de la Universidad de Antioquia. “En una ocasión participé en una reunión con el presidente de la República en la que se habló sobre la situación de la Universidad de Antioquia. El presidente expresó varias preocupaciones, y yo le comenté que había sido el segundo representante estudiantil en la historia de la institución, una experiencia marcada por fuertes presiones derivadas del conflicto armado. La inquietud principal del presidente tenía que ver con la crisis que enfrenta hoy la universidad, una institución fundamental para la región y para el país, que atraviesa dificultades económicas tan graves que incluso ponen en riesgo su continuidad”.

Comentó que llegó a la Universidad sin pertenecer aún a la DNI. Cuando se le preguntó cómo pasó de ser profesor a vincularse como agente de inteligencia, explicó que ese tipo de cargos no exigen una formación académica particular, pues se trata de funciones civiles en las que, según él, prima la capacidad para obtener información y moverse en terreno, más que una carrera específica.

No detalló procesos de selección, certificaciones, evaluaciones o lineamientos que expliquen la confianza depositada en él para ocupar una dirección estratégica.

Tampoco quedó claro como es que un civil sin entrenamiento, sin historial técnico en inteligencia y sin cargo público actuaba como canal directo de información para un ministro. Tampoco aclaró bajo qué protocolos, si alguno, entregó reportes que él mismo calificó de “aterradores”.

Sus presuntos vínculos con Calarcá

Pese al material probatorio sobre sus posibles vínculos con alias Calarcá, Mejía negó que conozca al cabecilla criminal y dijo que nunca se ha reunido con él, tal como lo dijo un alto mando de la disidencia.

“No conozco a Calarcá, ni del pasado y tampoco de ahora. No soy ningún infiltrado. No milito ni hago parte de grupos ilegales, sean de izquierda o de derecha. Por el contrario, en algún momento de mi vida me tocó irme al país porque fui víctima de todos, incluso del mismo Estado, yo sé qué es ser perseguido”, respondió.

El funcionario no tenía previsto admitir que había sido informante, pero, entre una respuesta y otra, terminó revelándolo él mismo. Confirmó que, antes de ingresar al Gobierno, desempeñó ese rol para entidades estratégicas, entre ellas el Ministerio de Defensa. Según dijo, durante ese periodo entregó reportes sobre oficiales y movimientos internos directamente al entonces ministro Iván Velásquez.

“A mí me llegaba información y yo se la entregaba al ministro y le decía “usted es el jefe de esta vaina”. Una cosa era cuando yo era un ciudadano común y ahora otra cosa cuando soy funcionario, esa información la pasé antes de ingresar a la DNI”, sostuvo.

Cuando le preguntaron sobre cómo obtenía la información, dijo: “Cuando fui designado como miembro del Consejo Superior de Antioquia, en representación del presidente, muchos asumieron que uno puede levantar el teléfono y obtener respuestas inmediatas. Esa percepción hizo que varias personas, servidores públicos, preocupados por lo que estaba ocurriendo, empezaran a buscarme a través de terceros. Así surgieron reuniones en las que me compartieron información que, para mí, resultaba alarmante”, explicó.

“Por ejemplo, me hablaron de posibles trámites irregulares en los almacenes de Medellín donde se expiden permisos de armas o se comercializan explosivos. Situaciones aberrantes. Ante denuncias así, lo responsable era poner esos hechos en conocimiento de la autoridad competente. Cuando tuve acceso al ministro de Defensa, le expuse lo que sabía y le dije: ‘Esto es lo que hay; revise usted’”, añadió.

Sus declaraciones estuvieron marcadas por intentos evidentes de minimizar la magnitud del escándalo y relativizar las revelaciones de Noticias Caracol sobre sus presuntos vínculos con las disidencias de “Calarcá” y el eventual acceso a información estratégica para el Estado.

“Yo solo soy un peón en este teatro de operaciones que está montado y esto es contra la institucionalidad, las agencias de inteligencia, el gobierno mismo y en contra del presidente de la república. Esto parece que es un plan sistemático de desinformación y ataques, no solo contra el DNI, sino contra toda la comunidad de inteligencia... y sobre todo sobre el mismo Gobierno”, afirmó.

Otro aspecto que llamó la atención fue la velocidad con la que escaló posiciones dentro de la DNI. Frente a los cuestionamientos por su trayectoria académica, sostuvo que esa formación no limita su capacidad para desempeñarse en el cargo. Explicó que el trabajo de inteligencia no depende de un título específico, sino de habilidades para generar confianza, moverse en terreno y obtener información clave en contextos complejos. “Cualquiera puede ser informante”, sostuvo.

Relación con el general Miguel Huertas

Según la investigación que destapó sus presuntas relaciones con las disidencias, el general Miguel Huertas habría hecho parte de ese triángulo de contactos. Sobre este punto, Mejía reconoció que mantiene una amistad cercana con el oficial y aseguró que apenas recientemente se enteró de un viaje que Huertas hizo a Venezuela, donde, según las revelaciones periodísticas, habría sostenido un encuentro con un delegado de alias Calarcá.

Contó que fue él quien recolectó el dossier de resultados del General Huertas: “Lo que se hizo fue que se le presentó al presidente y unos meses después el mandatario toma la decisión y lo llama, yo solo aporté una información que tenía”.

“Yo a Huertas hoy lo considero un amigo, he compartido con él, conozco su familia. Huertas es un general extremadamente tropero, pero todos los resultados han estado enmarcados en el desarrollo de las operaciones militares que le han sido autorizadas en los territorios donde ha estado”.

Respecto al viaje a Venezuela del general, dijo: “Lo que acabo de recibir es que el general Huertas hizo un viaje, por eso el general Huertas tendrá que hablar. Creo que en las condiciones actuales de Venezuela, que un general de la república, retirado o activo se vaya a ese viaje sin autorización de sus comandantes, haría que ese general no estuviera muy cuerdo, corre mucho riesgo de no volver”, aseguró.

No ofreció más contexto sobre la relación, ni por qué ese vínculo no fue informado en su rol como jefe de inteligencia estratégica.

Participación en la purga de las FF.MM.

Mejía confirmó que sus aportes, con información privilegiada, fueron claves para las decisiones que, a inicios del Gobierno, tomó el Ministerio que lideraba Iván Velásquez cuando fueron apartados varios altos mandos de las Fuerzas Militares.

“Se generó un relacionamiento, creo que serví como de fuente humana para el gobierno, y en especial para alguna de las carteras. Yo entregaba información y ellos contrastaban para seguir tomando decisiones. Yo no purgué a nadie, yo simplemente entregué la información de la cual era receptor, y con esa información tomaron decisiones”, reveló.

Lea más: “El pensamiento insurgente es más necesario que nunca” y “demasiado estúpido”: lo que decía Wilmar Mejía, ficha clave del escándalo de alias Calarcá

La exposición pública de Wilmar Mejía evidencia que no cuenta con la preparación profesional que normalmente exige la dirección de un organismo de inteligencia y que pese a sus intentos por minimizar la gravedad del escándalo, sus propias palabras terminaron alimentando las inquietudes sobre su rol, su ascenso acelerado y la naturaleza de los vínculos que hoy lo tienen en el centro de una tormenta institucional.

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