A la desbandada de ministros de Petro se sumó la del general William Salamanca. Gabinete se divide entre renuncias simbólicas y salidas definitivas.
No cesan los coletazos de la inédita crisis desatada justo hace una semana en el corazón del petrismo. En medio de la desbandada de ministros, ayer se confirmó la renuncia de otro alto funcionario que, aunque no integra el gabinete, sí hacía parte del círculo de confianza del presidente Gustavo Petro: el saliente director de la Policía, el general William Salamanca.
Su salida se da en medio de un éxodo ministerial luego de que el jefe de Estado le solicitó al gabinete la renuncia protocolaria. De hecho, como muestra de las fisuras y heridas que dejó el accidentado Consejo de Ministros de hace ocho días –en el que Petro defendió a su jefe de despacho, Armando Benedetti–hoy ya se vislumbran renuncias de orden simbólico, otras inciertas y algunas definitivas y con visos de divorcio.
De hecho, la salida del general Salamanca fue confirmada por el Ministerio de Defensa que, a diferencia de otros despachos, no comunicó si su titular, Iván Velásquez –en la mira por la crisis de orden público en el Catatumbo–, presentó renuncia irrevocable o no a su cargo.
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En su lugar, el Ministerio informó que aceptaba la renuncia del ahora exdirector y designaba al brigadier general Carlos Fernando Triana, quien se había retirado en 2023 y será reintegrado. Oficiales de la Policía consultados por EL COLOMBIANO, quienes solicitaron la reserva de su identidad, se declararon extrañados por la renuncia.
Pero más sorpresa les causó la designación del general Triana. “Es curioso, porque Salamanca fue el que echó a Triana en 2023, cuando era inspector general. Se dijo que el motivo fue una pelea de egos. Entonces, ¿qué significa que ahora se vaya Salamanca y regrese Triana?”, preguntó una de las fuentes.
Horas después de que el presidente le pidió la renuncia a su gabinete, ayer se conocieron a cuentagotas las cartas en las que sus más cercanos colaboradores dimiten del Gobierno. Sin embargo, hay una diferencia entre quienes dicen adiós de manera simbólica y quienes lo hacen de manera irrevocable.
En el primer grupo aparecen los ministros de Educación, Daniel Rojas; la canciller Laura Sarabia; el ministro de Minas, Andrés Camacho; la ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, o la directora de la Unidad para las Víctimas, Lilia Solano. En sus cartas de renuncia se específica que se trata de una dimisión de orden protocolario, es decir que, aunque ponen su cargo a disposición, no se van tajantemente del Gobierno.
Sin embargo, hay otros que sí renunciaron de forma irrevocable, lo que implica que su partida es definitiva. En ese grupo se cuentan los ministros de Ambiente, Susana Muhamad; Trabajo, Gloria Inés Ramírez; Culturas, Juan David Correa, y el director del Dapre (Departamento Administrativo de la Presidencia), Jorge Rojas.
Se trata de funcionarios del primer anillo del presidente, quienes decidieron dar un rotundo paso al costado luego de que el mandatario confirmó que Benedetti será su jefe de despacho y, para muchos, el peaje para acceder a él.
En medio hay un tercer grupo cuyas cartas de renuncia no se conocen y no hay precisión frente a si son irrevocables o no. Allí se cuentan el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo –nombrado presidente encargado ante el viaje de Petro a Oriente Medio–; el ministro Velásquez; el ministro de Comercio, Luis Carlos Reyes; el director de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, o el director de Planeación, Alexander López.
En el ramillete figura la ministra de la Igualdad y también vicepresidenta Francia Márquez. Aunque se rumora que Petro podría aceptarle la renuncia a ese Ministerio, fuentes allegadas a la funcionaria le comentaron a este diario que no dará su brazo a torcer y no soltaría tan fácil un Ministerio que ayudó a crear de ceros.
En listado podría contarse el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, que aunque dimitió, no detalló si se trata de un adiós irrevocable. Su caso merece consideraciones aparte.
De dejar el Ministerio, Cristo no solo pondría a tambalear la implementación del Acuerdo de Paz –una de sus grandes prioridades–, sino que dejaría acéfalo el despacho justo cuando Petro confirmó que sí habrá sesiones extras en el Congreso para discutir la reforma a la salud y a días de que inicie el periodo legislativo formal.
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De hecho, confirmadas las extras, sectores de oposición sentaron una voz de protesta y expresaron su rechazo. Según la representante Lina Garrido, de Cambio Radical –segunda vicepresidenta de la Corporación–, se trata de una “convocatoria sin dirección, con un gabinete en ruinas tras la renuncia de todos los ministros, y con un presidente que prefiere embarcarse en una excursión internacional”.
Ante la desbandada, Petro insistió en que hay votos de por medio que explican la pelea interna. Alegó, además, por una “lucha furiosa entre quienes deben aliarse”.
“Un gabinete no debe ser una lucha por los votos del pueblo, se daña así el Gobierno y el pueblo. Hay un tiempo para cada cosa”, dijo, señalando que hay “ego de un grupo sectario” en su gabinete.
