Andrea Cortés se convirtió en una figura pública en 2020, cuando se conoció que sería la primera mujer trans en llegar al cargo de patrullera de la Policía Nacional. Pero duró poco en sus funciones, pues fue destituida por una denuncia de robo en una droguería del centro comercial Titán Plaza, en el noroccidente de Bogotá.
En un video, que fue divulgado en las redes sociales y en los medios de comunicación, quedó expuesta la escena del supuesto hurto. Al parecer, Cortés habría aprovechado la ausencia de una de las empleadas del establecimiento para quedarse con una crema para los ojos.
Aunque en el video se ve cuando Cortés tomó un producto extra, su defensa alegó que lo empacó en la bolsa porque la cajera no lo había hecho. Y advirtió que había pagado por todos los productos que se llevó.
Después del hecho, se interpuso la denuncia y la patrullera tuvo que responder en un juicio disciplinario. La conclusión del juez de la Policía fue que Cortés sí había cometido el hurto y con ello había incurrido en una falta “gravísima”, fue destituida e inhabilitada para ejercer cargos públicos por once años.
“Se identifica que la funcionaria de la Policía, en un descuido de la señora (la regente de la farmacia), toma la crema del contorno de ojos y la mete en una bolsa (...) y se retira sin pagarla”, dice el fallo.
La defensa de Cortés, sin embargo, no estuvo de acuerdo con la decisión, que tardó solo tres meses en salir a la luz. Afirmó que fueron transfóbicos, homofóbicos y racistas al haber violado los derechos fundamentales de Andrea Cortés, le aseguró a medios capitalinos.