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Familia en la comuna 13 está de luto: la historia del soldado paisa asesinado en Arauca

Luis Argiro Durango nació en Ituango, pero vivía en San Javier, en la comuna 13.

  • Sargento segundo Luis Argiro Durango. FOTO Cortesía Ejército Nacional
    Sargento segundo Luis Argiro Durango. FOTO Cortesía Ejército Nacional
13 de septiembre de 2021
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Al sargento segundo Luis Argiro Durango Mazo, le llegó la muerte diez días antes de su cumpleaños número 36. El 21 de septiembre esperaba una torta y otros regalos que su esposa le enviaría desde San Javier, comuna 13 de Medellín, donde vivían desde 2009, cuando la familia empezó a construir los sueños de toda una vida.

El atentado ocurrido en Arauquita (Arauca) la madrugada de este sábado y atribuido por las autoridades al Eln y a las disidencias de las Farc, apagó cualquier posibilidad de seguir caminando juntos por el sendero que trazaron desde que se enamoraron.

Durango Mazo nació en Ituango (Norte de Antioquia) en 1985 y creció en una familia de seis hermanos, tres mujeres y tres hombres. Cuando tenía 18 años y aún estaba en el colegio conoció a Beatriz Elena Valencia, en ese entonces de 14, y comenzó el amor. Su noviazgo, recuerda ella con tristeza, se acabó y duraron cuatro años separados. Pero, para 2009, cuando ambos habían dejado su municipio natal y partieron a Medellín en busca de oportunidades, él la llamó y empezaron de nuevo.

La relación estuvo marcada por las dificultades de la distancia, pues Durango Mazo ya había ingresado al Ejército Nacional para esa época y duró 14 años en la institución. Pero Valencia no dudó en construir una vida a su lado: “Yo acepté así fuera a distancia, yo le decía que lo esperaba siempre que él llegara. Y ahora, no sé a quién esperar”.

En 2013, nació su primera y única hija, pues aunque intentaron tener otro bebé no lo lograron, y en 2014 se casaron. La familia se extendía y, con ella, los deseos de construir un mejor proyecto de vida. Una de las premisas de Durango Mazo era trabajar duro para poder descansar un poco años más adelante. Empezaron a construir su casa, ya tenían dos pisos terminados, ellos vivían en el segundo, tenían el tercero alquilado y estaban terminando el tercero para obtener otra renta, terminar de pagar deudas y conseguir un carro. Ella se dedicaba a su tienda de abarrotes, en San Javier, mientras él cumplía labores en el Ejército. En julio pasado había sido asignado a Arauca, el lugar donde estuvo por última vez.

A las 8:30 de la noche del sábado 10 de septiembre, tres horas y media antes de la tragedia, el militar llamó a su esposa, como acostumbraba hacerlo todos los días en cualquier momento que pudiera. Hablaban por llamadas, viodeollamadas o chateaban por WhatsApp. “El incluso una vez me llamó a las 6:00 de la mañana y me dijo que mientras yo dormía él había estado caminando, haciendo sus rondas”, relata Valencia.

La distancia no era impedimento para estar unidos. Incluso, jugaba a las escondidas con su pequeña hija a través de la pantalla. Y, cuando estaba de descanso no salía mucho de la casa para compartir con ellas. Jugaban, veían televisión, iban al parque, montaban bicicleta, nadaban, trotaban desde muy temprano y cuidaban dos gallinas que tienen como mascotas, juegos infantiles, pero que los llenaban de felicidad, así como las sancochadas, una de las actividades preferidas de él.

El momento de la tragedia

Durango Mazo fue el único antioqueño fallecido en el atentado. Los otros cuatro son el soldado profesional Julián Adolfo Torres Loaiza, de Bugalagrande, Valle del Cauca, (siete años en el Ejército); el soldado profesional Kevin Enrique Sibaja Lambertino, de Montería, Córdoba, (cuatro años en el Ejército); el soldado profesional Jeferson Gamboa Robledo, de Buenaventura, Valle del Cauca, (cuatro años en el Ejército); y el soldado profesional Kebinson Alberto Campo Flórez, de Guamal, Tolima, (10 años en el Ejército).

Todos formaban parte de tropas del batallón de operaciones terrestres número 27 de la Fuerza de Tarea Quirón, de la Octava División del Ejército Nacional. EL COLOMBIANO tuvo acceso al informe preliminar de los hechos, según el cual los militares estaban cumpliendo labores de protección a la comunidad y a la infraestructura del Estado en la vereda Jujú, del municipio Arauquita (Arauca), cuando, a las 12:06 de la mañana, fueron atacados con artefactos explosivos, ráfagas de fusil y ametralladora.

Este hecho dejó también seis soldados heridos: Juan Carlos Mora Díaz, Libardo González Guzmán, Freidy Geovany

Caicedo Camilo, Dayvid Alexánder Montoya Palacio, Anderson Jaír Ramírez Rojas, y Yoseph Alfredo Peña Vargas, quienes siguen bajo atención médica. Inicialmente, tres hombres se reportaron como desaparecidos, quienes posteriormente fueron encontrados. Su armamento y el de los cinco fallecidos no fue encontrado tras el hecho.

Luis Fernando Navarro Jiménez, comandante general de las Fuerzas Militares, indicó que este hecho está atribuido a la connivencia entre el frente Guerra Oriental del Eln, cuyo cabecilla es alias Raúl o Nacho, la estructura Héroes y Mártires, del Eln, y la estructura 10 de las disidencias de las Farc.

Ahora, la esposa de Durango y sus demás familiares esperan la llegada del cuerpo a Medellín para darle sepultura. Ella, quien cumplirá 32 años en octubre, seguirá llorando al hombre con el que quiso pasar su vida y al que, según dice, todo el mundo quería porque era un excelente ser humano, gran hermano y buen hijo.

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