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Vecinos del asalto a fundidora explican por qué no hubo más heridos

La Fiscalía confirmó ayer que los delincuentes hurtaron 3.148 gramos de oro sin procesar.

  • Después del cinematográfico robo a la fundidora de oro, la avenida Industriales, que conecta al Centro y el sur de Medellín, ayer estaba en su rutina de siempre y el movimiento empresarial no se detuvo. Hay algunas dudas frente a la seguridad. FOTO donaldo zuluaga
    Después del cinematográfico robo a la fundidora de oro, la avenida Industriales, que conecta al Centro y el sur de Medellín, ayer estaba en su rutina de siempre y el movimiento empresarial no se detuvo. Hay algunas dudas frente a la seguridad. FOTO donaldo zuluaga
06 de noviembre de 2021
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Como si nada hubiera pasado, como si 24 horas antes aquel no hubiera sido el escenario del más cinematográfico robo de los últimos años en la ciudad o como si la vida siguiera tal cual a pesar de las adversidades. Así era el panorama ayer en la avenida Industriales, al sur de Medellín, exactamente a las 11:45 a.m., la misma hora del robo a la empresa fundidora de oro por un comando armado de cerca de 30 hombres, según los cálculos de las autoridades.

En la misma entidad asaltada, cuya fachada son unas mallas y una pared blanca sin ningún logo empresarial, de puertas para afuera no se veía nada extraño: un vigilante con su uniforme, su arma y gafas oscuras, y nada que insinuara lo que pasaba de rejas para adentro.

Solo un funcionario de la empresa rompió la rutina: se arrimó a la reja, se identificó como Alberto Castillo, jefe de Seguridad de la compañía, y dio una mínima versión de los hechos: “Acá seguimos trabajando con normalidad, somos una empresa muy responsable y el movimiento laboral continúa sin inconvenientes”, dijo. No aludió a que a pesar de la reacción policial, los delincuentes lograron llevarse un multimillonario botín que hoy las autoridades buscan rescatar con todo su poder investigativo.

Los asaltantes “se llevaron una escopeta, un radio, un chaleco, y 3.148 gramos de oro sin procesar por un valor de $550 millones”, confirmó la directora seccional de Fiscalías, Natalia Rendón. Castillo, sin embargo, lució tranquilo y con la confianza en que las investigaciones darán frutos: “La reacción de la Policía fue extraordinaria. En cuanto a la seguridad, la trabajamos en una alianza nuestra con la Policía y la comunidad”, afirmó.

El silencio y las dudas

En las afueras de la fundidora, la vida marchaba como cada día. Por ser zona industrial y comercial, mientras en las empresas aledañas había carros cargando o descargando mercancías, el tema de conversación entre los empleados era el asalto, pero no ante los medios de comunicación.

“Llevamos tres años acá y es la primera vez que vemos un robo así, pero no nos sentimos amenazados ni inseguros”, expresó un directivo de una empresa vecina. Uno de los empleados dijo que todavía tiene frescas las imágenes del asalto. “Lo que alcancé a ver fue esa gente disparando y las motos de la Policía, porque de una nos entramos a protegernos”. No añadió más.

La administradora de una empresa comercializadora de muebles, al contrario, advirtió que no hay tanta seguridad en el sector. Dijo que a su local le han hecho atracos: “hace como un año se entraron y nos robaron computadores y equipos, pero este año varias veces hemos llegado a trabajar y hemos visto los techos destapados, no entendemos porque no nos han robado nada”.

La duda del porqué, quedó en el aire. En otra empresa cercana, las directivas callaron. Una de las empleadas dijo haber sido la primera en notar lo que pasaba en la fundidora: “cuando vi todas esas motos y que la volqueta entró a tumbar la puerta me percaté de que era un robo y entonces cerramos las puertas y nos fuimos a la parte de atrás”. Aseguró que del episodio les tocó solo oír los disparos, pues por temor nadie se atrevió a acercarse a las ventanas.

El subcomandante de la Policía Metropolitana, Rolfy Jiménez, confirmó la captura de 11 presuntos implicados en el asalto, más la incautación de 10 motos, dos vehículos particulares, la volqueta que tumbó la puerta de ingreso a la fundidora y un taxi.

“Entre los delincuentes hay seis de Antioquia, tres de Bogotá, uno de la costa Norte y un extranjero”, confirmó el oficial, y destacó la ejecución de cuatro allanamientos en un hotel de la carrera 70, en Guayabal, en Robledo el Diamante, el Doce de Octubre y Bello.

Ante la extrañeza de por qué a pesar del intercambio de disparos entre los asaltantes y la Policía no hubo víctimas fatales y solo dos uniformados levemente heridos, un vendedor ambulante del sector que presenció los hechos expresó la que considera la razón principal: “es que cuando la volqueta entró tumbando la puerta, hizo mucho ruido y al ver esa gente con fusiles, todo mundo se escondió o salió corriendo”. Ni en el piso ni en las aceras ni en la vía se hallaron vainillas de balas, tampoco algún muro o ventanal impactado por un disparo. Es como si no hubieran quedado huellas físicas del caso.

En la zona, los habitantes y comerciantes quieren borrar el hecho hasta de la memoria: “la orden que tenemos es no hablar de ese tema, estamos tranquilos”, dijo un empleado de una estación de gasolina cercana. Las autoridades, entre tanto, arman el rompecabezas para esclarecer el robo, que a muchos les sigue pareciendo una película de Netflix en una de las zonas más concurridas de Medellín

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