Según la Alcaldía en ese entonces, la gestión permitió conseguir cerca de $20.000 millones para obras e interventoría en las quebradas La Muñoz, Zanjón del Alto y El Sesteadero por parte de la Secretaría de Infraestructura y la Subsecretaría de Gestión de Desastre, las cuales deberían durar cerca de seis meses.
Pese a la disponibilidad de los recursos y a la celeridad que se tenía a raíz del fuerte invierno, las obras se fueron extendiendo en el tiempo. De hecho, la quebrada El Sesteadero es tristemente recordada a raíz de que el 20 de mayo de 2022 sus aguas desbordadas arrastraran a una familia en la vereda El Ajizal, hecho que terminó en la muerte de la pequeña Valery González y su padre, Stiven.
Para junio de 2022, El Sesteadero seguía sin ser intervenida de forma adecuada e incluso los vecinos de los barrios La Hortensia y San Pablo temían que el afluente se llevara 20 viviendas que están en su ribera, por lo que le pedían a la Alcaldía que agilizara las obras.
En diálogo con EL COLOMBIANO en esa ocasión, el en ese entonces secretario de Gobierno, Diego Torres (hoy alcalde) argumentó que si bien la socavación denunciada por los vecinos era por cuenta del invierno, para él solamente serían cuatro las viviendas en un riesgo alto las amenazadas por El Sesteadero.
“Si bien es un riesgo que es permanente, no es un riesgo priorizado, por cuanto las propiedades no se encuentran en un riesgo inminente”, añadió Torres por esas fechas en su declaración a este medio.
Uno de los voceros de la comunidad señaló que ante las demoras de la pasada administración para terminar la canalización, pedían explicaciones sobre los recursos toda vez que las demoras eran ocasionadas por la falta de flujo de caja que muchas veces impedía que se les pagara a tiempo a los obreros.
“Pero el alcalde José Fernando nunca nos dio cara, solo nos mandaba decir que la Ungrd era la que enviaba la plata, no la alcaldía. Y acá los obreros duraban hasta un mes sin pagos”, añadió el líder comunal.
Por fortuna, según el líder, para la comunidad de la comuna 4, la llegada del alcalde Diego Torres a la Alcaldía de Itagüí aceleró las obras en El Sesteadero, las cuales por fin terminaron en abril pasado para beneficio de 5.000 itagüiseños sobre todo de los barrios Colinas del Sur y El Bolo.
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Según la Alcaldía, las obras tuvieron una inversión de $3.877 millones, ”que solucionan de manera definitiva una problemática de desbordamientos en el sector”, apuntó la administración.
“Ya de alcalde, Torres estuvo muy pendiente de las obras acá. Cuando llegó, volvimos a expresarle la situación y él se le emberracó a los contratistas porque no podían decir que no había plata cuando esta ya estaba disponible desde 2021”, apuntó un vecino de la zona.
La cuestión es que, para algunos residentes, las dimensiones de la canalización –qué según la Alcaldía es un box culvert de 135 metros de concreto, con 4,5 metros de ancho por 1,5 metros de alto– no son tan amplias como el margen original de la quebrada, hecho que podría generar, que de venirse una temporada de lluvias tan fuerte como la ocurrida hace un tiempo, la obra en vez de permitir el flujo sin problema del afluente, antes genere un tapón que cause más problemas que soluciones.
“Por ahí baja no solo agua, sino también piedras, escombros y basuras de los barrios de arriba. En las reuniones les decíamos a los ingenieros que la canalización propuesta traía menos capacidad a lo que tenía anteriormente la quebrada de cauce. Ellos contestaron que hacían la obra con los planos y los estudios pasados por la Alcaldía. Entonces, estamos en esa incertidumbre. A eso hay que sumarle que no hay espacio para que entre maquinaria a la canalización. Le dijimos eso también al ingeniero pero él dijo que ellos se limitaban a hacer la obra, que la alcaldía miraba como sacaban el material cuando se acumulara”, apuntó el líder social.
Sin embargo, en un comunicado de abril, la Alcaldía señaló que este componente esencial garantiza un control eficiente del flujo de la quebrada, fortalece el sistema de drenaje y prevención de inundaciones, e incrementa en un 60 % la capacidad hidráulica del afluente.
A la queja de la comunidad hay que sumar que algunas obras quedaron incompletas, pese a que la Alcaldía anunció que se realizó la construcción de 300 metros lineales de andenes en concreto con franja táctil así como pasamanos.
Por ejemplo, las obras para habilitar los accesos vehiculares de la Unidad Entre Colinas 2 siguen sin completarse así como el acabado de las aceras cuyos adoquines siguen sin terminarse. Además, una de las casas de la zona quedó bastante afectada durante las obras y no se han culminado sus reparaciones, pese a que estas se acordaron.
Otro de los asuntos es que las obras de canalización solo avanzaron hasta un punto de la quebrada, por lo que la otra parte quedó descubierta, al parecer porque el tramo pendiente limita con Medellín, lo que obliga a coordinar la construcción entre ambas municipalidades.
EL COLOMBIANO contactó a la Alcaldía de Itagüí para conocer más detalles de estos trabajos y del futuro de la obra, pero al cierre de la edición no habían emitido respuesta.
Por ahora en el barrio Colinas del Sur, mientras unos agradecen que por fin las obras culminaron, otros están a la expectativa de que el invierno que inicia no les cause más problemas de los que han tenido que padecer por cuenta de El Sesteadero.