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El pasado domingo se registró un aparatoso accidente en el que una conductora murió después de que su automóvil Chevrolet Onix cayó desde el piso 6 de la zona de parqueo de la sede de la Clínica El Rosario en Villa Hermosa, pero no se trató de un caso aislado.
Menos de 48 horas después, se reportó una situación similar que, por fortuna, no terminó en tragedia. En este nuevo caso, otro vehículo particular atravesó parcialmente una pared, esta vez en el municipio de Caldas, en el sur del Valle de Aburrá.
En este hecho, atendido por los bomberos locales el lunes, un carro al parecer sin frenos estuvo a punto de caer al vacío desde el quinto piso de la torre de parqueaderos de una unidad residencial, quedando atascado entre la pared y los topellantas.
Este tipo de casos, que no son nuevos en el área metropolitana, han traído a colación el debate sobre la calidad y componentes de los elementos no estructurales (como cerramientos, acabados e instalaciones) que tienen los parqueaderos en altura.
Al respecto, EL COLOMBIANO consultó al doctor en Ingeniería Sísmica y Estructural Juan Andrés Oviedo Amézquita, quien explicó que dentro del Reglamento Colombiano de Construcción Sismo Resistente (NSR-10) se habla sobre elementos no estructurales como “muros barrera” que pueden evitar este tipo de tragedias.
Según el experto, quien además es vicepresidente de la Asociación de Ingenieros Estructurales de Antioquia, los muros de los parqueaderos deben dotarse para resistir las cargas a las que podrían ser sometidos eventualmente, como por ejemplo al impacto de un vehículo.
“Cuando se hace el diseño de un elemento de tipo barrera, un muro de mampostería obliga a colocar, por ejemplo, varillas de refuerzo, que van rellenas con un mortero especial para poder dotar el muro de la capacidad de resistencia”, apuntó.
Sobre el material con el que se construyen los muros de estas estructuras, Oviedo Amézquita aclaró que hay diversas alternativas, pues independientemente de que sea en mampostería de ladrillo, de concreto, elementos de concreto metálico o caucho, si se dota de una absorción eficiente del impacto, funcionará.
“Una vez se escoja el material por temas arquitectónicos, se requiere proveer la resistencia, el caso de una mampostería, debería tener elementos de acero como refuerzo, porque si no lo tiene, su capacidad para soportar un golpe como el de un carro en movimiento, podría ser mínima”, aseguró el experto.
Por otra parte, Oviedo Amézquita señaló que existen dispositivos como los topellantas que tienen efectividad en la reducción del impacto de vehículos, pero planteó que habría que considerar una discusión técnica sobre su utilización para definir si es una solución suficiente ante esta problemática de seguridad.
En ese sentido, el experto resaltó que existe la normativa pertinente que debe aplicarse en el caso de los elementos no estructurales y planteó que será una tarea adicional revisar si hacen falta medidas o más regulación en el proceso constructivo.
Así, según su concepto, cumpliendo con la norma existente, se pueden diseñar y construir elementos y muros que resistan la colisión de un vehículo, para evitar que más personas se vean expuestos a una eventual caída al vacío en el Aburrá.