Aunque parezca un galimatías y el grito de victoria aún esté lejos en el horizonte, mucho trecho ha transcurrido desde el pasado 9 de marzo, el día que se oficializó el primer caso de covid-19 en territorio antioqueño.
Son, exactamente, 184 días. Un semestre completo en la atención a la pandemia que a la fecha deja más de 90.000 contagios y que le ha quitado 1.959 seres queridos a las familias paisas.
La concentración de casos en el Valle de Aburrá continúa siendo una máxima (ocho de cada diez casos en Antioquia ocurren en los 10 municipios del área metropolitana) y 122 de los 125 municipios han tenido casos confirmados de covid-19. Solo tres localidades: Yalí (Nordeste), Nariño (Oriente) y Pueblorrico (Suroeste) se mantienen “inmunes”.
Esas muertes, el porcentaje de ocupación de camas hospitalarias que obligó a decretar la alerta roja durante agosto y la crisis social derivada de los cierres prolongados son la crudeza de un contexto complejo que paralizó al mundo y en el que, por supuesto, Antioquia no es la excepción.
Sin embargo la atención de la pandemia ha traído también unos aprendizajes y logros que vale la pena recordar y recalcar al momento de hacer un corte de cuentas.
Aprendizajes y logros
Lina Bustamante, secretaria de Salud de Antioquia, valoró los esfuerzos articulados entre todos los actores del sistema de salud que han permitido, por ejemplo, pasar de 240 camas UCI para covid en marzo a las 922 actuales y así garantizar una mayor capacidad de atención.
“Hemos aprendido que el sistema de salud, aunque tenga dificultades en temas de estructura, se adapta fácil. La pandemia fue el tema en común que logró sentar a los actores del sistema de salud: EPS, IPS, secretarios de salud a hablar y coordinar temas. Sentar a la academia, a los empresarios y al Estado (sector oficial) trae grandes beneficios como lo vimos con las unidades de cuidados intensivos, con las pruebas, con las mesas técnicas en las que siempre se busca el bien colectivo”, dijo.
Sobre la red diagnóstica, por ejemplo, la funcionaria valoró que se partió de un proceso nuevo en abril pasado y hoy en el departamento hay 20 laboratorios habilitados con capacidad para procesar cerca de 10.000 pruebas diarias.
Andrés Aguirre, director del Hospital Pablo Tobón Uribe, resaltó la importancia del trabajo en equipo y la cooperación de sectores como el empresarial que permitió escalar a tiempo las camas UCI.
“Otro gran aprendizaje es el trabajo articulado que lidera la Gobernación y en el que participamos EPS, clínicas y hospitales, empresarios, para tratar de discernir cuáles son las mejores decisiones para salvar vidas y evitar más daños sociales y económicos”.
Aguirre hizo énfasis en la importancia de la legitimidad y la confianza en las instituciones que prestan servicios de salud. “Destaco el compromiso y la dedicación del personal que hace frente con vocación de servicio y que sigue exponiendo su vida. Tuvieron la capacidad de estudiar, acoger conocimiento y generar procesos que permitieran una atención segura para la comunidad”, dijo Aguirre.
Retos y preocupaciones
“La pelota ahora está del lado de la ciudadanía”, dijo hace poco el gobernador (e) de Antioquia, Luis Fernando Suárez, en una analogía futbolera que daba cuenta de que con la nueva fase de reapertura gradual de la economía, que comenzó el primero de septiembre, los casos seguramente aumentarán. Buena parte de la responsabilidad de frenar la velocidad de contagio y de que no haya que regresar a un encierro estricto está en que la gente use bien el tapabocas, incorpore a sus hábitos el lavado constante de manos y mantenga un distanciamiento físico prudente.
Un concepto que comparte Lina Bustamante, a quien le preocupa la incertidumbre de cuánto más va a durar la pandemia, los tiempos y los alcances de las vacunas y que la gente se desgaste mentalmente y se canse de las medidas de autocuidado:
“El reto es no desfallecer, estar alertas y muy aterrizados con las cifras de lo que está pasando porque la situación es cambiante. Es ser coherentes con la información y no perder esa articulación entre los diferentes actores, hay que darles también esperanza a las personas que por más difícil que sea el covid y el desgaste del encierro, de perder el trabajo o perder seres queridos, hay que prepararnos para levantarnos”, dijo.
Aguirre, del Hospital Pablo Tobón Uribe, añade que el denominado pico de la pandemia no es un elemento de protección que invite a la flexibilidad, por lo que es clave el cumplimiento de la ciudadanía y de las empresas para minimizar los perjuicios.
“Hay otro reto y es que las medidas del Gobierno Nacional para la sostenibilidad de los hospitales sean eficaces, porque estrategias como el Acuerdo de Punto Final aún no se concreta. Con hospitales débiles es muy factible que tengamos que volver a una cuarentena por la falta de disponibilidad de cuidado intensivo”, advierte el directivo .
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municipios antioqueños tienen a la fecha casos activos de covid-19.