<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

A veredas de los corregimientos ya se llega por dirección y no por señas

En dos de los 5 corregimientos se instaló nomenclatura en aquellos lugares donde antes se llegaba con señas.

  • Esta forma de identificación o nomenclatura es común en Santa Elena, donde al interior de un predio puede haber varias viviendas. Las placas recogieron la idiosincrasia del corregimiento, tal como se definió para los otros cuatro corregimientos. FOTO Manuel saldarriaga
    Esta forma de identificación o nomenclatura es común en Santa Elena, donde al interior de un predio puede haber varias viviendas. Las placas recogieron la idiosincrasia del corregimiento, tal como se definió para los otros cuatro corregimientos. FOTO Manuel saldarriaga
19 de septiembre de 2018
bookmark

En el corregimiento Santa Elena, las calles no se llaman San Juan, Maturín o Pichincha, como en el Medellín urbano, sino vía La Raya, Los Patiños o Puerta al Filo, pues allí no hay grandes avenidas sino caminos, rieles y carreteras estrechas que conducen a las distintas veredas, donde todos los vecinos se conocen y nunca se les ocurrió pensar en lo importante que es tener una dirección.

“Es que por aquí la gente se ubica según el sitio; yo por ejemplo vivo enseguida de la tienda de Don Hugo, y así me encuentra el que me necesita”, dice Eliana Atehortúa, residente en la vereda El Cerro.

Pero las realidades han cambiado y ya a Santa Elena, como a los otros corregimientos, no lo habitan solo los campesinos que allí nacieron sino nuevos pobladores que llegaron a vivir en un fenómeno infrenable de conurbación que cada día estrecha más el territorio rural.

En Santa Elena, en 1993, habitaban 4.799 personas; en 2005 ya eran 10.702; en 2010, 14.501; y en 2015, según la proyección del Dane, eran 18.025 habitantes.

Esta realidad hizo que la Alcaldía, desde la Secretaría de Gestión Territorial, pensara en identificar los predios y darle mayor organización al territorio: “cada que vamos a un corregimiento somos testigos de ese crecimiento, por eso decidimos darles nomenclatura a todas las viviendas y predios”, explica José Nicolás Duque Ossa, titular de Gestión Territorial.

La idiosincrasia

Pero no fue solo llegar a instalar placas. Meses antes se hicieron procesos de socialización con la comunidad, buscando que ellos entendieran la importancia del proceso y que participaran en las decisiones.

Para elegir el tipo de placas, se organizaron concursos en los que los habitantes escogieron los motivos y los colores, según su idiosincrasia. Las placas de Santa Elena tienen un colibrí bebiendo el néctar de una flor. En San Cristóbal hay arrieros, matas de café y campesinos sembrando. Las placas, además del número del predio, incluyen el nombre de la vía o paraje y el kilómetro.

Sin embargo, los ciudadanos piden ajustes. En Santa Elena, el agua potable no la suministra EPM sino la Corporación Acueducto Multiveredal, que lleva los recibos de pago a las casas y fincas con un código. Y cuenta Antonio Grajales, administrador, que si bien la identificación de los predios con dirección es una herramienta valiosa, se han generado dificultades.

Explica, por ejemplo, que en su empresa, como nació en el seno de la comunidad, el personal conoce los nombres de todos los clientes y siempre los ubica con facilidad.

“Uno sabe que determinada casa queda enseguida de la de Juvenal o la de Pedrito o al frente de la escuela y allá llega el recibo, pero el problema es que ha venido gente nueva y aunque los vecinos los conocen, nosotros no tanto; y es mejor la claridad”, señala.

Dice que muchos campesinos no acudieron a la cita para reclamar el documento con la identificación de su inmueble y en algunas veredas y condominios, “a la entrada pusieron hasta cinco placas con las direcciones, pero ningún dueño sabe cuál le corresponde”, explica Antonio, por lo que sugiere que se corrija esta falla.

Duque Ossa admite que pudo haber errores, pero que no habrá problema en hacer nuevas visitas de socialización y explicación.

Recalca que la nomenclatura es vital para atender casos de emergencia, ya sea de salud o policiales, también para le entrega de correspondencia de instituciones públicas o privadas y para una mejor gestión de la administración en los territorios.

“En el proceso hemos invertido $1.300 millones; para 2019 la meta es tener listos los cinco corregimientos”, recalca el secretario Duque Ossa.

$1.300
millones invierte la administración municipal de Medellín en este proceso.
El empleo que busca está a un clic

Te puede interesar

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD