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Este es el momento para tomar decisiones ante el riesgo latente de un cuarto pico covid en la región a finales de octubre. Así lo advierte Andrés Aguirre, director del Pablo Tobón Uribe y presidente de la junta directiva de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas.
El departamento tiene varios frentes de trabajo para fortalecer sus capacidades ante un eventual nuevo pico: recuperar el ritmo de vacunación, rodear a los hospitales para que reciban el alivio financiero que tanto necesitan, preparar la disponibilidad de recursos y aumentar considerablemente la capacidad diagnóstica.
Respecto al primer punto, la Secretaría Seccional de Antioquia tiene claro el balance del impacto causado al cronograma de vacunación por las casi tres semanas a media marcha por la escasez de vacunas. “Esperábamos a finales de septiembre tener el 39% de la población con esquema completo y apenas vamos en 34%. Sí, hubo afectación importante”, reconoce en diálogo con EL COLOMBIANO la secretaria de Salud, Lina Bustamante.
Para recuperar terreno, las autoridades departamentales esperan recibir, mínimo, el 13% o 14% de las 3.055.200 vacunas de Sinovac y Astrazeneca que llegaron el lunes al país. Serían entonces más de 400.000 dosis. Además, aguarda por la asignación de biológicos de Moderna de los cuales el país recibirá 1.255.380 entre mañana y el sábado.
En la Seccional también tienen claro qué harán con las dosis de Janssen que le correspondan a Antioquia del millón que llegan desde el sábado. “Las vamos a llevar a Urabá y Bajo Cauca, donde el tema cultural y el orden público nos han causado un rezago importante. Llegar con dosis únicas a las poblaciones hoy vulnerables rurales e indígenas es crucial en el plan de inmunidad y contra el cuarto pico”, dice Bustamante.
“Encontrar y contratar nuevamente al personal requerido requiere tiempo y recursos que no están”. Y tener funcionando cada día una UCI cuesta más de $1.500.000, una cifra que no compagina con los $1,1 billones que les adeudaban hasta hace dos meses a los hospitales de Antioquia, entre las EPS, aseguradoras, entes territoriales y demás. Esto forzó a aumentar sus deudas en $600.000 millones con proveedores y $300.000 millones con sus trabajadores.
Bustamante dice que el plan que lidera la Seccional para fortalecer la red hospitalaria se concentra en dos puntos: revisar y reforzar los planes de emergencia y ayudarles a meterle presión a la Supersalud para que esta garantice el pago oportuno de las aseguradoras a hospitales y clínicas. El otro empujón –asegura– vendrá por cuenta del tercer pago del Acuerdo de Punto Final en el que esperan inyectar recursos del régimen subsidiado aproximadamente por $67.000 millones.
El otro punto débil que preocupa es la ineficacia diagnóstica con el método de pruebas rastreo y aislamiento selectivo –Prass–. La baja realización de pruebas, advierte Yéssica Giraldo, médica epidemióloga e investigadora de la CES, facilitó la prolongación del pico anterior y la dificultad para controlarlo.
“Se realizan menos de 3.000 pruebas diarias, pese a que los modelos hablan que por cada caso se deben realizar entre 20 y 40 pruebas. En Colombia nunca pasa de las cuatro pruebas por caso, y Antioquia viene por debajo de ese indicador”, explica.
Bustamante resalta el aumento en la disponibilidad de médicos generales y enfermeras gracias a la coordinación de universidades para facilitar grados anticipados. La capacidad de respuesta del personal salud para apoyar la primera, segunda y tercera línea. Y también el engranaje del modelo piramidal que permite tener los profesionales requeridos en las UCI.
La región incluso, en el peor momento del tercer pico, logró ofrecer soluciones a otras regiones gracias a la terapia Ecmo con la que cuentan la clínica Somer y Cardiovid, y que trató a pacientes del departamento y otras regiones con diagnóstico crítico que no respondían a otros tratamientos.
“El esfuerzo para fortalecer equipos, capacitar y aumentar personal y ampliar la capacidad instalada en Unidades de Cuidados Respiratorios Intermedios lo tenemos que prolongar aún por un tiempo sin determinar”, dice Ana María González, directora médica de la Somer.
La ventaja, recalca, es que el personal de salud sí ha podido darse un respiro, recuperar el desgaste físico y mental para prepararse nuevamente.
Y aunque aún navegan un tanto a ciegas frente al comportamiento del eventual pico y la incidencia de la variable delta, un par de certezas le permite a los actores de salud avizorar las próximas semanas con esperanza.
Los resultados de efectividad de la vacuna entre la población antioqueña publicados por el Ministerio de Salud ayer arrojó que solo el 0,1% de los posvacunados con Pfizer fueron hospitalizados por complicaciones con el virus y el 0,2% de quienes recibieron Sinovac. Son apenas dos datos que refuerzan lo que las autoridades de salud reiteran sin descanso: para vencer y mitigar al virus vacunarse es el plan A
Cifras en cantidad de camas totales y ocupadas (% de ocupación). Datos al 12 de septiembre
Dosis aplicadas. Corte al 12 de septiembre
Por semana de vacunación
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