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Cinco nuevos animales silvestres y en peligro de extinción recuperaron su libertad tras ser devueltos a su hábitat natural gracias el convenio entre el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Corantioquia y la Universidad CES.
Se trata de tres adultos y dos crías tití cabeciblancos, la especie Saguinus oedipus, que fueron liberados en un predio del Bajo Cauca antioqueño luego de ser sometidos a una intervención médica, biológica y nutricional que les permitió recuperar habilidades para sobrevivir en la naturaleza.
Los tres adultos, tras ser rescatados de familias que los tenían en sus casas viviendo como mascotas, tuvieron un proceso de recuperación que se realizó durante un año en el Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre de la corporación Corpocaldas (departamento de Caldas), mientras que la elección del predio, traslado y monitoreo de los animales fue adelantada por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Corantioquia y la Universidad CES.
En las viviendas, los adultos adquirieron comportamientos que les impedían volver a la libertad y valerse por sí mismos.
El convenio CES, Amva y Corantioquia eligió a Corpocaldas para este proceso debido a la experiencia de esta entidad para la recuperación de titís, que son considerados uno de los géneros más amenazados a la extinción en el país.
“Logramos cambiar estos comportamientos aberrantes y fortalecer sus habilidades para sobrevivir en el medio natural, que identificaran predadores y que buscaran comida en el bosque”, explicó Óscar Ospina Herrera, profesional especializado de Corpocaldas.
Lo positivo del proceso fue que en el centro de atención nacieron las dos crías, que junto al resto del grupo fueron trasladados de regreso a Antioquia.
El equipo del convenio eligió el predio en el Bajo Cauca por hallar allí “ciertas condiciones del ecosistema que les permiten a estos animales sobrevivir, porque que hay suficientes recursos, por ejemplo agua, alimento, refugio, y además es una zona con buena conectividad, es decir, los bosques están conectados entre sí, lo que permite su desplazamiento y a mediano plazo la reproducción y otros procesos”, comentó Ana María Sánchez Zapata, bióloga de este convenio y encargada de liberaciones.
Una vez libres, los animales fueron monitoreados durante dos semanas, en las que se pudo observar que buscaron hojas, insectos, frutos y cortezas para alimentarse. Tenían una fuerte cohesión grupal y se defendían de posibles depredadores. Buscaban refugio y se desplazaban con habilidad y fuerza, todas actitudes esenciales para su supervivencia.
“El esfuerzo de poderlos rehabilitar y liberar es esencial para la conservación de la especie, que tiene un hábitat cada vez más restringido por la deforestación y se ve amenazada por el tráfico ilegal, porque han sido tenidos históricamente como mascotas”, puntualizó la bióloga.
Con los titís se liberaron 21 tortugas morrocoy (Chelonoidis carbonarius), 7 tortugas hicoteas (Trachemys callirostris) y 5 tortugas palmeras (Rhinoclemmys melanosterna).
“Seguimos avanzando en nuestra campaña Paremos, para darle un manejo adecuada a la fauna silvestre, para darles libertad y que estén en su hábitat”, señaló Ana Ligia Mora, directora de Corantioquia.
Este año, el convenio entre el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Corantioquia y la Universidad CES ha liberado 320 animales silvestres, 207 provenientes del Centro de Atención y Valoración del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, 85 del Hogar de Paso de Corantioquia y 30 de otras entidades como Corpocaldas.
El tití cabeciblanco (Saguinus oedipus) también es llamado tití cabeza de algodón o tití pielroja, un pequeño primate es endémico de Colombia, es decir, evolucionó, se desarrolló y se distribuye naturalmente solo en este país.
Está categorizado como Críticamente Amenazado (CR) a la extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza debido.
Cuando son tenidos como mascotas, les quedan secuelas graves en su cuerpo, pues producto de la mala alimentación puede tener deformidades y huesos débiles y quebradizos; también presentar lesiones en la piel, causadas al amarrarlos o vestirlos, algo que hacen comúnmente sus tenedores.
Adicionalmente, los titís expresan comportamientos agresivos, movimientos repetitivos, autolesiones, estrés y depresión, consecuencia de crecer lejos de los de su misma especie e interactuar con los seres humanos y animales domésticos.
Esto, en muchas ocasiones, imposibilita que puedan integrarse en un grupo, porque pierden su identidad y su capacidad para socializar, que en los primates es una de las bases de su vida silvestre.