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Recordar a Simone de Beauvoir en su aniversario

Simone de Beauvoir cuestionó la forma de saberse mujer. Se cumplen 35 años de la muerte de la filósofa francesa.

  • ilustración sstock
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14 de abril de 2021
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En el camino pedregoso que antecede a reconocerse plenamente frente a un espejo o entre el montón de pensamientos que cruzan por la mente, Simone de Beauvoir se preguntó quién era. También qué tanto de ese todo se había desarrollado de construcciones heredadas con las que toda mujer, casada, soltera, joven o adulta, tenía que cargar, así no lo hubiera escogido.

“Lo que hizo que se convirtiera en un nuevo símbolo para la mujer fue su capacidad para construirse como persona”, apuntaba la escritora Rosa Montero en el libro Historias de Mujeres que publicó en 2007. “Simone enseñó que la mujer podía ser por sí misma, además de estar con”.

En El Segundo Sexo (1949), uno de sus trabajos más conocidos y un ensayo feminista que vendió 20.000 copias en su primera semana a la venta, una de las ideas que desarrolló fue que la mujer “es un producto artificial que la civilización fabrica como en otros tiempos fabricaba castrados”, y no quería que la imagen del espejo fuera poco auténtica o le mostrara algo que ella no había decidido ser.

La filósofa y escritora nació en un hogar pudiente y aristocrática en Montparnasse, Francia. La vida acomodada tambaleó cuando la familia cayó en la ruina económica. A pesar de las circunstancias se educó en la Sorbona y posteriormente fue docente. Le destacaban su diligencia, orden y trabajo duro.

Se le conoció en un momento como la “madre de la segunda ola de feminismo” en los sesentas y fue de mente abierta sexualmente. Incursionó en narrativa, una que se basó, en gran medida, en su vida, sus experiencias íntimas, su relación intensa con el filósofo Jean Paul Sartre y las múltiples compañías amorosas y sexuales que los rodeaban.

De Beauvoir falleció un 14 de abril de 1986, hace 35 años. El año pasado se dio a conocer Las Inseparables, una obra que la filósofa redactó en vida pero nunca publicó, dedicada a su amiga de la juventud Élisabeth Lacoin.

Construcciones

Simone de Beauvoir es recordada principalmente por una frase: “No se nace mujer, se hace”. A propósito de las construcciones que hasta el momento se habían hecho de las mujeres, “Beauvoir puede reconocer el peso de la construcción social, incluyendo el género, en la formación de una persona y, aún así, rehusarse a reducir ese ser a un ‘efecto’”, destacó la autora Sonia Kruks, en el ensayo Beauvoir, Gender and Subjectivity publicado en la revista Signs de la Universidad de Chicago.

“Puede concederle un grado de autonomía al ser – como es necesario para conservar ciertas nociones como la acción política, la responsabilidad y la opresión del ser – mientras reconoce las verdaderas limitaciones en la subjetividad autónoma producida por situaciones opresivas”, continuó Kruks en su escrito.

Feministas que se toparon con ella posteriormente señalaron que un texto como El Segundo Sexo era ya anticuado e “identificado con hombres y Sartreano”, dijo en una oportunidad la filósofa Margaret A. Simons y el debate se ha ido ampliando con el tiempo.

Volver a ella

Para algunas es aún clave para el feminismo, sin embargo. Tina Chanter, doctora en Filosofía, destacó en su publicación Abjection and Ambiguity: Simone de Beauvoir’s Legacy, publicado en The Journal of Speculative Philosophy, que libros como El Segundo Sexo tuvieron gran impacto en el feminismo de su momento.

“Dentro del gran barrido de sus inquietudes incluyó historia, antropología, literatura, psicología y filosofía, reflejando entonces la interdisciplinariedad que se volvió un sello en programas de estudios sobre la mujer y de género. Las áreas de investigación que le sirvieron de foco pavimentaron la vía para los temas de las inquietudes feministas que han sido dominantes por un tiempo”.

Algunas de sus luchas se alinean con unas actuales. Para muchas feministas es un referente a la que es necesario regresar. “Todo lo que está asociado al feminismo y a tener estos lentes morados que nos da el movimiento es siempre mirar todo con una visión crítica”, apunta Camila Pérez, integrante de la organización feminista Siete Polas.

Desde su perspectiva, Simone es relevante dentro del movimiento, apunta ella, “porque fue una mujer que en una época donde no se hablaba de estos temas empezó a escribir libros en los que el centro era la mujer y se hacían cuestionamientos de todo tipo, desde el punto biológico, el social, el político y hasta las dinámicas de la casa”.

De hecho, en una entrevista que ofreció en los 70 con la crítica cultural y docente de Harvard Alice Jardine y publicada en esa misma revista de la Universidad de Chicago, Beauvoir charló acerca de la que era su posición en ese momento frente al trabajo que avanzaban varios movimientos de mujeres de su época en Francia. Para ella era fundamental el que se adelantaba en torno a la situaciones de violencia sexual y doméstica. “Dada la resistencia concreta que siempre existe, el intento por hacer que las mujeres que han sido violadas, ayudarlas para que no se sientan humilladas y hacerles ver que es necesario hablar de eso (...) todo eso es sumamente importante”, decía en aquella oportunidad. Fue partidaria de cuidar a la mujeres de la violencia dentro de sus hogares y buscaba maneras de encontrarles refugio.

Para Pérez es clave entender la época en la que Simone empieza a hablar del tema, la forma en que lo hace y “por cómo busca reivindicar a la mujer y sacarla de los diferentes estereotipos y tabúes que existían y siguen existiendo”, no solo desde El Segundo Sexo, sino en otras oportunidades en las que usó las palabras para dar a entender su posición sobre la definición de lo que es ser mujer.

Sus reflexiones siguen sonando, con ojo crítico, para seguir entendiendo mejor esa visión desde la cual contribuyó para que las mujeres pudieran entenderse en diferentes planos de su existencia

1949
fue el año en el que publicó su obra más conocida: El Segundo Sexo.
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