Cuesta creer que un expresso desvela más que un café americano o un “tinto”, como se le conoce a un café negro largo en Colombia. También un café filtrado desvela más que un expresso, a pesar de que este sea más amargo en sabor y no esté diluido.
El expresso es un café corto con una extracción rápida (se prepara entre 25 y 30 segundos) que tiene un sabor amargo y concentrado. Distinto al americano o el tinto que son mezclas diluidas con agua. En estas bebidas se bebe una mayor cantidad de café, por lo que desvelan más que un expresso, a pesar del sabor amargo y concentrado.
Para los amantes del café existe una gran variedad en su preparación, en la que influye la molienda del café, el tiempo de contacto con el agua, la temperatura y el proceso para conseguir el producto final. Esto hace que los resultados de la concentración de la cafeína, el dulzor y en definitiva el sabor de la bebida se modifique.
También depende de otros ingredientes que se añadan, como el chocolate, la leche, el licor o la mezcla con panela, una costumbre característica de los campesinos colombianos. Cada cambio lo hace distinto.
Por ejemplo, el café expresso y el americano son estilos de cafés diferentes porque varían en la forma de preparación y en su concentración. El expresso se prepara con agua caliente a alta presión a través de una pequeña cantidad de café molido fino, por lo que su extracción es rápida y tiene sabores y aceites concentrados del café. Por lo general, se sirve en una taza pequeña de 30 a 60 mililitros (ml).
Distinto al café americano que se prepara agregando agua caliente al café molido en proporciones de 1:1 (una parte de café por una parte de agua), su extracción es más larga y menos concentrada que el expresso; se sirve en una taza más grande y generalmente tiene de 180 ml a 240 ml y tiene un sabor más suave y diluido.
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En el expresso no se agrega agua adicional después de la preparación, mientras que en el café americano el agua caliente se añade al expresso para diluirlo y alcanzar el volumen deseado. La adición de agua cambia la concentración y el sabor del café.
A pesar de que el café expresso tiene una mayor concentración del café molido es un trago más corto y se sirve en una cantidad más pequeña, por lo que la cantidad total de cafeína en una taza de expresso es menor que en una taza de café americano.
”El café corto lleva una menor cantidad de agua y tiene un sabor más intenso por lo que se pensaría que es más fuerte y tiene más cafeína, mientras que el largo se prepara con mayor cantidad de agua y el café se diluye más. Pero el largo tiene mayor cantidad porque el agua y el café se mantienen más tiempo en contacto y la cafeína al ser soluble en agua se extrae más”, dice Valentina Jalil Ramírez, nutricionista dietista de la Clínica Orlant.
¿Y entre un expresso y un café filtrado cuál trasnocha más?
El café filtrado se elabora pasando agua caliente al café molido por un filtro de papel o tela, y el agua gotea lentamente a través del café y se recolecta en una jarra o taza. El expresso es con agua caliente a alta presión con una pequeña cantidad de café molido, usando una máquina de expresso. El agua se extrae rápido, generando un café altamente concentrado.
“Para un expresso se usan entre 8 y 10 gramos de café molido y para un litro de café de filtro se usan 60 gramos de café y salen 4 tazas, quiere decir que hay más café en el filtro y, por tanto, más cafeína”, dice Juliana Zuluaga Molina, nutricionista dietista del CES y con posgrado en Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Standford.
El barista y caficultor Juan Camilo Zuluaga lo explica también en un video de su cuenta de Instagram (@zuluaga.coffee), en el que dice que el café filtrado pasa más tiempo en contacto con el café, ya que su preparación varía entre 2 minutos y medio hasta las 72 horas en casos como el cold brew (preparación en frío). Esto quiere decir que el café filtrado, al pasar más tiempo en contacto con el grano, desprende más cafeína que el expresso, aunque su sabor sea menos fuerte y, por ende, desvela más a las personas.