Antes eran los libros de autoayuda y ahora son las redes sociales. Para muchos, se multiplica cada vez más aquel contenido que tiene como fin hacerle pensar al otro que puede y está en la obligación de estar siempre positivo, de sentirse siempre feliz sin importar las circunstancias.
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Sin embargo, cada vez son más las voces que denuncian las consecuencias detrás de este enfoque. A ese “optimismo” ilimitado se le llama positivismo tóxico y consiste justamente en la imposición —muchas veces propia, pero también por terceros— de estar siempre feliz, omitiendo y negando otro tipo de emociones como el miedo o la tristeza.
“Este concepto nació hace aproximadamente 15 años para denunciar esta especie de tiranía moral que siempre dice: ‘Piensa en positivo, todo está muy bien en la vida’. La clave es comprender que una cosa es tener una actitud optimista, resiliente o esperanzada, y otra cosa muy distinta es el positivismo tóxico, que te obliga a tratar de fingir que estás todo el tiempo bien y lo que hace es una negación absurda de las emociones”, le explicó a EL COLOMBIANO Ana María Arias Cardona, psicóloga clínica y doctora en Ciencias Sociales.
Qué dicen los expertos sobre el positivismo tóxico
Generalmente, es común que las personas confundan el positivismo tóxico con la psicología positiva. El primero, que fue acuñado por primera vez en 2011 y luego definido como la exigencia de una mentalidad positiva, no es igual que el enfoque nacido en los noventa y popularizado por el psicólogo estadounidense Martin Seligman.
Este concepto nace de la necesidad que ve el autor de que la psicología dé un giro, y ya no se limite solo a tratar la enfermedad, sino que comience a estudiar las fortalezas y, por ende, el bienestar humano. Por eso, una de las definiciones es que la psicología positiva lo que hace es analizar los factores y comportamientos que llevan a la felicidad. Y aunque en algunas de sus obras más famosas Seligman ha compartido herramientas para combatir el pesimismo y ha señalado las ventajas de tener una actitud positiva frente a la vida, lo cierto es que esto no consiste en estar feliz siempre e ignorar aquellas emociones o situaciones que consideramos negativas.
En primer lugar, es importante comprender que la tristeza, la rabia o el miedo son claves en la experiencia humana. Arias señala que, “en sentido estricto, en psicología siempre las emociones son positivas. Puede que sean insatisfactorias, incómodas o desafiantes. A ninguno le gusta sentir tristeza, miedo, rabia, frustración, impotencia, desesperanza. No es cómodo, pero es muy positivo porque tiene una función de supervivencia, una función evolutiva”.
Son varias las formas en las que el positivismo tóxico se hace presente hoy en día. Según la experta, algunas de las más comunes son negar las emociones con frases afirmativas como “Yo siempre debo estar bien” o “No debo sentirme triste”. Este tipo de mantras, en vez de aliviar el malestar, lo que pueden ocasionar es una desconexión emocional o con la realidad.
Otra de las actitudes que lo promueven es descalificar el dolor de los otros. Por ejemplo, cuando un amigo dice que está triste y automáticamente se le dice que no tiene motivo para sentir eso, ya que tiene muchas otras razones para estar feliz y mantenerse siempre positivo. Invalidar el duelo o colocarse el automandato de siempre estar feliz bajo toda circunstancia también son otras situaciones en las que se refleja el positivismo tóxico.
Son varias las consecuencias que puede traer vivir bajo esta “tiranía moral”, en palabras de Arias. La principal de ellas es reprimir las emociones, lo que, a su vez, puede traer dificultades a la hora de identificar y señalar las verdaderas necesidades de la persona. De hecho, esa falsa actitud positiva también puede conducir a una mayor insatisfacción.
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Cinco consejos para manejar el positivismo tóxico
Estas son algunas de las recomendaciones de Arias para evitar este enfoque:
1. Hacer un inventario de situaciones desafiantes que viví en la semana.
2. Tomar consciencia de las emocionales difíciles que sentí.
3. Identificar las necesidades insatisfechas detrás de estas.
4. Incorporar la voz autocompasiva en mi diálogo interno: “Estoy sufriendo, es válido que esto sea difícil para mí...”.
5. Contarle a alguien de confianza para conectar con mi vulnerabilidad.
- ¿Qué diferencia hay entre el positivismo tóxico y la psicología positiva?
- La psicología positiva promueve el bienestar sin negar emociones; el positivismo tóxico exige ser feliz siempre, lo que puede reprimir sentimientos naturales.
- ¿Cómo saber si estoy cayendo en el positivismo tóxico?
- Si te obligas a sonreír o te culpas por sentir tristeza o rabia, podrías estar negando emociones importantes.
- ¿Qué efectos tiene el positivismo tóxico en la salud mental?
- Puede causar frustración, aislamiento y desconexión emocional, al impedir reconocer y procesar sentimientos reales.