El gol, ese invitado habitual en los clásicos paisas, no apareció esta vez. Después de 19 enfrentamientos consecutivos con celebraciones, el tablero marcó un inusual 0-0 entre Independiente Medellín y Atlético Nacional, algo que no ocurría desde el 14 de noviembre de 2021. Sin embargo, la ausencia de anotaciones no significó falta de emociones: el duelo dejó dos grandes protagonistas, ambos nacidos desde la solidez defensiva.
En el DIM, el nombre más repetido en la tribuna y destacado en la prensa fue el de Kevin Mantilla. El defensor, que apenas disputa su tercer partido tras una larga lesión, firmó una actuación impecable. Ganó por arriba, anticipó por abajo, corrigió errores ajenos y sostuvo a un Medellín que, por momentos, se vio exigido por la velocidad y potencia de los delanteros verdolagas.
Cada vez que Nacional amenazó con quedar mano a mano, Mantilla apareció como un salvavidas. Incluso llegó a evitar que el portero Washintong Aguerre quedara expuesto en jugadas que olían a gol. Su lectura de juego y su temple en las coberturas le dieron seguridad al equipo local, que celebró su regreso como una verdadera recuperación de un líder.
Del otro lado, la figura fue un hombre acostumbrado a las luces grandes: David Ospina. El guardameta de Nacional no tuvo intervenciones espectaculares, pero sí las más importantes. En momentos de presión intensa por parte del DIM, se impuso con su experiencia, ubicó a su defensa y transmitió calma cuando el clásico más lo necesitaba.
Pero Ospina hizo algo más: atacó desde su propia área. Con sus saques largos, precisos y llenos de intención, generó peligro directo, dejando en más de una ocasión a los delanteros verdolagas en duelos favorables contra los defensores del Medellín. Un recurso que no solo descongestionó a Nacional, sino que también lo acercó al gol.
Además, fue clave en la comunicación permanente con William Tesillo y el joven Simón García, a quien acompañó con indicaciones constantes que ayudaron a sostener la línea del fondo sin fisuras.
El trámite del partido también dejó buenas sensaciones en el mediocampo. Jaime Avarado, por el DIM, y Jorman Campuzano, por Nacional, cumplieron roles determinantes en la recuperación, el orden y el equilibrio. Ambos fueron pulmones que sostuvieron las ideas de sus equipos y permitieron que el juego no se rompiera.
El 0-0 final no se explica por falta de talento, sino por exceso de concentración. Esta vez fueron los defensores quienes se robaron el protagonismo. No hubo espacio para errores, para desconexiones ni para licencias ofensivas. El resultado fue un partido tácticamente exigente, donde Mantilla y Ospina sobresalieron como los grandes responsables de que las redes no se movieran.
Para Nacional, el empate deja sensaciones encontradas: por un lado, la seguridad que transmite Ospina y el orden defensivo; por el otro, la falta de puntería y decisiones finales que le impidieron llevarse un triunfo en un partido donde tuvo momentos de control. Además, el empate lo deja con 4 puntos en la tabla, con una victoria de local y un empate de visitante en el cuadrangular. El equipo verde mostró estabilidad, pero aún debe encontrar más desequilibrio en el último tercio.
En el Medellín, en cambio, el resultado no es el mejor porque venía de perder y se acorta su margen de error en los cuadrangulares, pero se destacan la resistencia y el carácter. El regreso de Mantilla se siente como un fichaje anticipado para el cierre de temporada, y la actitud del equipo cuando le tocó defender fue digna de reconocimiento. Sin embargo, la falta de claridad ofensiva dejó al hincha con la sensación de que el clásico pudo ser suyo si hubiera habido más precisión arriba.