En diez días exactamente será la celebración para despedir los primeros veinte años del siglo XXI y recibir una nueva década.
Cada vez que la humanidad llega al final de estos ciclos, como sucedió en 1999, revive una discusión que este año la RAE problematizó en un tuit: “Cada década comienza en un año acabado en 1 y termina en un año acabado en 0. Así, la primera década del siglo XXI es la que va de 2001 a 2010; la segunda, de 2011 a 2020, etc.”
Aunque el orden de los números naturales señala lo contrario (pues la decena comienza con el número 20), este debate se sostiene en la idea de que en la historia de los calendarios occidentales (primero el romano, luego el juliano y ahora el gregoriano) no existió un año cero, por eso las décadas deberían comenzar a contarse a partir del año uno. Esto es lo que dicen expertos sobre el debate.
Cuando no existía el cero
En el siglo VI, un monje llamado Dionysius Exiguus quiso organizar los años desde el nacimiento de Cristo. Decidió nombrar anno domini, que significa “Año del Señor” a lo que hoy se conoce como la era después de Cristo o d.C. Esto significa que el año 1 d. C. siguió directamente del año 1 a. C., sin que el recuento pasara por el cero.
Pablo Cuartas, doctor en física y profesor de astronomía en la Universidad de Antioquia, explica que “no hubo un año cero porque para el siglo VI no se conocía ese concepto matemático en occidente y por eso tampoco está en los números romanos”.
Para Victoria Eugenia Tobón, magíster en Lingüística y Español, llamar a las décadas como “los años 80 y 90”, por ejemplo, es válido desde el lenguaje porque esta es una forma de dar sentido al mundo. “No solo se trata de que esta sea una forma más sencilla de decir sino que hay un sentido por la raíz de la palabra y porque el número también cambia después del nueve”.
Más allá de su trascendencia, el tema causa curiosidad: Google Trends muestra que las búsquedas sobre el debate se han disparado en el último mes en Colombia. El antropólogo Hernán Darío Gil explica que “los seres humanos tenemos una tendencia a celebrar los finales, porque se crean sensaciones de apertura y expectativa a lo nuevo”. Otro aspecto que resalta Gil es que antes se marcaban mucho los siglos, pero debido al avance de la tecnología, la celebración de las décadas cobra importancia porque las generaciones están cambiando de forma vertiginosa.