La esclerosis múltiple, una enfermedad progresiva para la que no hay una cura definitiva, sería probablemente causada por la infección con el virus de Epstein-Barr, que provoca la mononucleosis (o la “enfermedad del beso”), según arrojan los resultados de un gran estudio de veinte años, publicado ayer 13 de enero por la revista Science.
La investigación, liderada por la Universidad de Harvard, siguió a más de diez millones de reclutas militares en Estados Unidos e identificó a 955 que fueron diagnosticados con esclerosis múltiple durante su periodo de servicio.
La hipótesis de que el virus de Epstein-Barr (VEB) causa esta enfermedad ha sido analizada por diversos grupos científicos durante varios años, pero "este es el primer estudio que aporta pruebas convincentes de causalidad", según el autor principal de la investigación, Alberto Ascherio, de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard.
El científico consideró que se trata de un gran paso porque sugiere que la mayoría de los casos de esclerosis múltiple (EM) "podrían prevenirse deteniendo la infección", además de que tener el virus de Epstein-Barr como objetivo "podría conducir al descubrimiento de una cura para la EM".
Matices frente a los hallazgos
La esclerosis múltiple afecta a 2,8 millones de personas en el mundo. Es una enfermedad inflamatoria crónica del sistema nervioso central que ataca las vainas de mielina que protegen las neuronas del cerebro y la médula espinal.
Establecer una relación causal entre el virus y la enfermedad "ha sido difícil", porque el VEB infecta a aproximadamente el 95% de los adultos, mientas que la esclerosis múltiple es relativamente rara y la aparición de los síntomas comienza unos diez años después de la infección, indica la Escuela de Salud Pública T.H. Chan en un comunicado.
Para determinar la conexión entre ambos hechos, los investigadores analizaron muestras de suero tomadas cada dos años a los militares. De esta manera determinaron el estado del virus de Epstein-Bar en el momento de la primera muestra, su relación con la infección y la aparición de la esclerosis múltiple durante el periodo de servicio activo.
El equipo descubrió que "el riesgo de padecer EM se multiplicó por 32 tras la infección por el VEB, pero no cambió tras la infección por otros virus", precisa la nota.
Así mismo, los niveles séricos de la cadena ligera de neurofilamentos, un biomarcador de la degeneración nerviosa típica de la esclerosis múltiple, solo aumentaron tras la infección por el virus de Epstei-Barr.
Estos resultados, según el equipo de investigadores, "no pueden explicarse por ningún factor de riesgo conocido de la EM y sugieren que el VEB es la principal causa" de la enfermedad.
Ascherio explicó que el retraso entre la infección por el VEB y la aparición de la esclerosis múltiple "puede deberse, por un lado, a que los síntomas de la enfermedad no se detectan durante las primeras fases y, por otro, a la relación evolutiva entre el VEB y el sistema inmunitario del huésped, que se estimula repetidamente cada vez que el virus latente se reactiva".
En la actualidad no hay forma de prevenir o tratar eficazmente la infección por este virus, pero una vacuna o atacarlo con fármacos antivirales específicos "podría, en última instancia, prevenir o curar la esclerosis múltiple", agregó el experto.
No hay que descartar otras causas
Al día siguiente de la publicación del estudio, la Sociedad Española de Neurología (SEN) se pronunció mediante un comunicado oficial reiterando que a día de hoy todavía no se conoce una única causa de la enfermedad, además de que la mayor parte de los estudios siguen apoyando la incidencia de factores ambientales en individuos genéticamente predispuestos.
Según la SEN, los mismos estudios apuntan a que la afluencia de estos factores es crucial durante la niñez y que las dos primeras décadas de vida son fundamentales en el riesgo de padecer esclerosis múltiple.
Además, afirmaron que esta enfermedad degenerativa no sigue un patrón de herencia convencional, sino que se han identificado más de 200 genes que influyen en el riesgo de desarrollarla.
De momento se desconoce cuáles son los factores ambientales directamente relacionados con el desarrollo de la enfermedad, aunque se han estudiado algunos como los malos niveles de vitamina D, el tabaquismo, el consumo de sal, la obesidad en la adolescencia, la exposición a diferentes agentes infecciosos como el virus de Epstein Barr (VEB), entre otros.
En definitiva, advirtió la SEN, aunque hay pruebas sólidas de que la mononucleosis infecciosa es un factor de riesgo importante para desarrollar esclerosis múltiple, también es cierto que la altísima prevalencia de seropositividad al VEB en la población general (95%) y la frecuencia relativamente baja de incidencia de esclerosis múltiple plantea un gran desafío para probar la causalidad directa entre el riesgo de desarrollar la enfermedad y la infección viral previa.