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Cómo ventilar bien los espacios y evitar el contagio de covid por el aire

La mayoría de infecciones ocurre por transmisión aérea, por eso la ventilación de los espacios es una medida importante de protección. Le explicamos

  • La ventilación y el distanciamiento físico son fundamentales para evitar posibles contagios. FOTO MANUEL SALDARRIAGA.
    La ventilación y el distanciamiento físico son fundamentales para evitar posibles contagios. FOTO MANUEL SALDARRIAGA.
Ayúdese contra <br />el covid: siempre elija el aire libre
20 de enero de 2022
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Si lee esto en voz alta, con cada palabra que pronuncia salen cientos de aerosoles y gotas de saliva, aunque no las vea. Si tiene una infección respiratoria, por ejemplo covid-19, también saldrán partículas virales que quedarán suspendidas en el aire o caerán en las superficies cercanas (mesas, suelos, manos, etc) facilitando que alguien más pueda infectarse si entra en contacto con ellas.

Cuanto más fuerte hable mayor será el número de aerosoles y gotas que emita. Así mismo, cuanto más cerca esté de otra persona, cuanto más tiempo comparta con ella y cuanto menos se renueve el aire de un espacio cerrado, habrá mayor riesgo de contagio.

Restaurantes, coros y residencias tipo hoteles han sido escenarios que, desde el inicio de la pandemia, han desencadenado casos de superpropagación en los que usualmente una sola persona contagia a varias más.

Ocurrió en Guangzhou, China, durante la celebración del Año Nuevo Chino (a inicios del 2020): en un restaurante tres familias que estaban sentadas en mesas contiguas resultaron contagiadas. También sucedió en Bélgica: a finales del mismo año, en un hogar de ancianos, un voluntario que llegó para amenizar una fiesta ocasionó, sin saberlo, que más de 100 residentes se infectaran de SARS-CoV-2.

Para ese entonces (cuando la pandemia apenas comenzaba), aún se debatía si el nuevo coronavirus se transmitía efectivamente por el aire o por superficies contaminadas, pero a día de hoy es un hecho: la propagación a través del aire está respaldada por evidencia científica facilitada por investigadores como el docente José-Luis Jiménez, del Departamento de Química de la Universidad de Colorado, Estados Unidos.

Saber cómo se da la transmisión aérea puede servirle a usted para evitar riesgos, cuidarse y cuidar a los demás. Como dice el mismo Jiménez, citando a Kurt Lewin, “no hay nada más práctico que una buena teoría”.

Transmisión por aire en interiores

Entender cómo funciona

Los aerosoles y gotas son emitidos también al toser, cantar, gritar, estornudar, e incluso, solo respirar. Esa saliva o fluido respiratorio (el líquido que humedece el interior de los pulmones, la tráquea, la nariz, etc) pueden “portar” dentro de sí partículas virales como las del SARS-CoV-2 que pueden infectar a una persona sana si las inhala (si son aerosoles) o las tiene en sus manos (si son gotas) y se toca ojos, nariz o boca.

El tamaño individual del nuevo coronavirus es de 0,12 micras. Mucho, mucho más pequeño que un cabello humano que, en promedio, mide unas 70 micras.

Ahora bien, los aerosoles son un poco más grandes que las partículas virales. Aquellos que miden menos de 100 micras son los que pueden inhalarse porque logran permanecer suspendidos en el aire. Cuando superan las 100 micras se les considera gotas que, al ser expulsadas, caen por la fuerza de la gravedad (ver infografía).

Teniendo esto en cuenta, son tres las formas en las que puede ocurrir el contagio de SARS-CoV-2 a través del aire. Según el docente Jiménez, con base en los hallazgos del estudio en el que participó (ya revisado por pares), publicado en ACS Publications y firmado por otros 21 investigadores, la primera es por proximidad con un infectado, es decir, por estar a una distancia (sin tapabocas o con uno de mala calidad) similar a la que adopta cuando conversa con alguien. Esta, según explica, es una de las formas de mayor riesgo porque se inhala el aire que exhala la otra persona.

La segunda forma de contagio se daría por compartir el aire de una misma habitación a raíz de la poca ventilación. Una de las conclusiones en este punto, dice, es que los supercontagios (como los mencionados al inicio) ocurren de esta manera.

Finalmente, están los contagios a mucha distancia, que si bien son menos frecuentes, son posibles, por ejemplo, cuando un edificio comparte conexiones internas de aire acondicionado sin filtros adecuados, y lo lleva contaminado de una habitación a otra.

¿Estos tres contextos tienen algo en común: la poca o nula dilución del aire. El sarampión, la influenza y la tuberculosis se transmiten bajo estos contextos y, según explicaciones de Juan Carlos Cataño, médico infectólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, de ahí que las medidas para evitar la propagación del covid-19 hayan impactado también en la disminución de la ocurrencia de otro tipo de infecciones respiratorias agudas.

La solución es la ventilación

Añadido a la cantidad de aire que circule, es importante tener en cuenta el tiempo que pase allí pues, conforme aumenta, más virus se acumula en el aire y, a su vez, más aire “contaminado” respirará.

Hay una cantidad de virus necesaria para infectarse, señala la PhD en Virología, María Cristina Navas. “Las partículas virales en realidad tienen que correr una carrera contra el tiempo y contra todas las barreras químicas y físicas que tiene el organismo para interrumpir la infección”.

Desde que el virus entra en contacto con alguna de las mucosas ya se encuentra con una barrera, por eso, si no hay suficiente cantidad de partículas puede ocurrir una infección abortiva, es decir, que no tenga lugar la infección.

En ese sentido, la investigación hecha por Jiménez señala que entre más grande sea la habitación, mucho mejor porque el aire se diluye más, “respiramos el mismo aire, pero hay menos virus”.

¿Y si no puedo ventilar?

En caso de que no sea posible ventilar de forma natural (ver Claves) deberán usarse filtros que atrapan el microorganismo. Así lo hacen los aviones: pasan el aire por un filtro HEPA que atrapa el 99 % de las partículas, incluso las que miden de 0,1 a 0,3 micras.

Así mismo, usar o no un buen tapabocas marca la diferencia. De acuerdo con recomendaciones hechas por Navas, es importante recordar que la mascarilla “no debe quedar con espacios entre el rostro, hay que ajustar bien la parte superior de la nariz y no girar las cuerdas de las orejas para evitar huecos en las mejillas”.

Un truco para verificar consiste en inhalar y exhalar profundo, si el tapabocas se contrae hacia su rostro es una buena señal de ajuste. Recuerde que el objetivo principal es que tanto el aire que ingresa como el que sale de su sistema respiratorio debe ser filtrado, reduciendo así la emisión y la entrada de aerosoles.

Finalmente, para disminuir el riesgo de contagio por gotas (que tiende a ser menor frecuente) es necesario mantener el lavado constante de manos y la desinfección de objetos.

Saber que los virus y las bacterias están ahí, rodeándolo, no debe ser motivo de pánico, finaliza Cataño. “Han estado aquí desde siempre, saberlo debe servirnos para tomar consciencia y ser responsables a la hora de evitar infecciones”.

Además, tenga en cuenta que la protección no está garantizada por una sola medida de autocuidado. Lo ideal es “mezclar” las responsabilidades, tanto las individuales como las colectivas, mantener la distancia física, si es un lugar concurrido limitar su tiempo allí, evitar tocarse el rostro (ojos, nariz y boca), que los gobiernos destinen recursos para la prevención y la atención, y vacunarse. Recuerde que en conjunto las medidas suplen las debilidades de unas y otras

Infográfico
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