Cuentos que le ayudan en la prevención del abuso sexual infantil

Están hechos con ese propósito, el de explicarles y enseñarles a los niños. Recomendaciones.

Es importante que tras cada cuento haga preguntas a los niños sobre sus emociones, lo que más les gustó, lo que no o si hay algún personaje con el que se identifican. Al narrarlo, es importante la entonación. FOTO sstock

Había una vez un escritor francés llamado Charles Perrault, quien a finales del siglo XVII comenzó a contar los cuentos con la frase Il était une fois (había una vez). Le dio tanto resultado que fue su sello para iniciar cualquier relato que él considerara maravilloso, fuera propio o adaptado de la tradición popular europea como Caperucita roja, El gato con botas, Pulgarcito y La bella durmiente.

Esa sola frase, ese inicio tan tradicional emociona porque da pie a historias fantásticas, que como dice el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, en su cartilla Manual de Terapias Lúdicas, abre la posibilidad que tienen estos relatos de ser contados más que de ser leídos. “Contado transmite una serie de mensajes que no transmite el leído. Apoyados en esto podemos trabajar aspectos como la angustia, la agresividad, el miedo o la necesidad de protección de los niños y las niñas”.

Trabajando con cuentos

La psicóloga clínica Catalina Vertel, gerente de la IPS Creciendo con cariño, de la Corporación de Amor al Ñiño Cariño, comenta que los cuentos se usan para narrar historias que muchas veces no son sencillas o posibles de hablar sin rodeos ni abstracciones. Es una herramienta pedagógica para temas tan complejos como la prevención del abuso sexual.

“Los usamos porque nos permiten la construcción de nuevas realidades con los niños y adolescentes, reconocer con ellos y construir un mapa de riesgos de esas cosas tan complejas que nos cuestan a los adultos explicar y les ayuda a ellos a potencializar la idea de ser autónomos de su autocuidado y a reconocer esas redes de apoyo que les puede acompañar cuando son víctimas de la violencia sexual”, cuenta Vertel.

Para Mabel Patiño Jaramillo, psicóloga y máster en salud mental de niñez y adolescencia y gerente del Centro Psicoterapéutico Jugar para sanar, en prevención de violencias sexuales se trabaja con muchos cuentos, “y los padres los pueden leer, escuchar en audiocuentos, también los hay en YouTube con animaciones, hay cuentos especiales de acuerdo a cada etapa de desarrollo”.

Vertel invita a los padres a comenzar con esos relatos tradicionales de Perrault, por ejemplo, y que han contado la historia de los derechos de los niños vulnerados e ir transformando y migrando a nuevas lecturas. “Es sacarle todo el provecho a las historias conocidas que pueden generar cuestionamientos. Agarrar a caperucita y preguntarles a ellos, ¿qué hubiera pasado si tuviera otro final o si caperucita hubiera tenido un nombre propio o alguien que la cuidara de verdad? El mismo cuento nos puede llevar a identificar riesgos que posiblemente los niños vivan pero que nunca se han sentado a hablarlo”, comenta.

La ayuda para padres se complementa con los cuentos modernos hechos específicamente para prevenir el abuso, que se hacen, indica Vertel, con historias sencillas e ilustraciones y que son capaces de estimular la imaginación, activar el entendimiento para que los niños formen sus propios criterios. Algunos que recomiendan las profesionales son: El libro de Tere, El libro de Sebas, La regla de Kiko y la mano, En el bosque de los puerco espines, Estela grita muy fuerte, Ojos verdes y Cata y Benja.

Si le es difícil hablar de abuso y su protección, estos cuentos, recomendados por los expertos consultados, lo pueden ayudar. Así que colorín colorado, este cuento apenas ha empezado

En el bosque de los puerco espines
Cuento escrito por la psiquiatra colombiana Isabel Cuadros Ferré, según la doctora Vertel su lectura puede ayudar a la prevención del abuso sexual. Editado por la Corporación de Amor al niño Cariño en Medellín y la Asociación Afecto, lo puede conseguir físico en la IPS Creciendo con Cariño y aquí lo puede escuchar gracias a la Corporación Cariño que lo cedió para los lectores de EL COLOMBIANO