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Claves para ser más productivo, es posible hacerlo sin estrés

Contrario a la sensación de estrés que puede asociarse a este concepto,
lo ideal es estar más tranquilo. Le contamos las claves para lograrlo.

  • Contrario a lo que podría pensar, la productividad no tiene nada qué ver con estar ocupado. Busque la eficiencia aunque sea con pocas tareas. FOTO DONALDO ZULUAGA.
    Contrario a lo que podría pensar, la productividad no tiene nada qué ver con estar ocupado. Busque la eficiencia aunque sea con pocas tareas. FOTO DONALDO ZULUAGA.
23 de diciembre de 2021
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Hacer lo que se propone, en el tiempo en que se lo propone, sin dañar aspectos de su vida personal a nivel físico o mental, así es como Jaime Rubiel, especialista en productividad con estudios en Neurociencias, define el concepto de productividad.

Contrario a esa definición, dice Rubiel, el concepto tiende a asociarse con tener que estar muy ocupado la mayoría del tiempo, sin embargo, detalla que se trata de lo contrario. “Suele haber una mala comprensión del tema de la productividad. En realidad se trata de ver qué tanto impacto están generando mis acciones, algo que justamente está en detrimento de estar ocupado”.

Así, lo ideal es que las actividades que realice en el día, independiente de qué tantas sean, tengan impactos significativos en los objetivos que quiere lograr. El especialista cuenta que es importante preguntarse “¿esto que voy a realizar hoy va a tener resultados en la compañía, por ejemplo? Y muchas veces, una actividad que me toma apenas dos horas, genera un gran negocio para el año siguiente”.

Este tipo de reflexiones se aplican para todos los ámbitos de la vida: personal, laboral, familiar. De acuerdo con Nicolás Cadavid Betancur, psicólogo clínico y docente de la Facultad de Psicología de la Universidad CES, la productividad abarca a la vida misma: desde los hobbies hasta el entorno laboral, “incluso en las relaciones de pareja podemos empezar a ser más productivos”, comenta.

Productividad laboral

Rubiel y Cadavid coinciden en que la productividad en lo laboral es una de las que más llama la atención entre las personas, sobre todo a raíz del surgimiento de conceptos como multitasking (multitarea) y trabajo bajo presión.

Con respecto al primero, José Antonio Marina, filósofo especialista en Ciencias Cognitivas, en el libro Neurociencia educativa: mente, cerebro y educación, explica que se trata de un mito: el cerebro no puede llevar a cabo dos procesos de manera simultánea. “Nuestra predisposición genética a la supervivencia dirige al cerebro para que se centre solo en un asunto por vez”. Si no fuese así, continúa, disminuiría la capacidad de reaccionar de forma rápida y precisa ante una amenaza. Por eso, es pertinente desterrar este concepto de los objetivos relacionados con la productividad.

El trabajo bajo presión, por su parte, dice Cadavid, es presentado como necesario por varias compañías y, si no se tiene, hay un “vacío” en el profesional. Esos dos conceptos pueden ser recursos para el trabajo, pero hay que ser lo suficientemente coherente y saber que pueden traer descuidos como consecuencia de no poder prestar la suficiente atención”. Por ello terminar las tareas, aunque sea de a una, pero con determinación, es clave.

Herramientas

Trabajar todo el día, ser disciplinado, pero no lograr resultados... Este tipo de situaciones pueden analizarse desde distintos puntos, señala Rubiel. Sin embargo, afirma que en general para encontrar soluciones, más que enfocarse en metodologías, se trata de repensar y priorizar aquellas actividades diarias para decantarse por aquellas que pueden tener un impacto mayor en lo que quiere lograr. Como ejemplo práctico Rubiel trae esta situación a nivel macro, pero que puede trasladarse a lo micro.

Como individuo elija máximo tres metas en su vida para trabajarlas, “si nos pasamos más de tres se dispersa nuestra atención”, explica. Posteriormente, determine si se trata de una meta profesional o personal.

Con esas tres grandes metas puede sentarse cada domingo y organizar su semana. En tres columnas ubique las tres metas (y agregue una cuarta para el tiempo de ocio) y en cada una ponga las actividades que lo acercarán al objetivo. “Así me voy a dar cuenta a nivel visual si a la meta 2, por ejemplo, no le he puesto ninguna actividad y la tengo descuidada. En definitiva, lo que no planifico no existe para mí”. En la columna de ocio estarán aquellas actividades que no tienen nada que ver con las metas.

Este método puede adaptarlo a su ritmo laboral (diario, mensual, anual), además, recuerde que puede trascender a otros ámbitos. “Tendemos a priorizar lo urgente (que tiende a ser lo laboral), pero también podemos priorizar por lo que nos gusta, lo que nos divierte”, añade Cadavid.

Tiempos y objetivos

Además de la herramienta puntual expuesta por Rubiel, el psicólogo Cadavid enfatiza en la importancia de no enfocarse sin descanso en una o varias actividades, pues puede agobiarse. Las pausas son necesarias para rendir. “Pararnos, tomarnos un café, compartir con mi equipo de trabajo y conversar de otras cosas, esos espacios no se pueden perder, luego uno retoma mucho más tranquilo”.

Por otro lado, enfóquese en objetivos alcanzables. Si quiere ser productivo con la lectura empiece leyendo al menos una página de un libro que le llame la atención, o si quiere serlo con el ejercicio empiece caminando 5 minutos. “Así será más probable que termine leyendo luego un capítulo entero o que termine haciendo veinte minutos de ejercicio. Hay que arrancar por algún lado, a veces nos ponemos objetivos muy grandes”, y agrega que medir la productividad en relación a un objetivo desbordado no va a ser favorable. Deben ser objetivos cumplibles.

¿Cuándo parar?

La salud mental tiene una relación directa con la exigencia de productividad, comenta Cadavid. “Es algo que también nos puede pasar factura y nos agota”, comenta y hace referencia al Síndrome de Burnout (o del trabajador quemado) que puede desencadenar sintomatología física como dolores de cabeza, nublamiento en los ojos e inclusos parálisis faciales. “Esos factores físicos hay que identificarlos porque se trataría de que esa actividad o actividades ya no están siendo gratificantes para la vida”.

En ese caso, continúa, es importante buscar ayuda en la red de apoyo: actividades lúdicas, ir al cine, pasear e implementar estrategias de mejora como las ya mencionadas. Si esto no surte ningún efecto será importante buscar acompañamiento profesional en psicología.

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