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Lo que para Andrea comenzó hace cinco años como una catarsis, como una terapia, como una distracción en sus pausas de trabajo o en las estadías en los aeropuertos, es hoy su proyecto de vida.
Su meta era publicar un libro de fotografía con el registro de los viajes que había hecho por varios países, pero mientras hacía una escala en Los Ángeles, antes de su regreso a Medellín, descubrió las mandalas y sus planes cambiaron. Las fotos se convirtieron en gráficos, ilustraciones, en pequeñas cuadrículas y círculos para colorear.
Es la autora de Mandalas para el Alma, publicación que durante dos años consecutivos (2015 y 2016) lideró las listas de los libros más vendidos en Colombia, según la Librería Nacional. Desde su primera publicación en 2015 (ya lleva nueve) ha vendido más de 200.000 copias.
“Más que dibujos para colorear son una conexión, una forma de equilibrarnos y meditar de una forma activa”, dice la creativa al explicar que ella misma vivió un cambio espiritual en su vida y por eso asumió el reto, sin grandes pretensiones, de hacer el primer libro.
Cuando volvió a la ciudad, luego de sus viajes tomando fotos para su texto, comenzó a compartir sus Propias mandalas en redes sociales usando el hashtag #mandalasparaelalma con la idea de participar con su círculo cercano el proceso de “sanación” que estaba viviendo y “esto desencadenó en esta locura tan bonita”.
Sobre las mandalas (tendencia oriental, que consiste en rellenar diseños concéntricos) cuenta que “es increíble cómo se conectan las personas a través del dibujo, porque nuestras chacras (centros de energía) se activan con esos colores”. Para quienes apenas se están vinculando con estas figuras recomienda iniciar con diseños amplios y de círculos grandes, además de colorear con marcadores, para evitar frustraciones tempranas buscando la perfección de los trazos y los rellenos.
“El proceso cada uno lo lleva como lo quiere, es tan fácil o complejo como uno mismo quiera, inicialmente solo puede ser colorear, pero luego puede ser un proceso de autoconocimiento, a partir de descubrir las razones del color o el lápiz que se escogió, del tipo del trazo o las figuras seleccionadas, todo eso habla de ti y eso es muy bonito”.
Añade que cada mandala tiene una razón de ser, que las figuras parten de un centro, “que es la conexión con la glándula pineal (que entre otras funciones regula los patrones del sueño) “y detrás de todo hay un cuento científico y espiritual, que logra un balance dentro del ser humano”.
Lo que inició como una publicación en redes sociales es hoy una empresa constituida en la que ella es la cabeza, tanto así que la editorial Planeta compró los derechos de sus publicaciones para venderlas en Estados Unidos y Centroamérica.
En las próximas semanas vienen tres libros más, Mi vida en cuarentena, Journal para el alma y Mandalas viajero, este último título combina toda la esencia de esta tendencia oriental con una completa guía turística de diferentes países, los mismos que ella recorrió mientras perseguía el sueño de editar un texto de fotografía.
“Queremos que las personas sean felices y encuentren espacios de tranquilidad, por eso quisimos crear un movimiento donde podremos devolverle al universo todo aquello que nos ha regalado”.
Desde su editorial también saldrá el libro Cocina Azul, escrito por Manuela López, a la vez que prepara el lanzamiento de su sitio web bajo la marca Andre Agudelo, así como un planeador de actividades, agendas y libros de mapas de sueño para proyectar 2021.
Su tarea la quiere expandir más allá de las publicaciones y las ventas y por eso se ha vinculado varios proyectos sociales en los barrios de la Comuna 13 con donación de libros y otras propuestas de mejoramiento urbano y de calidad de vida.