El turismo en Colombia atraviesa una fase de expansión que ya no se explica solo desde los destinos consolidados, pues las cifras recientes muestran que el crecimiento se está desplazando hacia territorios específicos, con dinámicas propias, inversiones focalizadas y un aumento sostenido de viajeros nacionales e internacionales. No se trata de una moda ni de una promesa retórica, sino de un proceso medible que empieza a redefinir el mapa turístico del país, especialmente fuera de los grandes polos tradicionales.
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Ese cambio quedó documentado en un estudio elaborado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, ProColombia y Cotelco, que analizó la evolución del turismo entre 2019 y 2025 en cinco departamentos: Cauca, Antioquia, Bolívar, Nariño y Tolima, y cruzó variables como formalización empresarial, conectividad aérea y terrestre, gasto turístico, empleo e inversión pública, con el objetivo de permitir comprender el turismo como una actividad económica estructural y no solo como flujo estacional.
La selección de estos territorios responde a criterios claros: presencia de proyectos regionales impulsados por la Asociación Colombiana de Turismo Responsable (Acotur), o avances como destinos sostenibles certificados y participación de municipios PDET, es decir, zonas históricamente afectadas por el conflicto armado que hoy hacen parte de procesos de transformación de largo plazo. Y esa condición obliga a una lectura cuidadosa: hablar de destinos emergentes no implica generalizar departamentos completos, implica, más bien, identificar ciudades, corredores y municipios puntuales donde el turismo muestra señales concretas de consolidación.
Por eso, el análisis no desconoce los retos de orden público ni las brechas territoriales. Al contrario, pone el foco en aquellos núcleos urbanos y rutas específicas donde la inversión, la conectividad y la formalización han permitido construir oferta turística viable. Como lo señaló Carmen Caballero, presidenta de ProColombia, “este estudio confirma que el turismo está llegando con más fuerza a las regiones, generando empleo, dinamizando economías locales y abriendo oportunidades para que nuevos destinos se posicionen en Colombia y el mundo”.
1. Cauca: Popayán como eje del turismo interno
En el Cauca, el crecimiento turístico se explica desde lugares concretos. Popayán concentra la mayor parte del flujo de viajeros, especialmente en temporadas como Semana Santa, y se ha convertido en el principal nodo del turismo interno del departamento. Entre 2019 y 2024, el número de turistas nacionales aumentó 51,9%, acompañado de un gasto promedio por viaje de $422.815.
Este avance ha estado respaldado por un fuerte incremento de la inversión pública en turismo, que pasó de $3.293 millones a $17.987 millones en términos reales. Aunque el Cauca no cuenta con aeropuerto internacional, la conectividad aérea nacional y la movilidad terrestre hacia Popayán muestran una tendencia creciente, lo que posiciona a la ciudad como un destino cultural y patrimonial con potencial sostenido.
2. Antioquia: Medellín y su red de municipios en expansión
Antioquia, por su parte, combina consolidación y crecimiento, y aunque Medellín sigue siendo el ancla del turismo internacional, municipios como Rionegro y Envigado refuerzan una red que amplía la oferta urbana y de negocios, mientras localidades patrimoniales como Santa Fe de Antioquia, Jericó y Jardín empiezan a ganar protagonismo.
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El departamento recibió más de 1,1 millones de turistas extranjeros en 2024, un aumento de 156% frente a 2019, y triplicó su oferta formal de servicios turísticos, con más de 20.600 prestadores registrados en 2025. Además, la conectividad aérea, encabezada por el aeropuerto José María Córdova, refuerza ese papel articulador.
3. Bolívar: Cartagena como nodo y expansión hacia el territorio
Aunque Cartagena es un destino tradicional, Bolívar aparece como emergente por la forma en que su crecimiento se extiende hacia municipios vecinos. Mompox y San Basilio de Palenque destacan como polos culturales que complementan la vocación internacional del departamento.
Entre 2019 y 2025, el número de prestadores turísticos se duplicó y la conectividad aérea se fortaleció desde el aeropuerto Rafael Núñez. En 2024, Bolívar recibió más de 855.000 turistas extranjeros, con un gasto promedio por viaje de USD 1.752, lo que refuerza su papel como hub del Caribe colombiano.
4. Nariño: Pasto e Ipiales en un corredor binacional
En el sur del país, Nariño construye su potencial desde Pasto e Ipiales, ciudades que funcionan como corredor estratégico para el turismo binacional y de naturaleza. En paralelo, la inversión pública en turismo creció de manera sostenida y la oferta formal se duplicó entre 2019 y 2025.
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Pese a que el turismo internacional aún es limitado en volumen, los mercados de proximidad, especialmente Ecuador, sostienen una economía turística en recuperación. El gasto promedio del visitante extranjero supera los USD 1.600 por viaje, lo que muestra una demanda con capacidad de consumo en un proceso aún gradual.
5. Tolima: Ibagué y el turismo de cercanía
Tolima se consolida como un destino de descanso y naturaleza cercano a grandes centros emisores. Ibagué concentra la conectividad terrestre y aérea, con un aumento del 45% en pasajeros por vía terrestre y un crecimiento cercano al 74% en pasajeros aéreos frente a 2019.
La formalización ha sido acelerada: los prestadores con Registro Nacional de Turismo pasaron de 1.276 a 3.700 en seis años, y en 2024, el gasto turístico nacional creció 43,9% y la ocupación hotelera superó los niveles prepandemia, confirmando un destino funcional, más asociado a escapadas y turismo interno que a grandes flujos internacionales.
En conjunto, estos cinco destinos muestran que el turismo emergente en Colombia es un proceso desigual, territorializado y medible, que avanza allí donde la inversión, la conectividad y la articulación público-privada logran sostener una oferta real. En palabras de José Andrés Duarte, presidente ejecutivo de Cotelco, el fortalecimiento de los prestadores “con calidad, seguridad y cumplimiento de la ley” es la base para garantizar experiencias consistentes en estos nuevos escenarios turísticos del país.