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Breadcrumbing

o entregar solo

migajas de amor

Un tipo de vínculo poco sano que busca mantener activo el interés de alguien, aunque no se quiera un compromiso real con esa persona.

  • La teoría del apego tipifica los distintos modos de vinculación entre personas. Uno de ellos es el apego evitativo, caracterizado por la adopción de una actitud defensiva ante la cercanía y la intimidad con los otros. FOTO PIXABAY.
    La teoría del apego tipifica los distintos modos de vinculación entre personas. Uno de ellos es el apego evitativo, caracterizado por la adopción de una actitud defensiva ante la cercanía y la intimidad con los otros. FOTO PIXABAY.
24 de junio de 2022
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Ningún individuo podría saciar el hambre ni mantenerse saludable si come solo migajas de pan. De igual modo, ninguna relación amorosa sobreviviría de forma sana si se alimenta solo de migajas de afecto. El breadcrumbing, como el ghosting (desaparecer sin explicación) y el gaslighting (manipulación), es un término anglosajón utilizado para definir comportamientos específicos en la interacción con los demás, sobre todo, con posibles parejas afectivas.

Al español el concepto traduce “migajas de pan” e ilustra aquellos vínculos que se sostienen en el envío de señales coquetas, pero evasivas, que buscan atraer y mantener el interés de una persona, aunque no se tenga la intención real de un compromiso romántico.

Nada nuevo

Desde mediados de los años noventa, la teoría del apego tipifica los distintos modos de vinculación entre personas. Uno de ellos es el apego evitativo, caracterizado por la adopción de una actitud defensiva ante la cercanía y la intimidad con los otros. “En este tipo de apego encontramos manifestaciones como el llamado ‘donjuanismo’”, señala Julieth Zapata Restrepo, directora de la maestría en Psicología Clínica de la Universidad San Buenaventura, “que es un tipo de vinculación de corte narcisista en la que se teje una relación superficial, se espera del otro admiración o que sea solo un suministro en un proceso de galanteo”.

Así, el breadcrumbing no es un fenómeno nuevo, lo que ocurre es que en la actualidad hay mayor acceso a la información y, por ende, es más fácil darse cuenta de lo que se está viviendo y ponerle un nombre. “Pasa desde hace muchos años, sin embargo, sí es verdad que con las nuevas dinámicas del amor hay naturalmente menos compromiso”, complementa el psicólogo Nicolás Cadavid, docente de la Universidad CES, y en relación con el apego aclara que “no es malo en sí mismo, nos permite desenvolvernos, crecer, cuidarnos, aprender del otro, pero hay unos tipos que sí pueden ser patológicos y generar vínculos poco sanos”, como el que puede desarrollarse a raíz del breadcrumbing.

¿Qué hacer?

En lo más hondo de esta forma de relacionarse se esconde un mecanismo de defensa y un temor al abandono, apunta Zapata. Este tipo de personas suele asociar el compromiso a un profundo dolor ocurrido en la infancia o muy temprano en la vida. Además, quienes se conectan con estas propuestas vinculares desconfían también de la posibilidad de ser amados.

Por otro lado, quienes permanecen y “aguantan” suelen ser individuos que no logran reconocer sus habilidades y el valor que tienen como personas, tienen temor a la soledad y una falta de herramientas para hacerse cargo de lo que ocurre y salir de ese tipo de relaciones que, si bien no implican un maltrato directo, si son causantes de sufrimiento. “Es importante identificar las conocidas green flags”, añade Cadavid, o sus contrarias las “red flags” (ver Para saber más), que generan alertas positivas o negativas para permanecer o no en un vínculo interpersonal.

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